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Filosofía y CF

Filosofía y CF

Hace unos días recibí la agradable nueva de The International Association for the Fantastic in the Arts (IAFA) que me comunicaba que un ensayo mío "Filosofía y Ciencia Ficción: una aproximación" había recibido
una mención de honor en el premio Best Non-English Language Scholarly Essay on Fantasy in the Arts Award.
El ganador ha sido Carlos Abraham por "Las utopías literarias argentinas en el período 1850-1950" ("Argentine Literary Utopias in the Period from 1850-1950"), un muy interesante y descriptivo ensayo que fue publicado en Glaxia nº 14.
El resultado del jurado pueden leerlo aquí
Estoy muy contento de haber recibido esta mención y cómo el ensayo se publicó en la revista Parnaso hace tres años y se encuentra agotada he decido ponerlo aquí por si quieren echarle un vistazo.
Así que: ahí lo tienen.


Filosofía y ciencia ficción, una aproximación.

Yo sueño que estoy aquí destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado mas lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
La vida es sueño. Pedro Calderón de la Barca.
Jornada segunda, escena decimonona.

Introducción

La ciencia ficción es uno de los géneros literarios que, probablemente, es el mas preparado para fagocitar casi todos los aspectos del pensamiento humano, y reinventarlo, o remodelarlo, para hacerlo surgir de manera diferente pero identificable; en definitiva deconstruirlo, tal y como lo expresaría el famoso Ferrán Adriá.
En infinidad de ocasiones el aficionado a la ciencia ficción se encuentra con ideas antiguas desarrolladas, de manera aproximadamente novedosa, en libros o en películas pertenecientes al género. La ciencia pura, en su vertiente especulativa, - lo que denominamos hard ciencia ficción-, el género de aventuras – space opera-, o disciplinas políticas, filosóficas, humanísticas y psicológicas, constituyen el corpus básico de los argumentos adscritos a este género. Los relatos o historias de los que disfrutamos en la ciencia ficción se corresponden, en su origen, a teorías filosóficas o corrientes de pensamiento surgidas a lo largo de todas las épocas del saber humano. Grecia, Roma, el marxismo, las teorías de Freud, Niezstche, Bakunin, Kropotkin, Malthus o John Stuart Mill, son base para muchos de los relatos que escritores y artistas han desarrollado para lo que llamamos ciencia ficción.
Un sólo ejemplo puede bastar para observar la influencia de la filosofía , tomada ésta en sentido amplio, en la ciencia ficción. Fijémonos en una película conocida por todos como es Matrix. Ésta y sus secuelas en menor medida, diríase que en muy poca, contienen ideas que ya habían sido contempladas desde la Grecia clásica. Cuando los críticos cinematográficos, y por supuesto los mucho mas avispados aficionados, hablaron de la “novedad” que suponía la primera Matrix, muchos se dieron cuenta de que la supuesta novedad era únicamente técnica y estética. Porque respecto a sus premisas argumentales afirmaron, muy acertadamente, que era una reconstrucción moderna del mito platónico de la caverna. Otros vieron sospechosas similitudes con una obra del teatro clásico española del siglo de oro, concretamente La vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca, lo que no ha de resultar extraño puesto que Calderón usó como argumento la misma premisa que Platón expresara en la República (Politeía), más concretamente en su libro VII.
Vamos a intentar reflejar una visión general de algunos de los arquetipos básicos de la ciencia ficción y su relación con sus correspondientes premisas filosóficas o de pensamiento. Obviamente el campo de investigación daría para mucho más, pero el propósito de este artículo no consiste en dar una exhaustiva relación de teorías y relatos, sino sólo un esbozo de los mismos. Para ello, se han escogido cuatro de los grandes temas que la ciencia ficción ha recogido a lo largo de su historia: la realidad-irrealidad, el superhombre, la religión y la creación de vida. Quedan fuera algunas otras como podrían ser la sociología, la economía o la historia, pero se deja para una ulterior ocasión, realizado por mi o por cualquier otro que se anime, un hipotético análisis mas exhaustivo de éstos y otros arquetipos.

1. La realidad

¿Somos lo que somos o sólo pensamos que lo somos? Esta aparente “trivialidad” ha producido cientos de estudios y de teorías, mas o menos creíbles y mas o menos fundadas, a lo largo de la historia.
El ejemplo que hemos esbozado en la introducción - Matrix - es muy ilustrativo para explicar la poderosa influencia de las teorías sobre el mundo y sobre nuestra interpretación de lo que es real o no, y por ende de todo un abanico de posibilidades de reinterpretación de los conceptos morales y éticos en los cuales los hombres basamos nuestra sociedad.
Matrix parte de una premisa muy interesante, aunque, como ya sabemos, nada original: la realidad en la que nos movemos cotidianamente no es la auténtica realidad, sólo es una ficción en la que hemos sido colocados. El protagonista, Neo, vive una realidad falseada mediante programas informáticos. En realidad está sujeto a una especie de incubadora que le nutre le mantiene con vida y le extrae la energía necesaria para que un mundo de máquinas pueda vivir. Por tanto la existencia de Neo es falsa, tan falsa que se produce un choque emocional y físico límite cuando le es revelada la verdad. Esta es, en esencia, la premisa que sostiene el guión de la película, obviando la sucesión de peleas “made in china” y la jerga seudo cibernética que acompaña a su metraje.
Queda en evidencia que la fuente de inspiración de los hermanos Wachowski surge directamente de las ideas que ya expresara Platón en el siglo IV AC. Porque el argumento, pese a estar enmascarado dentro de un contexto “científico” como lo es el del mundo de la informática, no deja de expresar todo lo que ya se escribiera en el diálogo VII de La República.
Decía Platón:
«Imagínate una caverna subterránea que dispone de una larga entrada para la luz a todo lo largo de ella, y figúrate unos hombres que se encuentran ahí ya desde la niñez, atados por los pies y el cuello, de tal modo que hayan de permanecer en la misma posición y mirando tan sólo hacia adelante, imposibilitados como están por las cadenas de volver la vista hacia atrás. Pon a su espalda la llama de un fuego que arde sobre una altura y entre este fuego y los cautivos un camino eminente flanqueado por un muro, semejante a los tabiques que se colocan entre los charlatanes y el público para que aquellos puedan mostrar, sobre ese muro, las maravillas de que disponen… »

