Blogia
- MEMORANDO -

472. El neo-medioevo

 

 

La crisis económica brutal que nos está cayendo encima me ha hecho reflexionar sobre el papel que desempeña la gente normal, usted y yo, en la vida cotidiana. Hay que tener en cuenta que la mayoría de la gente, incluso usted y yo, vive una existencia mas o menos gris en la que no es conocida mas allá de un limitado círculo próximo. Se puede decir que el 99% de la humanidad no sobresale en nada, es una masa social que se mueve por inercia en base a unas reglas nada claras. Hasta que no se invente la psicohistoria, ya saben que es la famosa ciencia de predicción descrita por Asimov (contradictoria en si misma al mezclar los términos predicción y ciencia), no sabremos de que modo reaccionan y funcionan las masas.

 

Lo que si sabemos es de que manera se conducen esa reducida población, ese 1% que es diferente a la masa media. Son los poderosos, los ricos, los que disponen del 99% de las riquezas de la Tierra. Los que están aparte del resto de los mortales, cuyas vidas son similares a las de los caprichosos dioses griegos o romanos. Son esos que nos han metido en este berenjenal de la crisis, que por otra parte nos hemos buscado por intentar imitar a los “dioses” jugando en bolsa.

Estos poderosos son los nuevos señores feudales del siglo XXI. La nomenclatura que usamos es la de neo-con, neo liberales, liberalismo salvaje. En realidad no hacía falta diseñar palabra nuevas cuando teníamos ya la palabra perfecta: feudalismo.

 

La Edad Media, sobre todo la alta Edad Media, fue un periodo de oscuridad en la Europa de los siglo VI a XI, mas o menos. Es ese periodo en el que estamos ya, otra vez, hace unos cuantos años. Hemos retrocedido, globalmente, en libertades, en motivaciones en sentimientos y en calidad de vida. Los nuevos siervos somos los trabajadores y los señores feudales los que manejan los hilos de la economía mundial.

 

A los siervos se nos engaña con una pretendida libertad que nos permite elegir a unos supuestos gobernantes durante un periodo de tiempo. Pero realmente esos gobernantes no tienen casi poder de decisión. Aquí las decisiones las toman los poderes económicos sin que los gobiernos mundiales tengan posibilidades de maniobrar. Los nuevos señores feudales se embarcan en guerras unos contra otros, económicas por supuesto aunque de vez en cuando mandan a sus mesnadas a conquistar algún país, y esas guerras producen las convulsiones económicas que nos tragamos todos. Pero no crean que esas maniobras son por dinero, ya tiene el suficiente. Son por el poder. El poder es el que mueve este interesante entramado de intereses económicos. Sólo el poder de manipular, manejar e imponer sus caprichos a los gobernantes de todo el mundo.

 

Los neo-feudales tienen sus propias cohortes de aduladores y bufones. Son los que proclaman a los cuatro vientos las bondades de un sistema basado en la ilógica premisa de que los que controlan el mundo son los mejores entre los humanos. Y eso no es cierto, o la menos no lo es casi nunca. Pero los pelotas y payasos aduladores de los amos se desgañitan defendiendo que los vasallos no tienen nada que decir, que los siervos han de acatar siempre lo que dice el señor del castillo porque si no lo hacen quedarán desprotegidos frente al ataque de otros señores feudales. Sinceramente ¿qué mas me da que me mate una flecha del señor A o del señor B?

 

Los neo-feudales son igual de caprichosos que sus antepasados medievales. El señor podía ejercer el derecho de “pernada” aunque habitualmente sólo daba su aquiescencia al matrimonio de sus siervos. En el caso que nos ocupa estos amos se han tomado a la mujer del siervo y al siervo, todo por el mismo precio. Hemos soportado pagarles beneficios exorbitados y ahora hay que volvérselos a pagar. Es la perfección del círculo al que pertenecen: gano en cualquiera de las circunstancias. La manera de conservar ese poder es insuflando miedo a la sociedad, de manera que creamos que el no ir en su ayuda será peor que ayudarles. Pero apliquemos la analogía con la edad media en la que el señor del lugar pedía a sus siervos que le ayudaran ante la presencia de otro conde, duque o similar que deseaba sus tierras. Por qué ayudarle si el otro iba a someter exactamente igual a los siervos anteriores. ¿Hay amos más benévolos que otros? Tal vez sea así, pero todos son amos, así que desde mi punto de vista es irrelevante a quien sirvas ya que siempre estarás sometidos.

 

Los amos saben lo que hacen y los siervos se limitan a hacer lo que les dicen. Pero ¿por qué los corifeos les hacen el juego a éstos sabiendo que es todo un macabro juego? Mi interpretación es que esos fantásticos aduladores quieren ser amos a su vez. Pero no se dan cuenta que amo se nace, no se hace. Así que sólo podrán seguir teniendo las migajas que estos poderosos les vayan dando graciosamente.

 

¿Llegaremos al Renacimiento de nuevo? Seguro, pues todo es cíclico. Pero me temo que yo no lo veré.,salvo que hagamos ya una buena revolución. Pero es tan cansino tener que limpiar después las calles, que mejor lo dejamos, o al menos yo que estoy ya muy mayor.

 

Que pasen una buen fin de semana.

