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- MEMORANDO -

PASCUAL ENGUÍDANOS USACH. SPACE OPERA DE FACTURA ESPAÑOLA.

PASCUAL ENGUÍDANOS USACH. SPACE OPERA DE FACTURA ESPAÑOLA.

 

Introducción

 

Estoy seguro que todos los lectores conocen el aspecto de la Estrella de la Muerte, esa gigantesca nave de combate creada por George Lucas para La Guerra de las Galaxias. Una gigantesca esfera, capaz de desplazarse por el espacio y con un poder militar incomparable (salvo si descartamos un pequeño fallo de diseño que permite que sea destruida con un mísero torpedo). Bien, pero... ¿qué me dirían si les cuento que alguien había pensado algo similar, muy superior en realidad, en la década de los 50 y que este pensador era, además, español y de Liria –Valencia- para ser mas concreto? Esa persona imaginó una nave a la que llamó autoplaneta y se llamó Pascual Enguídanos Usach, que usaba como nom de plume el de George H. White.

 

Personalmente conocí  su obra en la década de los 70 cuando la editorial Valenciana volvió a publicar 30 números de la colección, esta vez sólo ceñidos a los Aznar y obviando otros títulos de ciencia ficción que se editaron 20 años antes. Siempre he sido muy despierto y, pese a que el autor firmaba como firmaba, con un nombre muy anglosajón, el que sus personajes se llamaran Miguel Angel, Ricardo, Maruja o Luis, me dio la pista de que el autor podría ser español; si hubiera sido anglohablante sus protagonistas se denominarían Jonhy, James, Nathan, Susan o George. Eran novelas de a duro[1], aunque costaban 15 pesetas en los 70 con un formato ligeramente diferente a las habituales y con unas portadas con fondo amarillo. Cada 15 días era obligado para mi el acudir al kiosco a comprar esa novelita, que leía prácticamente en una hora y que proporcionaba diversión pura y dura. ¿El Imperio, la República, Galáctica, Star Trek? Nada. Minucias comparadas con las verdaderas barbaridades concebidas por el autor valenciano.

 

En este artículo voy a trazar una panorámica de lo que fue la obra magna de Pascual Enguídanos y del desarrollo de ese universo particular tan fascinante. Héroes sin dobleces, heroínas y guapas mujeres, robots, naves por millones, razas extraterrestres, dioses, batallas espectaculares. Todo eso es space opera, todo eso lo escribió hace 50 años nuestro autor. Vamos a entrar en el fantástico mundo de la Saga de los Aznar,  la aventura merece la pena.  

 

1. Una breve biografía.

 

Antes de comentar más cosas de esa fabulosa nave, que es usada como hilo conductor de varias decenas de historias, esbozaré una pequeña biografía de este autor casi desconocido para las nuevas generaciones de aficionados a la ciencia ficción. Nació en Liria el año 1923 y falleció en esa misma localidad en 2006. Durante su vida profesional compaginó su profesión de funcionario del antiguo Ministerio de Obras Públicas con su, según todos los datos, verdadera vocación que era la de escritor. Empezó a colaborar con la editorial Valenciana en 1953. Enguídanos comienza a escribir novelas del oeste y bélicas en la colección Comandos. Propone a José Soriano, director artístico de Valenciana, la creación de una colección especializada en ciencia ficción titulada Luchadores del Espacio. En ella se le propone al autor hacer una serie de continuidad en los personajes y aventuras, tal vez imitando las series de novelas pulp norteamericanas. El invento tiene éxito y la colección tiene un amplio recorrido, llegando a completarse 234 volúmenes entre 1953 y 1963 con un total de 27 autores diferentes entre los que estuvieron Domingo Santos y Ángel Torres Quesada.

 

Nuestro autor publicó cuarenta y siete novelas en esta colección  con el seudónimo de George H. White y otras 22 como Van S. Smith. Es curioso este segundo seudónimo porque surgió al pedir un aumento de sueldo que se le negó. Decidió abandonar la editorial y pasar a Bruguera, que le daba más salario, y curiosamente siguió colaborando con Valenciana, con este segundo alias, y con éste sí le concedieron aumento de sueldo. Incongruencias de las editoriales y del sistema.