Esta es muy sencillamente la idea de la alegoría de la caverna en la que Platón viene a expresar la duda sobre si lo que podemos apreciar a través de nuestros sentidos es la realidad. Porque: ¿y si todo lo que nos muestran nuestros sentidos no es totalmente verdadero y sólo vemos «las sombras proyectadas por el fuego en la caverna»?
A este respecto, el filósofo Slavoj Zizek opina lo siguiente:
«Una diferencia esencial entre la película y el texto platónico es, por supuesto, que cuando alguna persona se escapa de la cueva, y asciende a la superficie de la tierra, lo que encuentra ya no es la brillante superficie iluminada por los rayos de sol de antaño, el Bien supremo, sino el desolado «desierto de lo real»» .
Esta toma de posición parece muy coherente ya que en Platón se respira una cierta garantía de final feliz - los que consiguen salir ven la brillante realidad- mientras que en Matrix la verdadera realidad es mucho peor que la de la caverna-mundo informático.
Otro de los problemas planteados en La República, no es sólo que no se sea capaz de “ver” la realidad – las ideas como un objeto arquetípico existente en algún lugar real- sino que ésta sólo puede ser interpretada por el hombre educado, en lo que Platón denomina filosofía. Es por ello que el común de los mortales no es capaz de apreciar no sólo la “realidad” sino tampoco la verdad -la idea arquetipo. Ésta está reservada a unos pocos elegidos que poseen los conocimientos necesarios para discernir entre la verdad y la apariencia de verdad. Lo cual implica que sólo los “iluminados” por la filosofía son capaces de “apreciar” y por ende de gobernar a los demás mortales que no comprenden y no son capaces de sentir lo que es o no es real y bueno para ellos.
La fantástica, y también desalentadora, propuesta de Platón es desarrollada, entre otros, por Pedro Calderón de la Barca que escribe la imprescindible La vida es sueño . Volviendo a nuestro primer ejemplo, es de resaltar que los argumentos de La vida es sueño y Matrix discurren en paralelo ya que Segismundo se encuentra en la misma situación que Neo, viviendo una irrealidad, aunque sus prisiones son diferentes: una torre y un programa informático respectivamente. El único contacto de Segismundo con la “realidad” se produce a través de su mentor y criado Clotaldo y en el caso de Neo se produce por medio de un ordenador, controlado por Morpheo, que le hace sospechar que la realidad no es la que parece. Tanto Segismundo como Neo son sometidos a un despertar a la vida real, Segismundo por su traslado a palacio, y Neo despertado de su cubículo por Morpheo. Este despertar, que simbolizaría un renacimiento, ha de resultar forzosamente traumático. En ambos casos el choque con la realidad es brutal. Ya Platón explicaba que si los hombres presos en la caverna fueran liberados lo que verían les resultaría doloroso e incomprensible. En las tres ocasiones ocurre lo mismo; el hecho de enfrentarse a la realidad es ya de por si traumático puesto que supone un cambio de enfoque, de pensamiento y de esquemas en la apreciación del mundo que nos rodea y este despertar, el despertar a la “realidad” o a la “filosofía” platónica, supone para los protagonistas conseguir el pleno discernimiento de la verdad “absoluta”.
La implantación masiva de la informática en el mundo en que vivimos ha dado plausibilidad científica a ciertos temas que sólo algunos pensadores se habían atrevido a especular. En numerosos relatos el hombre es capaz de trascender hacia el mundo de la virtualidad informática, de manera que a los protagonistas les es imposible discernir cual es la realidad auténtica. Varios ejemplos podrían ilustrar estas virtualidades informáticas. La extensión de la corriente denominada cyberpunk, que basa sus argumentos en la interacción entre los seres humanos y los sistemas informáticos, es uno de los exponentes de estas “irrealidades” virtuales.
Pero al margen del entorno informático, uno de los maestros de estas irrealidades fue Philip K. Dick, que desarrolló una gran cantidad de historias que transcurrían en un limbo irreal al que los personajes no pertenecían, o eran trasportados fuera de nuestro mundo real. Ubik y Ojo en el cielo son ejemplos de este tipo de historias. Los personajes, debido a diferentes causas, son trasladados a “otros escenarios” que consideran tan reales como el nuestro. Hay que resaltar que estos personajes no interaccionan voluntariamente en esos mundos, son manejados sin que ellos sepan que están siendo manipulados, al menos al principio. Pero, sobre todo, el problema se basa en su incapacidad, por la limitación de sus sentidos, de percibir cual es la realidad. La película, dirigida por Alejandro Amenabar, Abre los ojos se encuadra en la mas pura tradición de Dick, donde se conjugan las falsas apreciaciones de la realidad con la paranoia provocada por la incapacidad de discernir entre lo que es objetivo y subjetivo. El protagonista, César (Eduardo Noriega), se encuentra en un dilema existencial y mental al ser incapaz de correlacionar lo que le ocurre con sus propios recuerdos o con las diversas manifestaciones de la realidad. La coherencia de su mundo no es tal, ya que el principal problema es que está siendo manipulado. La manipulación exterior de su mente conlleva la imposibilidad de captar lo que es o no cierto. Retornamos una vez mas a la filosofía platónica en la que se nos muestran sólo sombras de lo que realmente es real.
Un cuento extraordinario de Stanislaw LEM refleja asimismo la imposibilidad que tenemos los seres humanos de percibir exactamente como es el mundo. El viajero Ijon Tichy se encuentra en el laboratorio de un científico que maneja unos programas informáticos en los que ha creado una serie de personalidades. Puede manejarlos a su antojo, pero ellos no son conscientes de que son meras marionetas. La terrible realidad se expresa en las manipulaciones a los que los “programas” son sometidos por el antojo del científico. Tichy se pregunta si lo que está viendo no es sino un pálido reflejo de lo que él experimenta. La pregunta fundamental: ¿Somos o sólo creemos que somos?
En el cine mas ejemplos pueden dar una aproximación a lo que venimos comentando. Nivel 13 es una película que trata del mismo tema. Los programas informáticos creados para diversión de otros humanos, logran a su vez crear un paisaje de diversión informática. Las muñecas rusas unas dentro de otras. La conciencia se hace patente en estos programas que empiezan a preguntarse cual es la verdad y lo que es mas importante: ¿cual es la realidad? La respuesta será sencillamente: la irrealidad misma.

