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- MEMORANDO -

2013-15 Vente a Alemania Pepe. Alfredo Landa y el landismo

 

 

Alfredo Landa guarda para mi recuerdos muy gratos. Su fallecimiento ayer supone la desaparición de uno de los grandes del cine mundial de todos los tiempos. Landa no tenía nada que envidiar a actores de otras naciones a los que superaba en algunos casos con sus dotes de cómico.

 

Porque Landa era un cómico. Un cómico en el sentido que Fernán Gómez expresaba en su película El viaje a ninguna parte. Un profesional de la diversión y el entretenimiento que sabía como mantener a su público pendiente de su quehacer en la pantalla. ¿Qué más se puede pedir? Nada, don Alfredo, nada más. Y eso ya es más que suficiente. Pasó por esta vida dejando un grato recuerdo, dejando a sus espectadores asombrados de sus maneras, de sus formas y de su arte. Eso es más de lo que el 99,99% de las personas podremos decir nunca. Ser recordado, y ser recordado por hacer el bien, siquiera en este caso el bien del divertimento, que es tan buen bien como el que más.  

 

Alfredo Landa inventó el llamado landismo que no era más que utilizar al español medio como personaje para cualquier situación de guión. Aunque es cierto que una época de su carrera cinematográfica se centra en esas aventuras del españolito normal, casi siempre un con un cierto grado de rijosidad y relacionadas con unos estereotipos no del todo correctos. Pero antes de centrarse en esta faceta, Landa ya destacó en algunos papeles como los que hizo en Atraco a las tres, una comedia negra de Forqué, o la excelente La niña de luto, reflejo de la España más profunda y carca que dirigiera Manuel Summers.

 

Después de colaborar con Tony Leblanc en Los que tocan el piano, otra comedia costumbrista –esta vez dedicada a los timadores-, y Cateto a babor con José Sacristán llegaría un título emblemático en su filmografía como fue No desearas al vecino del quinto otra comedia que esta vez trataba el tema de la homosexualidad, aunque a la manera de Cospedal, es decir en grado de simulación. Esta película lanzó a Landa al estrellato de este tipo de escenarios y guiones. Un par de años después se proyecta Vente a Alemania Pepe, enfocada a mostrar dos cosas: lo bien que se vivía en España y lo mal que lo pasaban los emigrantes en Alemania. Pero en este panegírico de lo patrio, también se coló, supongo que intencionadamente, una fuerte carga de crítica social que le decía al gobierno de la época que aquí no se podía vivir, que para comer y prosperar había que viajar fuera. ¿De que me suena a mi esto?

 

Siguen una serie de películas menores hasta llegar a una curiosidad como El puente de Juan Antonio Bardem. Una película que habla de un viaje en moto que es a la vez una metáfora del cambio que se estaba produciendo en España en el año 1977. 4 años mas tarde, Jose Luís Garci le proporciona uno de los papeles que le hará cambiar de registro y convertirse en un referente de la escena española: Germán Areta fue el detective mas creíble hasta el momento en el cine español en la película El crack. Esta faceta dramática se consolida con El crack 2, que no está al nivel de la primera, y con la insuperable Los santos inocentes, en su mejor interpretación de todas con el personaje de Paco, el bajo. Más adelante La vaquilla, Tata mía, El bosque animado, La marrana o Historia de un beso fueron títulos en los que participó como protagonista. Películas que quedarán en la memoria de los aficionados al cine.

 

Este aficionado recuerda una serie de televisión llamada Tristeza de amor en la que Landa interpretaba a un periodista que volvía de Australia cansado y derrotado y se incorporaba a una emisión nocturna de radio. Una excelente serie con guión de Eduardo Mallorquí, hijo del escritor José Mallorquí, y con un elenco de actores entre los que estaba Concha Cuentos, José Fajardo, Carlos Larrañaga, Fernado Hilbeck, Walter Vidarte o una jovencísima Enma Suárez.

 

Alfredo Landa dejó a sus admiradores una gran muestra de trabajo bien hecho, Comedias, dramas, personajes típicos pero siempre, en cierta medida, perdedores. Sus creaciones nunca fueron triunfadoras, lucharon y se esforzaron pero no salieron de la vida gris. Al contrario que los personajes, Alfredo Landa brilló como una estrella destacando de la mediocridad. Nos divirtió, nos emocionó y nos mostró como se podía ser un genio del cine sin ser guapo, alto o cachas.

 

Fue un placer disfrutar de su talento. Le recordaremos siempre don Alfredo

© Alfonso Merelo 2013

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