© Alfonso Merelo 2008

 

6 comentarios

Manuel Nicolás -

Todos entendemos “ferpectamente” lo que viene a decir Maese Argalfonso, Duque de Merelo y Salmorejo.
Pero también a mi me gustaría soltar mis frikadas de turno, así que allá que van:
En el texto, parece que “salvas” del medioevo a los gobiernos de turno por el hecho de no poder hacer nada frente a las oligarquías económicas. Estimo que la nueva clase “política”, salvo honrosas excepciones, se ha aclimatado a la nobleza “ferpectamente”. Posiblemente no con los títulos de condes o duques, pero sí con los de barones e hijosdalgos. Por mi parte opino que esta clase (sea la de tendencia neocon o progresista) sabe muy bien con quien se juega los cuartos y a quien arrimarse en realidad, repito que con honrosas excepciones, y por lo tanto forma parte de pleno derecho y por limpieza de sangre a la nobleza medieval de la que hablas.
Y en la plataforma de la pirámide estamos los siervos de la gleba, en mi caso asimilado al trabajador por cuenta ajena, que no sabemos nunca de donde nos llueven las hostias, que vimos pasar a las vacas gordas sin poder trincarlas el diente y que nos vamos a comer las flacas, con patatas, guarnición de pimientos y salsa ali-oli.
¿Qué nos falta una revolución?. Toma claro. Pero como dirían aquellos soldados: ¡a buenas horas, mangas verdes!.

PD1: Quiero hacer colación a las recientes declaraciones de un famoso conde-duque-banquero patrio, que ha medrado bajo TODOS los gobiernos nacionales, viniendo a decir que la crisis actual se debe a los “excesos en lo financiero”. Toma del frasco carrasco. Que ganas me dieron de tomar al asalto y a degüello la sede del banco cántabro.

PD2: Sinceramente, mi neurona no da abasto para entrever una solución a corto plazo. No me gusta el sistema actual, pero es mejor que otros anteriores, así que tengo la picha hecha un lío y los huevos por corbata.

Alvaro -

Vaya, hacía la tira que no te leía, pero vaya. Aunque mi visión del tema es algo diferente no deja de ser similar.

Por un lado tenemos una oligarquía económica que parece estar por encima de la ley (véase el caso de los Albertos), que poseyendo porcentajes nimios pero mayoritarios del accionariado de las grandes empresas hacen y deshacen a su antojo (véase las retribuciones de directivos y consejos de administración, etc). Y luego los políticos que les bailan el agua porque luego serán ellos los que accedan a esos mismos consejos de administración...

Y nosotros consentimos, en este espejismo de democracia y presunta libertad de mercado.

La meritocracia corporativa te lleva hasta un determinado nivel... pero pasado ese nivel en las grandes empresas o incluso la administración pública ya todo es hereditario, los apellidos se repiten.

Y me temo que no son únicamente malvados liberales y neocons (yo mismo soy más bien liberal), en este club entran también sociatas, progres venidos a más y toda la ralea que toca la política, que es realmente la única forma de acceso al club (junto con el matrimonio supongo).

No se si entramos en una nueva Edad Media, pero sí que vivimos bajo una nueva aristocracia. Súmale la hola de superstición y analfabetismo científico que ya comentabas el otro día con las pseudociencias y ciertamente... si no es la Nueva Edad Media se le parece bastante.

Por cierto, saludos también a Mario, a quien conocí en un evento homenaje a autores de bolsilibros en Valencia.

AMS -

Gracias por las precisiones. Si he usado la edad media es por ese puntito de oscurantismo que está tan extendido. Es mas fácil comparar con algo que "se ve malo" que con algo que es "esplendoroso" como Roma, donde va a parar. Si lo comparamos con el Imperio romano está claro quien sería el emperador y quienes los gobernadores provinciales.
De todos modos como titular queda mejor neo-medioevo (oscuridad y chunguerío) que neo-renacimiento o neo-imperio romano que son para casi todos lo contario.

Mario Moreno Cortina -

Estoy de acuerdo contigo en el fondo, ya lo sabes. Sólo poner algunas precisiones frikis:

La visión de la Edad Media como etapa de oscuridad y atraso es un lugar común heredado del Renacimiento, y hoy se considera obsoleta.

El "derecho de pernada", como derecho del señor feudal a desvirgar a las mujeres de los campesinos, es un mito, al menos en lo que toca al reino de Castilla. Para empezar, en Castilla no hubo feudalismo pleno como en el resto de Europa. Para seguir, el señor feudal no tenía ningún derecho legal a estuprar campesinas (otra cosa es que lo hiciera si se le ponía en los huevos). El "derecho de pernada" era el derecho que tenía el señor a recibir el mejor cuarto trasero de cada res sacrificada, como (realmente) su propio nombre indica (en catalán todavía se le dice "pernil" al jamón).

Aunque parezca mentira, en el pasado también había leyes, y no todo el mundo se las podía saltar a la torera, ni siquiera el señor feudal. Además, el feudalismo no era ni tan oscurantista ni tan cruel como nos han dicho. Por poner sólo un ejemplo, al crearse los grandes estados nacionales con el Renacimiento, aumentaron las cuasas por las que un hombre podía ser ejecutado, apareció la Inquisición (que es una institución renacentista y no medieval, como cree el imaginario colectivo), aumentó la represión sobre la ciudadanía con el auge del absolutismo, aparecen los primeros ejércitos nacionales y la guerra se hace más cruel y devastadora (en 1.000 años de Edad Media apenas hay grandes batallas multitudinarias).

Precisamente, lo que significa la Edad Media es la desaparición del Imperio Romano y la fragmentación de la política europea. El mundo en el que vivimos se parece más al del Imperio Romano, cuyas familias patricias hacían y deshacían a su puñetero antojo por toda Europa.

Saludos.

AMS -

Se agradece el cumplido, magister. Te lo digo en latín porque estás en Jerez y hay que guardar las formas.

Juaki -

Juer, Fonzo, lo has clavao, macho. Nada que decir porque estoy de acuerdo en todo, hasta la última coma.