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- MEMORANDO -

Helados

Helados

Reconozco que los helados me encantan.
Me gustan casi todas las marcas y casi todos los sabores.
Unicamente desprecio los helados extraños como los de chicle, o aquellos azul pitufo de sabor repugnante.
He probado helados gloriosos en “Gioletti” o en “Palma” ambas en Roma, en “Los italianos” de Cádiz o en “La Ibense” en Huelva o Punta Umbría.
Los helados son connaturales en verano, aunque por suerte cada vez mas se imponen como postre en todas la épocas del año. Ese refresco palatino es uno de los placeres que ya los emperadors romanos disfrutaban.
Se pueden tomar esos cremosos helados o sus variedades frías en forma de polos o los socorridos “flags” o como se llamen ahora que ya no sé como los nombran los que los comen aún.
Mi debilidad por los helados viene desde pequeño. Normalmente comía “cortes” o cucuruchos. Tengo la suerte de que en Cádiz la heladería que antes he nombrado, “Los italianos” ha estado siempre presente en mi vida. Y siempre han elaborado unos espectaculares helados, sobre todo el de vainilla, el de tutti frutti o el de limón, chocolate y fresa. Como pueden leer son sabores clásicos. No soy de extrañas mezclas aunque no les hago ascos. Últimamente el de pasas y ron o el de turrón se encuentran entre mis favoritos.
Cuando llegaba la primavera, en el camino a mi colegio un kiosko vendía ya helados. Por las tardes, se daba clase por las tardes, queridos amiguitos, pasaba por allí camino del colegio y me compraba mi consabido polo de dos pesetas. Eran unos polos de nieve con ligero sabor a frutas, fresa, naranja o limón, que se “apagaban” en cuanto se sorbía un poco mas de la cuenta. Se apagaban de color y sabor quedando un bloque de puro hielo. Pero a mi me sabían a gloria.
Ahora sigo con esa afición. Ayer, sin ir mas lejos, me tomé un extraño helado de plátanos con chocolate, allí cerquita del Hotel Playa Victoria en plena movida nocturna gaditana. No estaba mal, la verdad. E iba yo mas contento que nadie disfrutando de mi helado cuando atiné a vislumbrar a una cara conocida en un kiosko cercano: era Elsa Pataky que me miraba fijamente. Lamentablemente la mirada procedía de un cartel. Y de un cartel de helados, que casualidad. La campaña veraniega de Frigo ha sido protagonizada por la moza. Mosquis, habrá que comprar un heladito de esos, mas que nada por no hacerle un feo a la muchacha. Pero hete ahí que a no mas de 50 metros en otro kiosko me guiñaba un ojo Eva Longoria, o al menos eso me pareció, Y no, tampoco era ella al natural, que le vamos a hacer, era otro anuncio de helados, esta vez de otra compañía.
Y ahora estoy en un mar de dudas. ¿Por cual de las dos me decanto? Y estoy hablando de las marcas, claro. Una es representada por una española, y la patria es la patria, pero la otra vende uno de mis bombones helados favoritos. ¿Qué hacer? Que dilema. Elsa o Eva, Eva o Elsa.
Pues me parece que les voy a ser infiel a las dos.
De momento un cucurucho de tutti frutti en “Los italianos” y si se tercia un día con una y otro día con la otra.
Que no se diga que discrimino.
© Alfonso Merelo 2007

3 comentarios

Manuel Nicolás -

Efectivamente, la horchata y la leche merengada no tienen nada que ver y de hecho me gustan las dos.
El año pasado, por cierto, me llegué a tomar 2 leches merengadas y acto seguido me percutí 3 horchatas, sin ningún efecto secundario, más bien al contrario, me sentaron de p.madre.

AMS -

Esto cada vez es mas sospechoso.
Pero mira, la leche merengada no es de mis favoritos del todo. Prefiero la horchata, che, que no tiene nada que ver pero que a mi modo de ver está estupenda.
Por lo demás, las tres citadas, y alguna mas, son las que son, sin duda alguna.

Manuel Nicolás -

Pues hala, otra debilidad más que compartimos, contando a la Pataki, a la Longoria y a la Bellucci.
Que sepa usted, Don Alfonso, que tiene en mi persona a un clon que comparte el mismo espacio-tiempo.
ESE PEDAZO DE HELADO DE VAINILLA SEXUAL.
Y ya puestos..... ¿no compartirá también conmigo el vicio de la leche merengada?
Porque ya sería el acabose.

Salud, quirites