 

Enguídanos tuvo la suerte de conseguir en vida varios reconocimientos y premios. Su serie La Saga de los Aznar fue reconocida como la mejor serie de ciencia-ficción publicada en Europa, en la Convención Europea de Ciencia Ficción celebrada en Bruselas en el año 1978. La vieja guardia de la ciencia ficción española encabezada por Carlos Saiz Cidoncha y Agustín Jaureguizar propusieron la Saga como mejor serie europea. Al parecer la ayuda francesa fue determinante a la hora de la votación y, probablemente para molestar a los alemanes que presentaban Perry Rhodan, se decantaron por la serie española. Según cuenta Pedro García Bilbao, editor actual de la saga:

 

«El factor clave fue el aficionado y erudito belga Bernard Goden, quien conocía la Saga muy bien y ayudó a la presentación de sus bondades y aciertos».

 

Por otra parte, la Asociación Española de Fantasía y Ciencia Ficción le concedió el premio Gabriel a la labor de toda una vida en la Hispacon celebrada en Getafe en el año 2003.

 

2. La Saga de los Aznar de George H. White.

 

La denominada  Saga de los Aznar es la primera serie de space opera de autoría española. Realmente la obra canónica y correcta es la edición revisada de los años 70 en la que Enguídanos revisó todas las novelas primigenias y las remodeló a su gusto. De manera que hablaré aquí de esta versión moderna de la saga.

 

La denominación de Saga de los Aznar es un invento de Valenciana para su reedición de los años 70. En el año 1974, en verano, se relanza la colección Luchadores del Espacio, pero esta vez exclusivamente dedicado a las aventuras de los Aznar. El primer número, Los hombres de Venus, nos presenta al primer Miguel Angel Aznar como un prototípico héroe -alto, inteligente, guapo- que es piloto de las fuerzas aéreas norteamericanas, que después de participar en la guerra de Vietnam -en la primera versión era Corea-, es enrolado en una agencia de la ONU, la Astral Information Oficce, dedicada a la búsqueda de extraterrestres. Una especie de SETI pero en los años 50 -aunque en aquí estemos en los 70-. Con esto sólo quiero decir que, pese a la fecha de publicación de la reedición, las ideas básicas ya están presentes en las novelas de los años 50.

 

Esta saga se divide en dos partes claramente diferenciadas: los primeros treinta números y su continuación que constó de 24 números más.

 

 

2.1 Primera parte. Las aventuras del autoplaneta Valera

 

Como ya he comentado, las aventuras de la familia Aznar, y de la humanidad en general, surgen en la novelita titulada Los hombres de Venus. Allí se presenta el héroe y uno de los enemigos más formidables de la humanidad; la raza extraterrestre denominada Thorbod, los hombres grises. A partir de ese momento se desencadenan las aventuras sin freno y sin tregua. El intrépido piloto se embarca en una nave espacial experimental, El Lanza 1, construida por un multimillonario y llega a Venus, el Venus jurásico de los pulps clásicos, con la intención de probar que existen extraterrestres y además que son hostiles. En el viaje de vuelta aterrizarán en un mundo errante que les llevará, en un viaje de 400 años, al futuro de la Tierra. Con una nave espacial extraordinaria, construida en el planeta errante, llamada Rayo, se ve envuelto en una guerra a su regreso a la Tierra en la que participan por un lado La Federación Ibérica, aliada con los Estados Unidos de Norteamérica, y por otro El Imperio Oriental. La abrumadora superioridad de las armas del Rayo decantan la partida hacia las fuerzas occidentales. Pero la paz es frágil y los ya conocidos thorbod, refugiados en Marte, atacan la Tierra conquistándola con su superioridad numérica y de armas. El Rayo abandona la Tierra con 6.000 madrileños supervivientes del ataque.

