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- MEMORANDO -

Los montajes del director (o como se lo monta el director)

Los montajes del director (o como se lo monta el director) José Manuel Caballero Bonald, poeta jerezano nacido en 1926, acaba de reunir toda su composición poética en un libro titulado “Somos el tiempo que nos queda”. En ese libro el poeta ha decidido revisar muchos de sus poemas en lo que ha denominado “ejercicio de humildad”. Es claro que el autor no estaba satisfecho con los resultados finales de algunos de sus poemas y por ese motivo decidió las modificaciones que suponemos para mejor. El autor está en su derecho de hacer lo que le venga en gana con su obra, puesto que él es el único que puede hacerlo ya que es suya. Pero ¿es esto ético? ¿Se puede cambiar lo que es una obra de arte a capricho del autor? Imaginemos que un pintor no está satisfecho con un cuadro y se presenta en la casa del propietario y le pega dos pinceladas de color azul. Lo que para el pintor es totalmente válido para el propietario del cuadro puede ser una suerte de desastre y enviar al pintor a galeras por el resto de su vida.
Esto me lleva a considerar si es lícito, amen de ético, el reformar algo que ya se ha convertido en patrimonio de todos. Novelas, esculturas, cuadros, edificios que han sido concebidos en tiempo y forma son modificados por la caprichosa (in)capacidad de sus legítimos creadores o lo que es peor por otros ajenos a los mismos.
El caso mas flagrante del mundo del arte es el cine. Últimamente el cine se ha convertido en el mayor productor de dobles y triples versiones de lo que debiera haber sido una sola composición;. los famosos director’s cut. Ya no existe prácticamente película que no cuente con un montaje o adición posterior de escenas por parte del director, productor o el que lleva el catering si se tercia. El timo al espectador es patente. No estamos viendo en el cine lo que es realmente el producto, si acaso se nos da un avance de lo que veremos cuando el producto salga en formato DVD. Y no estamos hablando de extras como podrían ser cuadernos de rodajes, trailers etc, sino de verdaderos remontajes de la película e inclusión de escenas que al parecer los espectadores cinematográficos no tienen el derecho de disfrutar de ellas.
Casos flagrantes como El señor de los anillos –cuya tercera parte, según algunos entendidos, resulta poco menos que incomprensible si no se ha visto el DVD de la segunda- hace que el espectador cada vez entienda menos la industria cinematográfica. Bueno entenderse si que se entiende, ya que es evidente que la pretensión de esta industria es generar cuantos mas beneficios mejor, a costa del incauto que paga dos o tres veces por el mismo producto con modificaciones matizadas.
¿Qué diríamos los lectores si cada dos años nos vendieran una versión diferente de nuestra novela favorita a la que se le hubieran añadido dos capítulos? Es seguro que pondríamos el grito en el cielo, insultaríamos al autor por pesetero, o eurero que es mas parecido a usurero, y no compraríamos esa revisión. Sin embargo en el mercado del cine no ocurre lo mismo, compramos una y otra vez lo mismo con el añadido de director´s cut y nos quedamos tan anchos.
Somos muy raritos
© Alfonso Merelo 2004

7 comentarios

Tomás -

No soy fanático, ni sumamente objetivo. Pero vamos por partes. ¿Que ocurriría si siendo el autor ponen límites a tu obra...? Pues lo que ocurrió con el Señor de los Anillos. Ni modificaciones ni versiones. Si una productora, que es la que te paga el pan, te dice que NO cuentes con 4 horas y pico de pelicula. Si no que te resumas a tus tres horitas justas... ¿Que haces?. Pues lo que hizo el señor Peter Jackson, el hizo su pelicula, que mas tarde adapato a su productora y eso es lo que vimos en el cine. Es decir que muchas veces la obra esta hecha y luego se adapta... si no que se lo pregunten a un montón de \"pintores\" que la censura tapo de sacrilegio y ellos adaptando su obra \"retocaron\" para que diera a luz. Siento estar en contra de tu opinión pero creo que los verdaderos artistas tienen muy claro lo que quieren hacer. Pero muchos no dependen de ellos mismos para realizarlo.

JIP -

Comprendo, por supuesto, tu posición y no te falta razón... pero yo, por mi parte, entiendo que la obra es obra en el momento en que nace, sea expuesta, publicada, o no... tanto si llega al gran público como si jamás ve la luz... Por eso, quizá, mi concepto de la libertad del autor para con su obra es mayor.

Un saludo.

Alfonso -

No discuto la validez de una modificación, siempre que ésta se haga cuando no haya sido expuesta previamente al público. Cuando una obra de arte pasa a ser del patrimonio público, desde mi punto de vista, deja de pertenecer al autor y pasa a convertirse en un patrimionio de todos. Puesto que la premisa de una obra de arte, en cualquiera de sus formas, es que los demas disfrutemos de ella y del talento del autor, supone un fraude el modificarla. ¿Sería permisible que Botero, por poner el primero que se me ha ocurrido, cambiara sus estatuas que ya están expuestas en plazas públicas o museos? Desde el punto de vista del autor podría ser, pero no desde el del admirador, al menos no desde el mío. ¿Destruir un libro? Jamás salvo que éste no hubiera sido publicado antes. Conozco algún autor que le ha dado vergüenza publicar otra vez alguno de sus primeros textos, pero al final se ha plegado porque entre otras cosas constituye un elemento histórico a tener en cuenta.

JIP -

Por supuesto... es otra cosa... pero tan válida puede ser la primera como la segunda, pues el artista, si es honesto y sincero para consigo mismo y su obra, no la "falseará" en modo alguno, sino que creará una nueva obra de la que antes existía con el mismo afán creador que antes le empujara... La obra primera que conocimos ya existe, como tú dices "en su entorno y tiempo", y al menos también nuestro "recuerdo"... si es que el artista decidió destruirla o modificarla... jamás, por ejemplo, se me ocurriría reprobar a Kafka la decisión de destruir sus escritos, aun cuando con ello hubiéramos perdido uno de los pilares narrativos del s. XX... El destino último de su obra no debía recaer más que sobre él mismo,conllevase ello lo que conllevase, y esta libertad al menos, pienso yo, aunque no comprendida o compratida, debería ser respetada.

alfonso -

Ya, peo el tema no es si podemos mejorar una obra. el tema es que una vezx realizada ésta debe quedar como está. Porque un cuadro es obra tambien de su entorno y tiempo. Si lo falseamos modificándolo a posteriori ya no es la misma obra. Es otra cosa.

JIP -

El tema es delicado... ¿y si, modificado, ganamos un poema mucho más bello... y si el cuadro que resulte es infinitamente mejor...? Es una cuestión espinosa... ¿dónde acaba el afán de perfección por la obra y empieza el afán de lucro?

En el cine está muy claro... pero en otras "artes" podríamos discutir, pienso, algo más...

RM -

Hombre, más o menos lo mismo me pasa a mí con la Larousse de los cojones...