404. Malos tiempos para la ciencia ficción en España.
A los seis años de edad, este que les escribe, ya leía ciencia ficción. Desde esa época han pasado ya 43 años y sigo leyendola, o, al menos, lo intento. Y digo lo intento porque, al menos entre lo que se escribe en España, la empresa se está convirtiendo en algo cada vez mas difícil.
Hace unos años, Rafael Marín, uno de los escritores punteros en esto del fantástico de habla hispana, me dijo con una rotundidad habitual en él: “los escritores españoles ya no escribimos ciencia ficción”. Interpretando sus palabras, Marín quería decir que de la veintena, con suerte, de escritores “conocidos y famosos” casi ninguno publicaba ciencia ficción y se habían pasado en masa a otros campos de la literatura; al fantástico en general o a otros géneros mas crematísticos. Porque, indiscutiblemente, este abandono o transferencia hacia estos otros géneros se debe a un motivo mas que claro: se vende mucha mas fantasía que ciencia ficción y por tanto la posibilidad de percibir algo, además de merecida fama, se hace mas tangible en esas otras modalidades.
El motivo de esta mayor venta no se debe a la falta de capacidad de nuestros escritores. Gente como Javier Negrete, Eduardo Vaquerizo, Juan Miguel Aguilera, Elia Barceló, Rodolfo Martinez, César Mallorquí, León Arsenal o el antes mencionado Rafael Marín, han demostrado sus capacidades mas que incuestionables en ese campo ya que han escrito excelentes relatos de ciencia ficción. ¿Por qué entonces este abandono del género? Sencillamente creo que se trata de un problema doble: por una parte no se gana un mínimo de dinero con la cf y esto unido a la poca repercusión que tiene el género en este país hace que estos autores, ya consagrados, estén remisos, e incluso hastiados, de escribir novelas o relatos del género.
Es comprensible la actitud de un escritor que ve que la ciencia ficción no vende y que sus textos van a parar al rincón mas oculto de una librería, si es que llegan a ella. La mínima salida de estos libros hace reflexionar sobre sus posibilidades, y la elección es muy sencilla, aunque pueda resultar dolorosa.
Pero tendríamos que preguntarnos por qué no se vende la ciencia ficción en el mismo volumen que se vende la fantasía. ¿Existe algún patrón en el lector que le hace inclinarse hacia un género u otro? La posible respuesta a estas dos cuestiones podría explicar sobre lo que es un hecho incuestionable.
Podemos afirmar sin género de duda que el número de obras pertenecientes al género fantástico que se editan en España, independientemente del origen idiomático de la misma, es muy superior al numero de su equivalente en ciencia ficción. No sólo en el número de obras publicadas gana la fantasía sino que lo hace también en las tiradas de las mismas. Éxitos como la serie de Harry Potter, Las Memorias de Idhum, Jonathan Strange y el señor Norrell, La Tierra del Dragón, La Espada de fuego, Las crónicas de Narnia o la saga de Canción de hielo y fuego, sin olvidar las franquicias como Dragonlance o Vampiro: la mascarada, son un ejemplo de que la fantasía tiene un predicamento mas que importante en España. Y de todas las mencionadas muchas han sido escritas por autores españoles que curiosamente, y volviendo al principio, fueron casi todos autores que empezaron en la ciencia ficción.
Es cierto que aún existen algunos autores que persisten en hacer incursiones en el género de ciencia ficción. Los veteranos como Domingo Santos o Ángel Torres Quesada o los más jóvenes como puedan ser Lola Robles, Joaquín Revuelta, Daniel Mares o Carlos Castrosín, y algunos mas, continúan en la brecha, pero son minoritarios en ese aspecto, con respecto a todos los demás escritores del fantástico. Tampoco podemos olvidar a escritores del maistream que se adentran en el género como José Carlos Somoza, aunque sus editoriales tratan de ocultar la pertenencia al género asignándoles nombres distintitos como puedan se especulación futurista o tecno thriller, que sólo son eufemismos para referirse a la ciencia ficción. Se puede afirmar, extrapolando estas maniobras editoriales, que las editoriales no quieren ni oír hablar del término ciencia ficción. Muy pocos quieren verse ligados a esa dos palabras que al parecer están malditas en España.
