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- MEMORANDO -

14 de abril

14 de abril

Como es sabido, en el 14 de abril de 2006 se cumplen 75 años de la proclamación de la II República Española. Una proclamación muy “sui géneris” que provocó la salida de Alfonso XIII - uno mas de los nefastos Borbones- unos años de ilusiones, tensiones, provocaciones, humillaciones, asesinatos y todo tipo de obstáculos contra el régimen republicano que llevaría a un golpe de estado, una salvaje guerra y una no menos salvaje dictadura.
No viví los tiempos de la República, como es natural, pero si tengo información, sesgada desde luego, que viene dada por mis padres y abuelos. Coincidiendo con la división de España en dos, mi familia paterna vivió la guerra en el bando franquista y la materna en el republicano en pleno Madrid. Las historias de la guerra son prácticamente iguales pero las de la República difieren notablemente, si bien es verdad que el vivir en la capital condicionaba notablemente puesto que allí se fraguaba todo, o casi todo.
Para unos la República fue la encarnación de todo mal. Siempre se hacía mención a la quema de Iglesias. Mi abuela asistió a la quema de la Iglesia del Carmen en Cádiz. Por otro lado, recuerdos de una de mis tías, empleada en la casa de Pedro Salinas, son muy diferentes ya que estaba cerca de la intelectualidad republicana que se reunía en esa casa. Según recordaba era un Madrid ilusionado con muchas manifestaciones para todo y todos los días, casi como ahora. El poeta Salinas defendió una de las iglesias madrileñas contra la turba que intentaba quemarla llamando incultos a los pirómanos. Estuvo a punto de costarle muy cara la defensa de la cultura. Cuando estalla el golpe franquista, Madrid se vuelve peligroso y mientras mi familia gaditana vive bien, la madrileña empieza a pasarlo mal.
Y la República acabó y los que no debieron vencer, vencieron. Y del no pasarán nos encontramos con el hemos pasado y venimos a pisaros. Porque en una guerra “decente” (inaplicable término para cualquier guerra) cuando se acaban las hostilidades cada uno vuelve a su país. Se firma un armisticio y la guerra termina. Con el dolor de todos los muertos, pero termina. Sin embargo en una guerra civil después de acabada queda el calvario para los perdedores de la venganza de lo ganadores. Y esta fue implacable, dura y terrible. ¿Dónde estuvo la supuesta dignidad militar? ¿La venganza es la “moral militar”?
La República cayó por la fuerza militar. Por la urnas no se habría conseguido. Fue, con todos sus defectos, una ilusionante realidad durante cinco años. Se intentó reformar un país atrasado y dominado durante años por oligarquías mas propias del siglo XVIII que del XX.
En esos cortos cinco años se produjo la separación Iglesia y Estado, el sufragio universal por fin para mujeres y soldados, la integración en la Sociedad de Naciones, estatutos para Cataluña, Pais Vasco y Galicia, reforma de la enseñanza, reforma agraria y muchos mas intentos de modernizar ya actualizar el país
Ahora que se está hablando tanto de la II República, a favor y virulentamente en contra, deberíamos dejar a cada uno en su justa medida. Los ideales republicanos fueron interesantes, aunque se produjeron miles de desviaciones y de barbaridades que nunca debieron ocurrir. Pero aún en el peor de los casos el franquismo jamás debió de ocurrir. No se dejen amilanar por los catastrofistas deciomonónicos que justifican el levantamiento del ejército de África. Ese golpe de estado no tuvo justificación ni sus consecuencias pueden ser olvidadas, tal vez sí perdonadas. Pero tampoco debemos escuchar las magnificencias de todo lo republicano puesto que no fue un periodo de bondad idílica. Quedémonos en todo caso con el espíritu y nunca con la letra.
Soy republicano por convicción, pienso que nadie tiene derecho a ser el representante de un país por haber nacido en el seno de una familia o de otra, pero no soy un activista radical por la República. Hemos tenido la suerte de que el Rey Juan Carlos es, o fue, un hábil político y que sintonizó con los deseos del pueblo. Pero un polvo no garantiza que el sucesor tenga las mismas cualidades. Y el problema con un Rey es que es muy difícil de echar. A un Presidente incompetente se le “larga” en las siguientes elecciones, pero ¿a un Rey?
Por eso espero que algún día tengamos la III República en España, o la I Europea, da lo mismo.
© Alfonso Merelo 2006

1 comentario

fjsi -

Yo soy de los que piensan que hoy día en occidente, la dicotomía república-monarquía no tiene demasiado sentido; prácticamente se puede calificar a todas las monarquías europeas (y Japón) como monarquías republicanas; aquello de que el rey reina pero no gobierna es literal, y lo poco que firma es a efectos protocolarios, ¡Y ay de él si se le ocurre decir que no firma algo de lo que el gobierno de turno le presenta!
Particularmente la figura de un rey se me hace interesante porque desvincula la cabeza del estado de cualquier corriente política. Un presidente de república será de izquierdas, derechas o centro, pero se debe a su electorado. En algunos países como Italia se ha monarquizado al presidente dejando su función en algo poco más que representativo a nivel diplomático (ya me dirás cuanta gente fuera de Italia sabe que el actual presidente italiano es Ciampi) , sin embargo en Francia el presidente si que tiene un poder decisorio importante (es más relevante la figura de Cirac que la de Villepin) . Por no hablar de Estados Unidos, donde es el presidente el que corta el bacalao, siendo a la vez Jefe del Estado y Primer Ministro.
Como al contrario del caso español, las elecciones presidenciales no suelen tener nada que ver con las elecciones al congreso, o asamblea nacional correspondiente, no es extraño que se produzcan situaciones complicadas con el presidente de un partido y el primer ministro de otro, o el congreso controlado por el partido contrario, como mecanismo de control automático del gobierno es importante, pero a veces ese autocontrol se convierte en bloqueo total, y eso ya no es tan interesante.
Con la monarquía no ocurre eso; el rey está ahí, ejerciendo fundamentalmente de jefe de la diplomacia, en un a modo de superembajador, sin intervenir en asuntos políticos que para eso están los cargos electos. Es más, en el caso de Juan Carlos I llega a ejercer, siempre hablando a nivel diplomático y simbólico, de emperador en las cumbres iberoamericanas; es la figura que ejerce de simbólico nexo de unión entre tantos países con en realidad pocas más cosas en común que el idioma y la religión.
Desde mi punto de vista la única objeción real que se le puede poner a la monarquía es que no es un cargo electo. Aquello de que si sale por una pasta para las arcas del estado (mejor dicho, para la de los ciudadanos) es un argumento de lo más idiota; si queremos recortar gastos en el gobierno empecemos por eliminar una de las cámaras (¿alguien me puede convencer de que el Senado sirve para algo más que para prolongar el periodo de aprobación de las leyes?) eliminemos la financiación pública de los partidos políticos, y tantas cosas sangrantes más. En cualquier otra cuestión, y siempre en los casos de presidentes monarquizados un rey es más interesante; está específicamente preparado para el cargo, su agenda de contactos es por decirlo de alguna manera, la hostia, (¿a quien envía el gobierno cuando tiene que arreglar un desaguisado diplomático? Al ministro de exteriores... acompañando al rey) y en un momento determinado, y como no tiene poder real, se le puede echar del cargo por el sencillo método de... instaurar una república XD