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- MEMORANDO -

626. Sindicalismo vertical

Foto Agencia efe

Los mas jóvenes, y que no hayan estudiado historia moderna como es debido, no sabrán que en tiempos del antiguo dictador de este país los sindicatos se denominaban “verticales”. Esos sindicatos eran una reunión promiscua de trabajadores, normalmente apesebrados, y empresarios, generalmente los dirigentes del sindicato, vigilados muy estrechamente por el gobierno para que no se desmandaran. Es decir: no existían demasiadas discrepancias pues obreros, es un decir, y patronos iban de la manita.

 Con la llegada de la democracia los sindicatos de clase aparecen y Comisiones Obreras, que ya se había infiltrado en los sindicatos verticales, y la Unión General de Trabajadores, comunistas y socialistas, son los dos sindicatos que hacen acopio del mayor número de afiliados y, por ende, de representación sindical en forma de delegados sindicales. Estos sindicatos defienden a los trabajadores, teóricamente, ante los supuestos desmanes de las empresas. En un primer momento hay que reconocer que funcionan bastante bien y se logran muchas reivindicaciones para todos los trabajadores, y eso hay que remarcarlo que eran para todos. El estatuto de los trabajadores es un logro y las negociaciones colectivas funcionan por sectores mas que bien. Los niveles de protección del trabajador mejoran notablemente y los aportes sociales también mejoran en forma de pensiones mas dignas, condiciones de trabajo mejores y sueldos que se regulan y se incrementan mediante mecanismos como la comparación con el IPC anual y la revalorización por convenio de obligado cumplimiento. Porque si no se hace así, es decir con la presión sindical, el empresario intentará exprimir lo más posible a su asalariado. Porque, dejémonos de tonterías, los seres humanos, y los empresarios lo son mientras no se demuestre lo contrario, no somos personajes idílicos y de bondad natural por lo que la recompensa a los méritos no es algo que se prodigue, mas bien todo lo contrario y mas en este país en el que prima la envidia por encima de cualquier otra virtud.

 Pero, retomemos el tema que las disgresiones son mejores si no se hacen. El caso es que los sindicatos, los dos mas “principales” y alguno mas, comienzan a recibir subvenciones de los gobiernos de turno. Al principio se trata de que el estado devuelva lo que se incautó después de la guerra a sus legítimos dueños –por cierto que la CNT con un importante patrimonio vió muy poquito de todo ello-, pero al cabo del tiempo los sindicatos se ven condicionados para su funcionamiento por las innumerables subvenciones que reciben. Y, así, se convierten en unos meros trasmisores de las intenciones de los gobiernos. Sus posibilidades de maniobra se han recortado de manera increíble y, al no ser independientes, no son capaces de ofrecer la suficiente resistencia ni ante los empresarios ni ante los gobiernos de turno.

 Y todo esto viene a cuento porque estos sindicatos, concretamente CCOO y UGT, se han convertido de hecho en valedores de un gobierno que no ha sabido mantener una postura coherente de izquierdas en esta crisis económica. Esta estrategia del gobierno se ha visto reforzada por unos sindicatos que han firmado, junto a la patronal, un pacto que revoca derechos adquiridos de los trabajadores. Y, lo que es mas grave, lo intentan hacer pasar como una victoria del sindicalismo. Esta misma mañana el líder de UGT tenía la desvergüenza de decir en una emisora que habían conseguido parar la andanada que suponía la fijación de la edad de jubilación a los 67 años y que ahora serían protegidos aquellos trabajadores que por sus condiciones especiales no pudieran “resistir” tantos años. Se olvidaba el caballero que ese no es el grueso de la reforma, que el caballo de Troya está en que para el cálculo de la pensión se va a computar los últimos 25 años de cotización, lo que quiere decir que se rebaja notablemente el importe de la misma, en torno al 20% se calcula.

 ¿Eso es lo que tienen que festejar señores sindicalistas?

¿Pactar restricciones de derechos es divertido, bueno?

¿A quienes están defendiendo?

 Claro que en su descargo habrá que decir que nadie ha apoyado sus revindicaciones. ¿Una huelga general por un motivo mas que suficiente y no participa nadie? ¿Dónde está el pueblo español defendiendo sus derechos? ¿Dónde las movilizaciones, manifestaciones, huelgas? Yo no los veo ¿ustedes si?

 Pero para ser honestos los sindicatos deberían haber dicho: Sr. Presidente el acuerdo lo firma usted consigo mismo, y con la patronal si quieren. Pero nunca será con nuestra anuencia. Y que sepa que nos va a tener enfrente en todo momento. Pero han preferido volver a ser unos sindicatos verticales una vez mas.

Esto es lo que hay y así se lo he contado.

© Alfonso Merelo 2011

1 comentario

Manuel Nicolás -

Estimado firloyo:
Le recomiendo encarecidamente el libro Cualquier otro Día, de Dennis Lehane. Magnífico retrato del sindicalismo norteamericano después de la I guerra mundial, aderezado con la gripe española, la inmigración y las huelgas.
Si te fijas en el típico paralelismo, las cosas han cambiado bastante para bien, pero otras siguen siendo lo mismo. O como decía Lampedusa cambiar para que nada cambie.