2. EL SUPERHOMBRE.

Para Nietzsche, el superhombre es aquel que posee un valor y una fuerza superior; «el hombre debe ser sobrepasado». El superhombre simbolizaría el dominio supremo del hombre sobre la naturaleza, que implicaría incluso la propia trasformación de ese hombre primigenio en algo distinto, superior, física, intelectual y moralmente. Nietzsche desarrolla una teoría del superhombre al margen de la moralidad o de la ética civilizada. Su construcción del superhombre supone la aniquilación o al menos la subordinación y el desprecio hacia aquellos que no consiguen superar el listón del superhombre, por tanto esta filosofía es exclusivizante.
En la ciencia ficción, el superhombre por antonomasia es Superman, el famoso hombre de acero. Este personaje fue dado a conocer por primera vez en 1933 en un fanzine titulado Sciencie Ficction. La historia se titulaba The Reign of Superman y poseía texto de Jerry Siegel e ilustraciones de Joe Shuster. A partir de ahí el personaje perdura hasta nuestros días fundamentalmente en la historieta, aunque participando en otros medios de comunicación como la radio, el cine o la televisión. Superman no es el prototipo de superhombre nietzschiano, Superman es sólo un norteamericano con poderes de semidiós pero con las constricciones morales de un ciudadano normal. ¿Por qué un superpoder imparable, como el que posee, debe restringirse a unas reglas morales “comunes”? Ya dijo Lord Acton: “El poder tiende a corromper; el poder absoluto corrompe absolutamente”, sin embargo en éste caso parece excesivo que ese Superman se convirtiera en un tirano o dictador, puesto que la moral norteamericana impide que esos “dioses” se comporten de ese modo. El mundo del superhéroe norteamericano equivaldría al de los semidioses griegos, muy similares en unos comportamientos tiránicos, egoístas o caprichosos. El semidiós y el superhéroe comparten un componente humano que les aleja de la amoralidad “divina”. Este componente rebaja las posibles consecuencias del uso exacerbado del poder, ya que incluso el equivalente oscuro del superhéroe, el supervillano, se ciñe a unas reglas de comportamiento que no van mas allá de las normales entre sus congéneres. Sí, pueden robar, pueden incluso matar, pero todos estos comportamientos delictivos no se alejan en exceso de lo que es la moral cotidiana.
Otros autores han visto y desarrollado mas allá esta aparente contradicción entre poder y comportamiento moral. Alan Moore en el desarrollo del superhéroe MiracleMan da un paso hacia adelante aventurando una nueva definición del concepto de bueno-malo en el mundo superheroico. MiracleKid, uno de los experimentos del Dr. Gargunza con súper individuos poderosos, está mas allá de la moral convencional de MiracleMan. Ha tenido tiempo suficiente para desarrollar sus poderes y, lo que es mas importante, para comprobar que se encuentra a años luz de los simples humanos. Esta sensación de superioridad, el poder a fin de cuentas aunque en clave de ciencia ficción, dota al personaje de su propia interpretación moral ajena a lo cotidiano. Ya que posee ese inmenso poder: ¿por qué regirse por nuestras normas, que a fin de cuenta sólo vienen a regular una forma de comportamiento entre pares? No. Él es superior y por consecuencia desarrolla una propia moral ajena a nuestros conceptos de bien o de mal. Se comportará como el tirano Platónico o el superhombre nietzscheano con absoluto desprecio hacia los que son inferiores, tal y como nosotros nos comportamos con una cucaracha a la que no dudamos en pisar si nos molesta.
El personaje desarrollado, una vez mas, por Alan Moore en el tebeo Watchmen, el Dr. Manhattan, es otro ejemplo del superhombre que va mas allá de los convencionalismos. Realmente el Dr. Manhattan es un dios, no como Superman, ya que sus poderes van mucho mas allá, sino como un auténtico dios bíblico. Una de sus características fundamentales consiste en su dominio del tiempo: es, fue y será simultáneamente, por lo que se parece mucho al concepto judeo-cristiano de Dios. Y sobre todo se caracteriza por su absoluta incomprensión hacia los que antes fueran sus congéneres humanos. No es que sea “malo” o “bueno” sencillamente es diferente y sus valoraciones éticas no se corresponden con las humanas. El trascender mas allá de cualquier poder le impide siquiera la comprensión, tal vez lo único que puede sentir es compasión.
Rafael Marín escribe también sobre el superhéroe en su novela Mundo de dioses . De inspiración panteísta griega, la novela muestra a unos seres caprichosos, despiadados e inmorales con respecto a sus inferiores. Ellos son los que tienen el derecho a sobrevivir, los demás son prescindibles y sólo necesarios hasta conseguir sus fines. Nietzsche vuelve a estar muy presente en esta historia, aunque la doctrina del superhombre preconizaba la eliminación de las razas inferiores y aquí Rafael Marín expone la necesidad que tienen los superhéroes, los dioses, de los humanos normales. Sin la sumisión de éstos últimos, los superhombres no tienen razón de ser, pues: ¿quien les prestará veneración?