Pero podríamos esbozar algunos de otros factores que influyen en mi apreciación de que la ciencia ficción en España está en horas bajas.
Uno de los mas interesantes que podemos observar en este país en el factor “crítico”, o mejor dicho de los críticos, pocos, especializados que tenemos. La crítica se ceba en los escasos autores que aún conservan el género como referente. Existe, al parecer, un extraño chauvinismo inverso que obliga a juzgar con mucha más dureza al autor español que al foráneo, y no sólo en la ciencia ficción sino en casi todos los géneros. Aunque esto parece ser una constante en cualquier tiempo de este país ,en el que nunca estamos contentos con lo nuestro y admiramos, mas allá de lo razonable, todo lo que viene de fuera. Es, probablemente, un complejo no superado aún y que nos impide juzgar con ecuanimidad lo que se nos ofrece en casa que, habitualmente es tan bueno, como lo que nos viene de fuera. Si unimos este condicionante, al poco predicamento de la ciencia ficción en general, veremos que la crítica no se interesa en lo mas mínimo por lo que se escribe en España. Además los autores que siguen adscribiéndose al género suelen publicar en editoriales pequeñas que no alcanzan un número suficiente de lectores. Las editoriales grandes apenas apuestan por los autores de aquí, y si lo hacen excluyen directamente la ciencia ficción porque “no vende”. Y así, una y otra vez, el autor al que le gusta expresarse en clave del género no consigue publicar o si lo hace es con unas tiradas y distribuciones que son voluntariosas, pero claramente insuficientes. Resumiendo la situación: nos encontramos con un panorama terriblemente adverso para el autor, que por una parte no tiene con quien publicar, si lo consigue prácticamente nadie le lee y, además, la crítica le ignora totalmente.
Hay otro factor ajeno que pude estar influyendo en el abandono del género por parte de los lectores. Sencillamente parece que el futuro nos ha alcanzado. No olvidemos que la ciencia ficción usa la tecnología plausible, dentro de su propio entorno, como fuente, o escenario, de sus historias. Si la “maravilla tecnológica” es moneda común en nuestra sociedad ¿cómo puede resultar interesante para alguien que ya la conoce? En la época dorada de la ciencia ficción anglosajona, y mundial, los lectores soñaban con inventos extraordinarios, con maravillas en otros planetas y con fantásticos invasores extraterrestres. Pero esa apreciación de la maravilla se ha quedado obsoleta cuando cualquiera de nosotros es capaz de acceder a Internet o mantener una conversación vía satélite con cualquier lugar del mundo. Hemos visto viajes espaciales en directo y la llegada del hombre a la Luna y a Marte con sondas robótica apenas soñadas por los escritores. Además nuestros propios avances tecnológicos han venido a frustrar nuestra imaginación con respecto a esos fantásticos futuribles. Las series y películas de ciencia ficción ofrecen un atractivo estético indudable que atrae público. Hemos visto y viajado por medio del cine a extraños mundos y contemplado cientos de batallas espaciales absolutamente espectaculares. Los posibles lectores se han acostumbrado a una forma muy visual del género y atraerlos por medio de la lectura, ya de por sí escasa en otros ámbitos, es tarea de titanes.
Por el contrario la fantasía gana adeptos. En la fantasía las cosas ocurren porque sus reglas son la negación de la plausibilidad. La magia, los sortilegios, las diversas situaciones fantásticas y los seres que la pueblan no han de ser explicadas. Dentro de su mundo son coherentes pero el lector no necesita pensar que está contemplando un escenario “real” y no tiene que estar constantemente comparando lo que es o puede ser con su entorno. Por definición el mundo fantástico inventado es mas sencillo e incoherente, pues su “física” no se basa en nada conocido. Es una literatura, se me permitirá la licencia, mas fácil. No mas fácil de escribir, ya que puede ser tan complicada y elevada como el autor quiera, pero si mas fácil de fagocitar y de “creer” en ella y en sus situaciones. En ese mundo fantástico el lector no se pregunta que algo no es correcto, salvo que sea inconexo en su propio universo inventado. El lector acepta esa interrupción de su verdad y percepción al adentrarse en un mundo que sabe positivamente que no existe. En la ciencia ficción, los escenarios, aunque son inventados, requieren la aquiescencia de un lector que generalmente es menos “crédulo” que el lector medio. Los entornos tecnológicos requieren mayor consistencia y credibilidad que los entornos fantásticos. Esa diferencia hace que la fantasía sea un entorno más atractivo para muchos lectores y eso, en un mundo que es cada vez mas inmediato, resulta a la postre de una importancia capital.