 

Esto que he comentado ocurre apenas en los seis primeros números de la colección y reúne los mejores estereotipos de la space opera: héroe invencible, arma invencible, o casi, batallas impresionantes y buenos y malos sin dobleces.  También en estos primeros volúmenes se comienza a desarrollar el universo social de Enguídanos; una suerte de socialismo cristiano como el autor se encarga de recalcar una y otra vez. En esta sociedad el estado se encarga de todo: la educación, la sanidad, la alimentación etc. El ciudadano tiene la obligación de participar durante un número determinado  de años en un Servicio Obligatorio de Trabajo y a partir de ahí el estado le provee de todo lo necesario de por vida. Los que quieren destacar, o no son conformistas, se reenganchan en este servicio y son los que forman las élites; los investigadores, los profesores,  los artistas, los deportistas de élite, los militares. Esta configuración comunista se mantendrá durante toda la obra en las sociedades humanas de Enguídanos. La igualdad entre hombres y mujeres es total y tanto ellos como ellas ocupan todos los puestos de relevancia o no de estas sociedades.

 

El autoplaneta Valera es el eje conductor, o el vehículo, de la saga a partir del número nueve. Se trata de una nave espacial, del tamaño aproximado de La Luna, hueca, donde los astronautas, o ciudadanos llamados valeranos, viven en ciudades tales como Nuevo Madrid, la capital del planetillo. La capacidad de desplazamiento de la nave se produce debido a que está compuesto de un material superdenso, llamado dedona, que, inducido eléctricamente, posee propiedades antigravitatorias. Esta nave aloja a la flota más poderosa del universo con millones de naves de combate, siendo además una fortaleza inexpugnable capaz de trasportar millones de tripulantes que viven toda su existencia en el planetillo.

 

Con esta formidable nave de combate los valeranos viajan por el cosmos llegando a lejanas galaxias[2] y enfrentándose a los thorbod, Los hombres de Silicio, los nahumitas, los sadritas o los eternos en esta primera parte. El planteamiento es idéntico en todos los encuentros con extraterrestres. Este encuentro es siempre catastrófico para los valeranos o la humanidad. Generalmente las razas están más avanzadas tecnológicamente e inflingen una severa derrota a las fuerzas terrestres. Pero éstos siempre se recuperan, incorporando la nueva tecnología a sus armas y terminando por derrotar al enemigo. El autoplaneta es en sí mismo una potencia formidable y casi invulnerable. Enguídanos crea unas batallas espaciales en las que se mueven literalmente millones de naves que disparan cientos de millones de torpedo nucleares contra los enemigos. Es un remake de las batallas navales en las que la superioridad se decantaba en la armada que era capaz de disparar más veces y más  rápido y tenía mejores defensas. Eso es lo que hace el autor: coraza contra torpedo; buques de dedona contra torpedos cada vez más efectivos. En el número 23 titulado ¡Luz Sólida! descubrimos el rayo láser antes de que este se inventara. Los sadritas, una raza de seres cuya base orgánica es el titanio, llegan a la Tierra con unas armas nuevas capaces de perforar las mejores corazas de dedona y obligan a los terrestres  a evacuar el sistema solar y dirigirse a los planetas de Redención, sede de la otra parte de la humanidad. Pero es que Enguídanos tiene la idea de usar esta luz sólida no sólo como arma sino como propulsor de las naves. Algo que no habíamos visto o leído anteriormente.

 

Por otra parte los viajes de Valera son todos relativistas, al menos en esta primera parte. Los valeranos viajan a menor velocidad de la luz por todo el universo, lo que produce una ralentización del tiempo en el autoplaneta, mientras que en los mundos que visitan trascurren cientos o miles de años entre una y otra visita. Esto produce un desfase social enorme entre los valeranos, que apenas evolucionan y las otras civilizaciones que tienen miles de años de ventaja. Este desfase será el desencadenante del final de la primera parte al enfrentar a valeranos, fósiles del pasado, con una civilización de eternos, descendientes de los humanos, que han conseguido introducir sus cerebros en cuerpos de robot para prolongar su vida indefinidamente. A raíz de ese enfrentamiento fratricida, el autoplaneta Valera se constituye en República independiente y abandona para siempre los mundos redentores. Así acabó la odisea en los años 50 con la marcha de la nave hacia el espacio desconocido.  Los lectores tendrían que esperar veinte años para ver las aventuras continuadas.

 

Todas estas aventuras extraordinarias siempre tienen los dos mismos protagonistas: el autoplaneta y la familia Aznar. Los Aznar son los héroes de la historia. Mientra que en otros space opera el héroe siempre es el mismo, aquí los héroes son toda una familia, que va trasfiriendo de padres a hijos los valores característicos del héroe. Los Aznar son todos militares, almirantes de la flota valerana y llevan el peso de todos los enfrentamientos bélicos humanos. Además, como si de una tragedia griega se tratara, la mala fortuna, el gafe, los persigue a ellos y a todos los que les rodean. La familia tiene definitivamente un sino muy oscuro y pocos de ellos mueren en la cama.