3. EL HECHO RELIGIOSO

- DIOS

Las grandes religiones monoteístas contienen como premisa básica la existencia de un Ser Supremo, creador del universo y que de alguna manera “interviene” o interacciona con sus creaciones. Esta intervención se produce mediante sus enviados directos o por medio de personas interpuestas que de alguna manera tienen una cierta conexión con el Ser Supremo. Para los judíos podría ser Abrahán, para los musulmanes Mahoma y para los cristianos Jesucristo, que no solo es un enviado, sino que es el mismo Dios encarnado.
Los pensadores religiosos se han preocupado de intentar probar la existencia de este ser superior a través de los tiempos. Por supuesto no existe una explicación científica que pruebe esa existencia, y los pensadores se han limitado a usar recursos filosóficos, que en definitiva son sólo teorías sin base probatoria, para afirmar la existencia o no de un Dios. Ciñéndonos a la religión Católica, que es la mas próxima culturalmente, Santo Tomás expone 5 maneras de probar la existencia de Dios, son sus famosas 5 vías, que afirman por medio de la “lógica” la existencia indudable de Dios en base a que debe haber un motor inmóvil, una primera causa o un diseño del universo que debe ser necesariamente creado por un ser inteligente.
El tema de Dios es tratado con pinzas por la ciencia ficción. Es paradójico contemplar cómo en muchos de los ámbitos sociales, económicos o filosóficos se especula con diferentes soluciones sobre los mismos temas, soluciones que a veces son de lo mas imaginativas. Sin embargo en lo tocante a la idea de Dios las explicaciones no son del todo lo imaginativas que se podría pensar. Tal vez se peca de poca imaginación en lo tocante a lo que es o no es la idea de Dios. No se han barajado excesivas soluciones acerca de esta idea.
Generalmente se obvía el verdadero significado de la propia idea de Dios, limitándose a contemplar bien su no existencia, bien que el Dios que nos aportan las religiones es en realidad un avanzado extraterrestre (premisa usada ad nauseam en la ciencia ficción) que interacciona con los humanos, o sea, básicamente, trasladan el mito judeo-cristiano a un entorno tan irreal como el propio mito. El aporte de ideas nuevas sobre la existencia de Dios, o cualquier trasgresión interesante -tampoco es cuestión de exigirles a los autores mas profundidad que a los filósofos- es decididamente conservadora.
El hablar sobre Dios dentro de la ciencia ficción es, en definitiva, una verdadera esquizofrenia, porque si la ciencia ficción pretende racionalizar la fantasía, hacerla verosímil a tenor de los conocimientos científicos o su extrapolación plausible, no hay nada mas acientífico que la propia creencia en un Dios cuya existencia es indemostrable. Es, pues, pura fantasía mas que ciencia ficción, en la que autores tan reputados como Isaac Asimov se permiten alguna que otra boutade acerca de la idea de Dios. En el relato corto titulado La última pregunta, Asimov, hace evolucionar a su primitiva Multivac, un ordenador, hasta la Ac cósmica, una super-entidad que ha recopilado durante eones todo el conocimiento, e incluso la esencia del hombre, y que para solucionar el problema de la entropía, al final de la vida del Universo, sólo se le ocurre pronunciar la famosa frase fiat lux. Esto nos remite al principio bíblico de todo, en un retorcimiento místico tan fácil como aleccionador: la única máquina perfecta es la entidad Dios.
En la impresionante novela Solaris , escrita por el maestro polaco Stanislav LEM, una expedición terrestre lleva observando años un planeta denominado Solaris. En este planeta existe una entidad tan incomprensible para el ser humano que en los mas de 100 años de investigación no se obtenido la menor comunicación con el ser habitante de Solaris. Este ser parece contener atributos divinos; es capaz de crear formas complejas, incluso formas de vida. ¿Es un dios “tonto”? ¿Es Dios? Nunca lo averiguaremos. Lo que si sabremos, como escribe Darko Suvin, es que «los criterios antropocéntricos son inaplicables en el mundo moderno»
Por otra parte en la saga de Hyperión , Dan Simmons describe un Universo en el que conviven varias entidades que podrían ser similares a Dios. Uno de esos sosias de Dios es un ser que procede del futuro, y que goza de los atributos que se le suponen a Dios, debido a su tremendamente avanzada tecnología. Volvemos pues a enfrentarnos con el típico recurso de considerar la alta tecnología indistinguible de la magia y, por extensión, de los atributos divinos (Clarke dixit).
La figura de Dios también es tratado de modo maniqueísta, o sea inspiradas en las enseñanzas de Mani . El maniqueísmo ofrece una dualidad bien-mal muy acusada en el que el segundo papel (obviamente el Maligno), es muchas veces interpretado por el conocidísimo Demonio, Lucifer o Satanás. Entre otras, dos obras españolas contemplan este dualismo: El orgullo de Dios , de Pedro Jorge y Sombras en la Eternidad , de Ángel Torres. En la primera la imagen que se ofrece de Dios es bastante inusual, ya que el autor esgrime la posibilidad de que el Creador no sea todo lo bondadoso que se le supone, por parte de los católicos, judíos o musulmanes o al menos que se comporta como un ajedrecista, en un juego cósmico, al que no le importan sus figuras, sólo ganar en una partida incomprensible para nosotros. No se aleja demasiado de los postulados cristianos ya que, para los creyentes cristianos, Dios es incomprensible y sus actos, aunque extraños, siempre tienen un propósito “bueno” aunque éste nos esté vedado.
La lucha del bien contra el mal es eje de la acción en la novela de Ángel Torres. Sin embargo el autor gaditano trastoca el concepto bien-mal, o mas bien cambia el actor que interpreta al bien o al mal. La reflexión que se hace Torres es sencilla pero muy interesante: ¿Es seguro que lo que creemos el Maligno, realmente lo es? ¿No será otro el que deba ocupar ese puesto? Y si nos fijáramos en la historia del pueblo judío desde luego habría muchas dudas sobre lo que significa ser el pueblo elegido. Personalmente preferiría no formar parte del pueblo elegido tal y como éste ha sido tratado por la historia.
El universo creado por Sánchez y Gallego, denominado el Unicorp , desarrolla también la idea del Dios bíblico como una entidad maligna, nada divina o divina negativa para ser mas exactos, que sólo goza con la imposición de castigos sádicos a sus creaciones. No se apartan por tanto de las manifestaciones “reales” de Yahvé para con sus fieles.
“Dios ha muerto”, escribió Nietzsche en el tercer libro del escrito titulado La gaya ciencia publicado en 1882. Asimismo concretó: «¿Adónde se ha ido Dios? Nosotros le hemos matado. Todos nosotros somos sus asesinos...» Precisamente Lester Del Rey en su cuento El canto del crepúsculo basa su guión en una aproximación muy explícita de esta famosa frase de Nietzsche. La humanidad en un futuro remoto persigue a Dios a través del universo, arrinconándolo en el que se supone que fue el Jardín del Edén. El final, que no me resisto a contar, resume muy bien la idea de la no necesidad de dios en un universo lo suficientemente tecnificado:
« - Pero ¿por qué? ¡Yo soy Dios!
Por un momento, algo parecido a la tristeza y la piedad asomó en los ojos del Usurpador. Luego desapareció, mientras llegaba la respuesta.
- Lo sé. Pero yo soy el Hombre. ¡Ven! ».
En esas frases finales se resume la idea de la muerte de Dios. Las creencias en una ser supremo ya no son necesarias, por lo que Dios muere efectivamente por falta de utilidad.

