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- MEMORANDO -

De vuelta a casa

De vuelta a casa

Ya se acabaron las vacaciones de Pascua, o Semana Santa como ustedes quieran, y se impone el volver a retomar la rutina diaria.
Por suerte para mi, estas vacaciones han sido bastante moviditas y diferentes. Si otras veces cambiaba de lugar de residencia por unos días, generalmente Cádiz, este año el cambio ha sido internacional.
Este año hemos cambiado de pais y nos hemos librado de las consabidas procesiones. En Roma no hay de esas cosas, a crom gracias.
Y, sí. La estancia ha sido romana. No voy a contar aquí las características y excelencias de la ciudad eterna, ya que resulta conocida por casi todos a través de las películas, y de entre todas destacar Vacaciones en Roma, con la adorable y debutante Audrey Hepbur, Roma y la Dolce Vita ambas del maestro Federico Fellini que supo sacar lo mejor de la inimitable ciudad.
Roma tiene muchas cosas que ver y que comentar: sus gentes, sus monumentos, sus pizzas, su infernal tráfico, sus tranvías... Pero lo que tiene Roma, e Italia en general, son colas monstruosas. Colas para todo, para comer en las távolas, para el tranvía ,el autobús, el metro, los museos. Colas para todo. Y es bastante inexplicable, la verdad. He estado en muchos museos del mundo, desde el irrepetible Prado pasando por el Louvre, el Británico, el Hermitage o el Picasso de Málaga y he visitado muchas ciudades empezando por Atenas y su Partenón, Marrakech con su plaza Jemaa el Fna, Barcelona y la Sagrada Familia, Budapest con su preciosa ópera o Praga y su calle dorada. En todas ellas había miles de personas en los lugares que he indicado. En ninguna he padecido esas tremendas colas como en Roma. En el museo vaticano la cola se extendía desde la entrada hasta la misma piazaa de San Pietro en una trayectoria de mas de dos kilómetros y tres horas de espera. Pero es que en el Coliseo la cola, si bien mas fluida, era de una hora y en la Galería de la Academia de Florencia aguantamos cuatro horas para poder deleitarnos con el David (es una experiencia casi mística la verdad). ¿Por qué ocurre esto, esas colas interminables? No sabría decirles, pero me ha dado la impresión de que Italia es un país muy desorganizado. El sambenito de ineficaces lo tenemos los españoles, pues desde luego los italianos se llevan la palma en ese aspecto. He notado un cierto retraso con respecto a nosotros en el sector servicios y en las comunicaciones sobre todo las ferroviarias. Sus trenes son los que teníamos aquí hace 15 años, y no les exagero que he visto en la estación Términi de Roma unos trenes nocturnos lamentables.
Otra de las decepciones romanas es la comida. Soy un apasionado de la comida italiana y me tengo por buen conocedor de muchos platos de pasta y de sus combinaciones par hacerlos agradables. Pero la restauración romana, quitando algún restaurante de lujo, es pobre, muy pobre. Vaya usted a donde vaya encontrará los mismos platos una y otra vez: pizzas y pasta y prácticamente nada mas. Incluso resulta problemático comer una ensalada decente y no digamos un risotto. Ciertamente las pizzas y la pasta son casi siempre estupendas, no mejor que las que aquí se hacen en muchas pizzerías, pero todas superan el nivel. Lo que ocurre es que diez días a dieta de pasta es muy aburrido y las variedades, ya digo, son pocas. Una noche probé unos escalopines al marsala francamente superables, pues la salsa de vino estaba realizada sin ningún arte.
Y vamos con la tercera decepción: la cerveza. Es carísima, no menos de tres euros por una caña independientemente del lugar donde se pida. Y el vino tampoco es que sea una gran maravilla. Los varios vinos recomendados que he tomado no superaban el aprobadillo en algunos casos. Incluso los chiantis diferentes que tuve la ocasión de degustar tampoco eran nada especial, si bien mejoraban notablemente los “vinos de la casa”.
Pero no todo va a ser quejas, todo lo contrario. Roma y Florencia son dos ciudades impresionantes que apabullan al visitante. Roma es la Roma que siempre me ha atraido: el Coliseo, el Foro, el Palatino, El Panteón como representantes de la Roma colosal y la piazza de Espagna, la via Condotti, via Corso, fontana de Trevi, piazza Navona o el Trastévere como centros de gentío y diversión. Y en todos estos lugares los helados. Los maravillosos helados italianos que son un placer para los sentidos. He tomado uno de amaretto sublime en la gelatería Palma, muy cerca del Panteón o el de canela en Gioletti. Por cierto, ni se les ocurra pedir un helado de un solo sabor; los mirarán con cara rara y les dirán que los españoles no saben tomar helados.
Y para comer pizzas, por supuesto, dos consejos: una pequeña távola calda muy cerca de la piazza de San Pietro en el viale de grazie y la pizzería Minerva muy cerca del Pantheon en la via della Minerva 4. Las dos te venden las pizzas al peso y puedes elegir entre una gran variedad. En la primera recomendar la de champiñones y en la segunda la de berenjenas y la de anchoas. Son todas realmente sublimes.
Del Vaticano, aparte de las colas, la subida a la cúpula de la basílica es de las que hacen época con sus 500 y pico escalones y por supuesto la vista a los museos vaticanos es obligada con parada en la capilla sixtina e intente verla porque con tanta gente es prácticamente imposible y de ahí mi decepción, aunque es grandiosa pese a todo.
De los museos romanos recomendar el museo capitolino y el del Palazzo Massimo alle Terme. En los dos encontraran una inolvidable colección del arte romano. El estar ante los bustos de los emperadores o de los filósofos es todo un placer intelectual.
Pero a título personal recomendarles Florencia, porque representa el arte renacentista en estado puro. Es mucho mas bonita como ciudad que Roma y sus plazas, museos, iglesias el ponte vecchio son lugares que uno no puede perderse.
Y esto han sido mis Vacaciones en Roma. Cansadas, pero muy reconfortantes.
©Alfonso Merelo 2760 ab urbe conditia