 

 

2.2. Segunda Parte. A través de un Mundo Anillo.

 

Como decía en el apartado anterior trascurren 20 años desde el final de la saga. Para los lectores como yo, que leímos directamente la reedición de los 70, no nos pareció extraño que el nº 31, Universo remoto, trascurriera 200 años después de la partida de Valera y con un mismo protagonista que es Miguel Ángel Aznar Polaris. Éste, es despertado de la hibernación a la que se sometió voluntariamente y  encuentra una sociedad que ha evolucionado mucho en su ausencia. El autoplaneta se encuentra en un remoto sistema solar al que ha llegado siguiendo una señal de radio. Ese sistema solar tiene un solo planeta orbitando en torno a su sol y es un mundo anillo al estilo del desarrollado por Niven en su popular novela[3]. En esta segunda parte los valeranos colonizan Atolón, el circumplaneta, descubriendo que es una obra de macro-ingeniería de una raza muy avanzada de humanoides llamada barpturanos. Según la idea de Enguídanos, ellos fueron los que sembraron el cosmos de vida humana. Con esta raza original cubre los huecos que dejaba en la primera parte al considerar que varias razas galácticas fueran compatible con la humana, caso de los redentores, nahumitas, saissais o terrestres.

 

El encuentro con esta avanzadísima civilización hace evolucionar enormemente la tecnología de los valeranos. Se incorporan las ondas gravitacionales, una especie de escudos de energía capaces de desviar la luz sólida, y el mayor descubrimiento para los terrestres es una máquina de integración de materia, llamada karendón, que  es capaz de desintegrar cualquier cosa y volverla a recomponer. Puede crear a partir de la energía cualquier cosa que se hay previamente grabado en su ordenador. Así recrea desde una silla hasta un crucero de combate, pasando por un filete con guarnición o un ser humano.

 

«En Star Trek usan las máquinas teleportadoras y ya está, pero Enguídanos hace un uso de sus equivalentes (las karendón) que va mucho más allá. Piensa que una vez que un cuerpo está codificado en la memoria del ordenador puede hacerse con él muchísimas cosas. Desde resucitar a copias de los muertos en combate a obtener copias de materia negativa con la karendón mutante. La flota de Valera usa torpedos de antimateria ¿cómo transportarlos sin peligro a bordo de naves de materia? Fácil, se transportan como torpedos de materia normal y, en el momento en el que son disparados la karendón mutante los trasforma en antimateria... »  Juan Miguel Aguilera en El Sitio de Ciencia Ficción

 

A partir de ese momento la saga adquiere mucha mas modernidad, experimentando un cambio brusco tanto en las historias y el tratamiento de los personajes, como en la tecnología inventada por el autor. En el plano bélico tenemos los cruceros clase Stelar, capaces de volar por el hiperespacio, otro invento bartpur, torpedos antimateria o esferonaves realizadas en hormigón (casi invulnerables y mas baratas de construir que con dedona). En otro plano la karendón combinada con una máquina psi, capaz de grabar toda la mente de un humano en disco, permite la inmortalidad pues desintegras el cuerpo anciano y lo reintegras con su aspecto de 20 años. Después basta con cargar la personalidad grabada y tenemos la perfecta trasmigración científica. Fácil y elegante ¿no les parece?

 

Seguramente por influencia de las doctrinas pseudocientíficas de la época –ya saben que Von Daniken y sus astronautas-dioses estaban de moda-, Enguídanos dota a sus personajes, a partir del encuentro con los avanzados barptures, de capacidades telepáticas y psíquicas entre otros avanzados poderes. Fidel Aznar, uno de los últimos personajes en incorporarse, es un mestizo con unas habilidades extraordinarios. Los tapos, descendientes de los valeranos después de un millón de años, tienen esos poderes y se integran en la primitiva sociedad valerana.