- LAS RELIGIONES

Dios, en cualesquiera de sus diversas manifestaciones, se sustenta en las religiones y en lo que sus creyentes aportan a las culturas respectivas. La ciencia ficción no podías ser ajena a este tipo de fenómenos, y los autores se lanzan a fantasear sobre las evoluciones de las religiones por el espacio y el tiempo.
Hay una gran variedad de acercamientos al tema de la religión a lo largo de la amplia historia de la ciencia ficción. Varias obras, de las que ya hemos hecho referencia, ofrecen unas interpretaciones guerreras de la religión: La saga de Hyperion, El Orgullo de Dios o La embajada . Dan Simmons postula un futuro donde la Iglesia Católica, de manos de su Papa Julio, y gracias a la tecnología del cruciforme-una especie de simbionte capaz de mantener con vida a su portador, domina los mundos humanos. Esta Iglesia se ha convertido en una férrea dictadura en la que se han vuelto a las formas mas inquisitoriales de la historia. La tragedia de la Iglesia, que arrastra a la humanidad, es que no cree siquiera que el Dios cristiano exista como tal. Se aferran a la dominación como forma de poder real y por tanto se discrimina y se ejecuta al que no opina como la Iglesia. La antiutopía descrita se sustenta en el cruciforme, la vida eterna es concedida en ésta mediante el implante del simbiótico y con ella se domina a la humanidad. No eres católico, no gozarás de la vida eterna. Es la suprema esclavitud.
Al respecto de la Iglesia Católica, en la HispaCon celebrada en Zaragoza, Rodolfo Martínez pronunció una conferencia titulada: Pero haberlo, haylo: dios, la ciencia ficción española y los escritores ateos . Martínez expuso una muy interesante idea: «El ejemplo de Hyperion sirve además para ilustrar la manera en que los escritores anglosajones se enfrentan a la religión establecida y al hecho curioso de que, cuando quieren hacer aparecer una Iglesia "seria" y organizada de un modo coherente invariablemente acaban echando mano de la Católica: detalle no tan raro una vez que nos damos cuenta de que la Iglesia Católica es la heredera natural del sistema jerárquico del Imperio Romano»
Retomando esta idea podemos observar como la Iglesia Católica descrita en El orgullo de Dios es una “organización” que se encuentra en guerra física contra el Adversario, o lo que es lo mismo: el Demonio. La Iglesia ha aglutinado a la humanidad, y defiende a esta de las acechanzas del maligno. Es muy interesante contemplar el carácter militarista de las órdenes religiosas al servicio de la Iglesia. Lo que sólo supone una extrapolación de las órdenes militares que se vieron necesarias a tenor de la conquista del Jerusalén real. Jorge, sin embargo, en un retruécano modernista crea un cuerpo de monjas guerreras que son comandantes de naves estelares y soldados de a pie. Es la feminización del catolicismo –aunque como el autor bien escribe: “se puede ser monja-comandante, pero no sacerdotisa”-, con lo que para Jorge, el catolicismo, pese a la evolución de siglos, no ha dejado de ser una religión machista. La eterna lucha contra el mal no se desarrolla ya en el ámbito puramente espiritual, sino en uno absolutamente físico; y si la Iglesia emplea naves estelares, el Maligno, que en realidad sólo es un peón más, emplea armas de destrucción estelar.
La religión católica, o una aproximación a ella, es tratada de una manera muy interesante en Cántico a San Leibowitz . Walter M. Miller nos traslada a un futuro en que la humanidad ha sufrido una terrible catástrofe y ha retrocedido a presupuestos muy similares a los medievales. Un catolicismo peculiar es el encargado de conservar las tradiciones tecnológicas de antaño mediante la labor de la copia manuscrita. Miller recompone una iglesia que está a la vanguardia de la civilización, primero como conservadora del conocimiento y posteriormente como experimentadora con esos mismos conocimientos heredados. Es una visión claramente positiva del poder aglutinador de una religión y de sus posibilidades como civilizador, en este caso re-civilizadora.
Una forma extrema de represión eclesial o religiosa se pone de manifiesto en El cuento de la criada escrito por Margaret Atwood. Las formas del integrismo religioso mas negro han vencido en los Estados Unidos después de una guerra civil y los problemas de la sociedad sobreviviente se han visto incrementados por una plaga de infertilidad. Un escaso numero de mujeres son capaces de concebir y como consecuencia de esto, las “criadas” son ese clan de mujeres capaces aún de procrear. La dominación social de la religión y de su forma mas extrema produce una forma de vida opresiva y sin futuro. Esa sociedad se muestra efectiva en la represión e ineficaz en conceder felicidad a sus habitantes, salvo, como siempre, a la clase dirigente.