8 comentarios

Fco Fdez -

En Italia siempre el primer plato es pasta (y te lo digo yo que estuve con una familia 3 días) y si les comentas que se te hace extraño el que se les hace extraño eres tú (el italiano que tenga alergia al gluten se alimentará exclusivamente de yogures, me temo). Eso sí, la hacen de mil formas y maneras

Alós -

Y yo encerrado en Sepelaci. Porque la escapada al Museo de la Cutrez Nuestro Hijo Felipe no cuenta...

Un saludín

José Angel -

Qué buen viajecito. Yo tenía previsto ir hasta Dubrovnik, pero la mayorista canceló el vuelo desde Sevilla. Nos tuvimos que conformar con Albacete... y anda que no lo pasamos bien. Qué maravilla de pueblos y montañas.

V. -

Vente pa mi blog y te enterarás. Talmente Planet of The Apes versión del 68. Pero en Cadi.

AMS -

Que le "vamo" a de jasé. Este fin de semana voy a Cádiz y tu en Madrid. Si es que las cosas son como son.
¿Y la playa del Planeta de los Simios? ¿Ande cae eso?

V. -

Mira que irte a Roma justo cuando yo iba a Cádiz... juer, ni que la ciudad Eterna fuera a dejar de serlo, pisha. :P

Te has perdido una de jartarse a comer que no veas. Ah, y la playa del planeta de los Simios. Cagontó.

AMS -

Es que hacen colas para todo. Mi avión de vuelta iba con un retraso de una hora. Pues estuvieron como una hora y media en la cola para entrar en el avión, mientras nosotros estánbmaos sentados tranquilamente leyendo el periódico. Lo de las colas es una agonía de verdad.
Y coincido en que Florencia
es indescriptiblemente bella.

Manuel Nicolás -

Pues me alegro de que haya disfrutado usted del SPQR. En cuanto al tráfico, yo también creía en el caos absoluto romano, hasta que conocí Palermo y aluciné. Los transportes públicos son superados en cutrez en más de cien pueblos por los de Nápoles y las colas son una pandemia nacional italiana. Y en cuanto a la comida.....
¡que viva España!.
Ah, ma piu bella é Florenza.