 

2.3 La saga en perspectiva.

 

 

La saga de los Aznar ha sido la serie más curiosa e interesante de la ciencia ficción popular en España. Dentro de la mediocridad literaria, e incluso de ideas, que jalonaban estas aventuras del espacio, tal y como se les llamaba, brillaba como una rara joya en medio del carbón. Naturalmente no podemos decir que los relatos de Enguídanos sean un dechado de calida literaria pero si que estaban muy por encima de la media. Tenía un estilo propio y una manera de contar las cosas que lo elevaban de la mediocridad. Y sobre todo la saga fue un increíble panorama de maravillas sin pausa. A una espectacular batalla sucedía un descubrimiento asombroso y una raza de pulpos inteligentes, de hombres de cristal, de vivíparos con aspecto humano o de lagartos inteligentes. Los lectores encontramos escenarios conocidos y otros mas que originales, de hecho yo leía antes universo remoto que Mundo anillo, así que comprenderán mi sorpresa cuando me introduje en el mundo de Niven. Ya lo conocía, en parte, por mis lecturas de la saga igual que me ocurrió con la visión por primera vez de la estrella de la muerte; era el autoplaneta, o era casi como yo me lo había imaginado.

 

Estoy convencido que Pascual Enguídanos tenía un plan perfectamente trazado para su obra. De la lectura de la misma se puede colegir que no dejaba cabos sueltos, y aunque en la primera edición hay algunas meteduras de pata considerables en las cuestiones científicas más básicas, veinte años después, rehace su propia obra mejorando algunas de las premisa originales y eliminando inconsistencias. Además retoma la historia donde la dejó con una continuidad perfectamente coherente con el universo aznarino. En ese universo han pasado 200 años y las costumbres sociales han evolucionado, exactamente igual que lo hacía la sociedad española que casi está ya saliendo de la dictadura. Las costumbres morales de los valeranos se vuelven más liberales, mas avanzadas. Su contacto con las otras razas mejora el corpus social valerano, al menos en el plano de las costumbres sexuales y morales. La raza evoluciona con el mestizaje, cosa que Enguídanos, que es muy patriota –recordemos que casi todos los valeranos son descendientes de los madrileños exilados en el Rayo-, utiliza tratando tal vez de imitar la conquista de América. Los españoles tienen otro imperio, esta vez galáctico, a su disposición y desde luego se convierten en los dueños del universo.

 

En esta segunda etapa todo está mucho más difuso y matizado. Los malvados ya no lo son tanto, incluso los thorbod se vuelven dialogantes, y se trata de solucionar los problemas con la diplomacia en lugar de la fuerza, aunque ésta se siga empleando cuando es necesario.

 

 

 

3. Una pequeña reflexión y una conclusión.

 

 

 De todas las space operas españolas probablemente ésta sea la más completa. Y es mas completa porque el universo diseñado para alojar las historias no se limita a contar viajes espaciales y aventuras de unos personajes concretos; la saga cuenta la historia de la humanidad, o una historia por lo menos, que abarca un millón de años hasta el futuro. Cientos de civilizaciones nacieron y murieron mientras que Valera viajaba incansablemente por el espacio. Esa magnificencia es la que dan a estas historias su aura particular de gran serie. El utilizar un vehiculo tan inmenso, que puede contener millones de habitantes –una sociedad en si misma-, que puede viajar tan lejos y por tanto tiempo, convierte a los valeranos en notarios de algo que sólo vislumbran pero que no viven. Ellos están al margen del universo, pasan por él pero no participan con él. Son como dioses del pasado que regresan para observar el paso del tiempo y actuar en determinadas ocasiones. Son un pueblo desubicado y sin raíces. Son semillero de sociedades pero nunca cosechan lo que siembran pues cuando regresan todo ha muerto y lo que conocieron hace ya milenios que desapareció.

 

Pascual Enguídanos Usach, George H. Wite, creó un universo importante, curioso y original, entre otras cosas por darle el protagonismo a los españoles del futuro. Lo mas curioso es que la coherencia y el buen hacer del autor hace que este hecho insólito no nos chirríe en absoluto. Pero la saga es también puro y duro divertimento. ¿Se puede pedir más? Teniendo en cuenta que uno de los principios fundamentales de todo escritor debe ser entretener, George H. White se mostró como un consumado maestro en esta faceta. Pero además de entretener también intentó dar su visión de lo que podría ser una evolución social de la humanidad: una sociedad igualitaria con profundas connotaciones de socialismo utópico. Y aún así, como buen católico educado en la moral y doctrina nacional-catolica, esta sociedad está basada también en los principios básicos cristianos. Cierto que la religión no es el eje de la acción o de la sociedad, pero si que aparece de vez en cuando y perdura en el tiempo a través de un millón de años.