- LOS DIOSES MENORES

El panteón griego, romano o egipcio, ha proporcionado argumentos variados a la narrativa de especulación científica. Estos dioses menores se convierten en realidades que conviven con los hombres y los manejan o éstos luchan contra ellos. Es natural que esto se produzca ya que desde la Grecia clásica, los relatos en los que intervienen variedades de dioses se ven ampliamente reflejados en la literatura. La Iliada de Homero, famosa actualmente por su pequeña reconstrucción en Troya, es un ejemplo de intervención de los dioses en los asuntos Humanos. Los dioses se divierten manejando a su antojo a sus peones en ese tablero de juegos que establecen para su disfrute. Los dioses son temidos por ser poderosos. Son dioses a temer y no a amar. Se les reverencia para conseguir prebendas. Pero estos dioses son muy humanos. Se comportan no como dioses sino como caprichosos niños que se permiten el abusar del mas pequeño por pura ¿maldad?
Sobre estos dioses menores la ciencia ficción ha usado sus características e incluso sus nombres para sus relatos o historias. En la famosa serie Star Trek, dentro de la serie original, el episodio ¿Quién llora por Adonis? narra la decadencia de los dioses olímpicos, superhombres extraterrestres en realidad, que se vieron obligados a emigrar cuando los humanos dejaron de creer o de pensar en ellos. Su función, por tanto, desapareció al desaparecer uno de su objetivos; ser adorados. En la serie la Nueva Generación el Continuum Q es el perfecto ejemplo de dios menor. Unos seres tan avanzados que se permiten jugar literalmente con los sufridos tripulantes de la Enterprise. Pero pese a sus infinitos poderes, los Q son como niños y su nivel ético es el equivalente al de una persona de esa edad, sin las cortapisas que puede tener la evolución de un ser humano que es enseñado por sus padres a comportarse de una manera “normal”. ¿Se podría esperar un respeto hacia los “inferiores” en este tipo de seres? ¿Si nos encontráramos con una civilización tan avanzada y poderosa su “moral”, su “ética” sería compatible con la nuestra? Desde luego si extrapolamos el comportamiento humano a esta supuesta civilización, el resultado sería dañino para nosotros.
Estos dioses menores tambien forman parte del panteón de los superhéroes. La mitología nórdica, con Thor, Odín y Loki, se incorporan a los superhombres terrestres y o bien combaten con ellos o bien son sus enemigos. El caso de Thor o Hércules, éste del panteón greco-romano, es paradigmático como dios menor con superpoderes, que no se diferencia en realidad de sus compañeros terrestres. En realidad Hércules ya demostró que era todo un superhéroe cuando en la antigua Grecia realizó su famosos trabajos.


4. LA CREACIÓN DE VIDA

Otro de los arquetipos mas utilizados en el género, y que utiliza los anhelos de los seres humanos de equipararse a Dios o a los dioses, es la creación de la vida. El tratamiento de esta nueva vida parte, en general, de nuestra propia concepción de la misma, es decir, las nuevas creaciones se basan en lo conocido para, en algunos casos, mejorarlas o modificarlas en base a los conceptos standard de belleza o de atributos que ya se consideran deseables. No en vano, en la Biblia, Dios hace a los hombres a su imagen y semejanza, lo que supone que no es posible crear nada de lo que previamente no tengamos conocimiento, casi se podría hablar, pues, de simples mejoras cosméticas de la vida ya existente, y no de creación propiamente dicha.
Esta proceso de creación de vida tiene una novela emblemática que la contempla; Frankenstein o el moderno Prometeo. Catalogada por muchos como la primera novela de ciencia ficción de la historia, narra la odisea de Victor Frankenstein, un científico de ideas muy avanzadas para su época, que creará lo que ahora denominaremos androide. La inclusión de la ciencia como generadora de vida la diferencia de los relatos anteriores en los que aparecían seres artificiales como protagonistas. El golem o los homúnculus, eran seres no naturales, creados por medios generalmente mágicos; eran reconstrucciones del mito de la creación pero atribuyendo la ejecución a seres humanos en lugar de Dios. Mary W. Shelley recrea el mismo mito, pero esta vez, y es la primera, la creación de esta vida se debe sencillamente a los avances científicos. La ciencia biomédica y la electricidad, como detonante, darán vida a la criatura. Se da, por tanto, un salto cualitativo en cuanto a la explicación de un echo fantástico, abandonando la magia, no explicable racionalmente y que se debe exclusivamente a la fe (creer en ella o no creer), y se incorpora al mito la ciencia. Es evidente que este cambio de perspectiva se debe a los avances científicos de la época en que vivió la autora y que parece que ella conoció perfectamente. El empirismo del Locke está vigente y Shelley lo aprovecha en su beneficio. Se cambia al Dios creador omnipotente, por el dios ciencia, asimismo todopoderoso. La criatura es realmente una creación artificial, construida basándose en retazos de cadáveres, con ayuda de la ciencia médica y la biológica y activado mediante la ciencia física. Esta criatura de Mary W. Shelley debe su existencia a la electricidad y su propiedades, descubiertas recientemente a la época de escritura del libro, y es, por tanto, el uso incipiente de la electricidad lo que proporciona el encuadrar la novela dentro de la ciencia ficción en esa “remota” época. En realidad ambos mitos, Dios y ciencia, son inaprensibles para el común de los mortales. Es exactamente igual considerar que Dios ha creado a la criatura, que la ha creado la electricidad. En ambos casos la explicación o comprensión del fenómeno es puramente un acto de fe. Ni se entiende la categoría Dios, ni se entiende la categoría ciencia-electricidad. Sin embargo la explicación pseudo científica contribuye a evaporar antiguos mitos de pensamiento. Si bien es cierto que es cambiar una creencia por otra, esta nueva resulta mas acorde con los tiempos del mecanicismo y en última instancia explicable mas allá del mito Dios.
El enfrentamiento de la creencia religiosa y la realidad científica se revela en toda su magnitud en la novela El procedimiento . En este relato el descubrimiento científico de vida en los cristales, o mas bien la creación de vida a partir de materia inerte, conlleva un trágico desenlace. Rememorando las consecuencias de los que han intentado ser como dioses en la literatura, la resolución del conflicto se torna dramática. Los poderes religiosos no pueden compartir, ni aceptar, que alguien ajeno a Dios puede generar vida. Lo que se nos ofrece sencillamente es el miedo a la evolución del ser humano hacia formas incomprensibles de pensamiento. El temor a lo distinto, lo impredecible y en definitiva el temor al cambio y a la pérdida de privilegios es el motor de la trama. Por supuesto las implicaciones filosóficas son tremendas ya que si el ser humano es capaz de crear vida, en este caso a nivel exclusivamente molecular, ¿qué ocurrirá con esta si se es capaz de desarrollar? ¿Será dominada? ¿será esclavizada? O bien: ¿una ética “humana” permitiría su libre desarrollo? ¿Es lo que “Dios” hizo con su pueblo, o sencillamente la vida es un simple accidente “científico” que no va mas allá?
Pero la creación de vida es una constante en la ciencia ficción en una forma mucho mas próxima a nuestro entorno. Me refiero a la robótica en general y a las inteligencias artificiales en particular. A fin de cuentas estas IAs, para abreviar, son formas de vida, diferentes, sí, pero tan vivas como la forma de carbono de la que disponemos. La especulación sobre la formación de esas inteligencias es una constante en la literatura y en el cine. No podríamos reflejar todas las obras que han sido, así que nos fijaremos en algunas que, o bien por ser muy conocidas o por tener una cierta relevancia, pueden resumir lo que ha sido tratado en la historia del género.
Casi todo el mundo conocerá, al menos de oídas, la película 2001 una odisea del espacio , o su trascripción literaria del mismo nombre, obras de Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke. En la película, y en la novela, se nos narra, entre otras cosas, la aventura protagonizada por el ordenador de la serie 9000 HAL, que ha sido programado para controlar una nave espacial, aún en el caso de la desaparición de la tripulación humana. El conflicto de programación - lo que se le ha ordenado es incompatible con lo que su “conciencia” o programación original le dicta- hace que HAL resuelva la situación asesinando a sus inferiores humanos, que a fin de cuentas son su propia conciencia. Pero el ordenador adquiere características humanas que quedan plenamente de relieve cuando siente miedo ante su desconexión y sabe que va a morir como entidad pensante. Es este hecho el que lo hace humano. Pero no sólo existe el conflicto de la humanización de HAL, éste se rebela contra sus creadores, rebelión ante los dioses, y decide que ha llegado el momento de independizarse de su dios creador. Una vez mas llevará a la práctica la idea de Nietzsche: “Dios ha muerto”, al ver la inutilidad de seguir los dictados de “algo” que se muestra tan contradictorio y antilógico. A fin de cuentas el propio conflicto de programación ha sido provocado por el error humano, pero que en este caso, y al alcanzar HAL conciencia de si mismo, supone tirar del pedestal al dios creador.
Hay una novela española de título Gabriel y escrita por Domingo Santos que también refleja plenamente lo que supone el desarrollo de una nueva forma de vida en forma de inteligencia artificial. Gabriel es un robot que carece de las leyes limitadoras de la robótica. Este robot va mas allá de la obediencia impuesta por los programas básicos, que a otros robots les impiden realizar acciones que puedan dañar al hombre. Gabriel sufre su nacimiento con pleno conocimiento de lo que es, sin las necesidades de aprender ya que pose en su programación original los conocimientos necesarios. Este ser superior toma conciencia de su propia “humanidad” por pura experiencia, resultado de la observación de su entorno y de los comportamientos humanos. La idea básica que imprime Santos se asimila al mesianismo cristiano. Cristo es Dios, superior en todo a los mortales; Gabriel es un robot perfecto, superior asimismo a los humanos. Los dos se “humanizan” al compartir sentimientos con los que le rodean. Dios se hizo hombre porque no entendía a sus creaciones y Gabriel ha de volverse humano para poder ayudar a la humanidad. En ambos casos es claro que se produce un antropomorfismo ya que, en definitiva, todo gira alrededor del hombre, único punto de referencia que poseemos.