Como colofón a este ensayo quisiera recomendar a los lectores que se acerquen a la saga. Mi recomendación es acercarse a ella desde la segunda parte, la más intensa y moderna que mejor ha resistido el paso del tiempo.  Si les engancha, podrán continuar con la lectura completa. Estoy seguro que, dentro de los parámetros que he descrito, no les debe defraudar.

Por cierto, existen dos volúmenes perdidos y nunca publicados, El gran miedo y Escuadron Delta, que el autor entregó  a la editorial Valenciana. De ellos nunca más se supo. Si alguno de ustedes lectores encuentra alguno de esos dos volúmenes les rogaría que me lo comunicara. Sería un descubrimiento colosal.

ANEXO. Los epígonos.


La editorial Silente, que dirige Pedro García Bilbao, es una pequeña empresa que, casi artesanalmente, ha reeditado toda la saga de los Aznar comentada por Mario Moreno Cortina, uno de los mejores expertos en la misma.

La saga ha tenido continuadores en lo que podríamos denominar fan-fictión. Estos aficionados han escrito una serie de novelas y cuentos todos encuadrados en el universo enguidosiano. Se encuadran en la denominada Nueva Generación y entre ellos están Mario Moreno Cortina, Carlos y Carles Quintana, Alfonso Seijas, Ramón San Miguel, Santyago Moro, Carlos Sainz Cidoncha, Joaquín Vidal, Carlos Alberto Gómez o Abel López.  Entre las novelas que continúan directamente las aventuras del autoplaneta Valera están los títulos Tharsis y Garuda de la pluma de Mario Moreno Cortina.

 

Para saber más de la saga de los Aznar se puede consultar en los siguientes sitios de Internet:

http://www.ciencia-ficcion.com/ghwhite/index.html

http://lasaga.es/



[1]    Las novelas de a duro (se atribuye el término a Carlos Saiz Cidoncha aunque probablemente fuera un consenso popular) era la denominación popular de los bolsilibros, colecciones de novelas temáticas -oeste, bélicas, románticas, ciencia ficción, terror o misterio- muy habituales en los kioskos españoles desde 1950 hasta 1980. Comenzaron costando 5 pesetas, un duro,  de ahí su nombre que se mantuvo pese a su incremento de precio.

 

«Son el equivalente español a los pulps  norteamericanos, aunque cuentan con unas características propias que las identifican. Al igual que éstos eran novelas baratas, de aspecto modesto, formato reducido (alrededor de 15 x 11 cm.) e ilustradas con portadas llamativas, pero en lugar de recopilar varias obras acostumbraban a abarcar un único relato, que a veces ocupaban varios números. Su nombre hace alusión al precio que costaban en los años cincuenta, aunque lógicamente éste se fue elevando con el tiempo hasta alcanzar valores muy superiores». José Carlos Canalda.

[2] Enguídanos usa el término galaxia para denominar a los sistemas solares diferentes. Así se habla de  la galaxia nahumita o de la galaxia thorbod, sistemas de procedencia de estas razas.

[3] La novela de RingWorld, Mundo Anillo, escrita por Larry Niven data del año 1970 en su primera edición norteamericana. Sin embargo en España no se publicó hasta 1976 por la editorial Martínez Roca. La  novela de Enguídanos se edita en el año 1975. ¿Se trata de una coincidencia o conocía el autor la obra de Niven?  Soy de la idea que se trata de una coincidencia en el tiempo. Enguídanos no hablaba inglés y dudo mucho que conociera en la época, sin  tantos medios de consulta como los actuales, la obra del norteamericano. Además en la saga se le denomina Circumplaneta  y en ningún caso mundo anillo. De todos modos es seguro que conocía las teorías de la esfera de Dyson ya que las aplicó al final de la saga con el descubrimiento del  hiperplaneta Negro.

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