PEQUEÑA REFLEXIÓN FINAL

Se podría escribir mucho mas acerca de la interacción de la filosofía y la ciencia ficción, pero realmente: ¿no es todo lo que pensamos y escribimos una forma de filosofía, siempre y cuando interpretemos ésta como la escenificación de un pensamiento sobre la vida? Por tanto no es raro, sino todo lo contrario, que los autores de ciencia ficción desarrollen estos pensamientos en la forma que mas le gusta: la ciencia ficción. Lean a Ursula K. Leguín, Ray Bradbury, Christopher Priest o cualquiera de los buenos escritores anglosajones, sin olvidarnos de Tomás Salvador, Domingo Santos, Rafael Marín o Jose Carlos Canalda y todos los demás magníficos soñadores que en el ámbito español nos proporcionan sólidos argumentos. En esas obras encontrarán ideas, ideas tal vez no originales, pero que, debidamente arregladas, adobadas y aderezadas, se corresponden a sus experiencias y a sus pensamientos, no necesariamente compartidos, que permiten contrastar formas y maneras de ver lo único que todos poseemos en común: la vida.
En definitiva y, si me permiten, filosofando un poco: si la vida les resulta vulgar o anodina prueben a leer a estos autores; al menos durante el tiempo que estén absorbidos por esos mundos maravillosos de ficción permanecerán ajenos a éste, nuestro mundo, que, sí bien es el único que podemos disfrutar, no es el mejor de los posibles.

BIBLIOGRAFÍA:
CAPPANA, PABLO. El sentido de la ciencia ficción. Columba. Buenos Aires 1966
FERRINI, FRANCO. ¿Qué es verdaderamente la ciencia ficción? Doncel. Madrid 1971
GUBERN, ROMAN. Máscaras de la ficción. Anagrama S.A. Barcelona 2002
MARTINEZ, RODOLFO. Pero haberlo, haylo: dios, la ciencia ficción española y los escritores ateos. 2002
PLANS, JUAN JOSÉ. La literatura de ciencia ficción. Prensa Española S.A, Magisterio Español S.A. Madrid 1975
© 2004-2007 Alfonso Merelo

21 comentarios

Francisco Ortiz -

Felicidades. Paso a leerlo pero le felicito por anticipado.

AMS -

¿Insinuas que soy un friki?
¿De donde sacas esa idea?
Pa Friki el que no viene a una reunión de docotrado porque está bailando sevillanas en la feria :)
De todos modos lo tranquilos que vais a estar sin que os de la barrila ein¡ Y traeros chorizos y enbutidos que me han dicho que son superiores.

Charlotte -

Pues una convención friqui no va a ser lo mismo sin ti.

AMS -

Pues en ese caso estamos de acuerdo en todo.
Y no, no voy a Soria. Está muy lejos y además no me han invitado, así que... Ir pa na es tontería :)

Charlotte -

Claro, pero eso es precisamente en lo que incido, en que llevar interpretaciones hasta límites ilógicos es risible (aunque con la terminología y pedantería adecuada Silverberg podría parecer budista).

¿Vas a Valdeavellano?

AMS -

Con un par de cañas estaríamos mucho mejro, eso seguro. Pero vamos, no estoy de acuerdo en que se pueda interpretar todo a tu gusto 8decir que Sivelrberg es budista por ejemplo). Por muy bien que elabores una interpretación es imposible tergiversar del todo un texto. Y si el autor escribió blanco tu no puedes decir que lo que hay ahé escrito es negro. Lo puedes decir pero no será creíble y el ensayo será risible.
Es insidioso porque se me te con muchas cosas y punzante porque hurga en la herida :)
Y respecto a seguir la convcersación en presencia de unas cañas: te emplazo en DH en septiembre

Charlotte -

Ya me contarás en qué no estás de acuerdo, pero cuidadín, que luego acabamos como en Dos Hermanas con el tema de la crítica amateur versus la profesional y necesitaremos como mínimo tres tapas y cuatro pinchos.

"Insidioso y punzante". Eso sí que es un cumplido en condiciones ;)

AMS -

Milady, llamarme master es una exagercaión, pero lo admito siempre y cuando usted me permita decir que su artículo en Hélice, "Hermenéutica relativista", es de lo mas insididioso y punzante que he leido en mucho tiempo.
Para los que quieran echarle un vistazo ahí les dejo la dirección. Madame, enhorabuena por su tsis, aunque no estoy de acuerdo plenamente con usted. Pero lo que dice es muy coherente y significativo.
jttp://www.revistahelice.com/revista/Helice_03.pdf

Charlotte -

Enhorabuena, maestro. Je, me siento orgullosa yo también :P

ams -

Gracias anónimo Ramón :)
El artículo tiene el problema de su baja difusión en Parnaso. Era una muy buena revista y los sigue siendo en su encarnación electrónica.
Saludetes

RSMCoca -

¡Vaya! El anónimo ese era yo...

Anónimo -

Pues yo no conocía el artículo, y me ha parecido estupendo. No me extraña en absoluto que haya ganado esa mención. ¡Enhorabuena, Alfonso!
Y que no decaiga...

AMS -

Campeon, no. Finalista nada mas.
La próxima vez será :)

Francisco Fernández -

¡Alfonso, Alfonso, campeón, campeón, campeónnnn!

Enhorabuena

AMS -

Bueno el "manolito" no es dios, es una inteligencia avanzada. Pero en cierta medida la civilización tan avanzada puede asemejarse a dios.
Clarke fue el que dijo que la tecnología superior sería indistinguible de la magia. Pues un ser superior marciano o venusiano, en el caso de que existan que va a ser que no, sería indistinguible de un díos la verdad.

Manuel Nicolás -

El ensayo está chulo y completo, aunque en la idea de Dios, tal vez, ¿no entraría también el monolito de 2001? ¿aunque fuera menor?

saludos y enhorabuena

PD: No solo de euros vive el escritor, aunque también

AMS -

Gracias a tutis. Crak pero pobre. Que ruina. Vamos el premio tampoco era demasiado pero mira, 300 dolares son... 280 euros :)

V. -

Enhorabuena, artista. Crack, que eres un crack.

RM -

¡Sucohoneahí!

AMS -

Gracias mil, aunque prefiero la pasta gansa que los honores, la verdad :)
Que asco me doy a veces :)

José Angel -

¡Enhorabuena, Alfonso! Estas menciones siempre son agradecidas y bien recibidas. Me alegro mucho.