De todos modos, y nunca renegando de la lectura fantástica, unos pocos nos resistimos, cual galos indómitos, a dejar de leer buena ciencia ficción y otros pocos se resisten a dejar de escribirla. El problema es que entre todos no sumamos demasiados, y así, mucho me temo, que acabaremos por no tener nada. Tendremos que acudir al mercado internacional, que será probablemente muy interesante pero no será tan nuestro.
¿Veremos el fin de la ciencia ficción escrita en español? Esperemos que no. Sería una gran pérdida.
Publicado previamente en Historias Asombrosas 2
(c) Alfonso Merelo 2008
17 comentarios
M. Peregrina -
El futuro existe, existirá siempre. Axioma de la vida, innegable, misterioso, se presenta como una posibilidad potencial para la imaginación, donde siempre podrá cualquier escritor de CF jugar. La idea de que todo está inventado se iergue como una falacia. Todavía queda mucho que decir: Inteligencia artificial, exploración espacial, tecnología, deshumanización, etc. Muchos temas clásicos puieden ser renovados bajo una óptica más moderna, tal y como señalaba más arriba Julián Díez. Tan sólo es una situación negativa. Siempre que permanezcan unos pocos, siempre que esos pocos deseen trabajar por el género, la CF sobrevivirá. Sólo mueren las cosas que se dejan morir.Quizás simplemente los medios de difusión tradicionales no valgan para transmitir las obras de CF y haya que encontrar nuevos métodos, donde puede perfectamente entrar la importancia de Internet. Gritemos juntos para que la CF sea escuchada de nuevo.
Kaviardo -
En cualquier género, el autor debe centrarse en la historia que quiere contar. El entorno y los condicionantes externos no son problema con una cierta documentación. En la CF, el autor debe poner de su parte también para esto último, y es algo tan complicado o más que hacer una buena historia. Y también igual de importante, pues en gran medida condiciona el interés que puede generar en un lector o espectador la obra.
A los lectores, en general, no les interesa la pedantería científica de Asimov, ni contextos extraños difíciles de entender o asimilar, aunque basándose en fundamentos de física teórica sean "plausibles". No debemos de perder de vista que para cualquiera, es mucho más asequible ganar conocimiento humanístico que científico. El conocimiento humanístico es fácilmente adquirible leyendo libros. El científico necesita de una cierta base matemática y física que desde luego quien no la haya estudiado en su vida, no lo va a hacer en sus ratos libres.
En resumen, es realmente complicado parir una obra de ciencia ficción que resulte atractiva, y más aún que además tenga calidad literaria o cinematográfica.
Francisco Miranda -
Lo cierto es que comercialmente parece que vende poco y que es más cómodo el género fantástico.
Lo que más rabia me da de la fantasía es que es incoherente consigo misma por sistema, mientras que la ciencia ficción tiene que cuidar enormemente la coherencia y que todo sea posible. En el modelo de sociedad que vivimos resulta más descansada la fantasía.
También es cierto que con tanto adelanto es complicado imaginar relatos de ciencia ficción asequibles a los lectores y que no sean del espacio necesariamente.
AMS -
gabmx -
en méxico tenemos la palabra malinchismo para definir la situación a la que te refieres.
saludosss
ams -
Pepe -
Ayer leí en un libro de Ortega y Gasset que la novela estaba en sus últimos estertores y mencionaba que hoy día (por 1914) el lector es más exigente y las novelas decimonónicas ya no le interesan. Decía que eran necesarios nuevos temas y nuevos enfoques. Pienso que en realidad se equivocó y la novela tuvo un renacimiento explosivo gracias a la fantasía, la ciencia ficción, la guerra fría, la situación política y social del siglo XX y la moda por lo herético.
Todos estos temas se van superando y cansando al lector y, debido a la velocidad de la vida moderna, cada vez cansan antes. Las novelas de espías tenían muchísimo éxito en un contexto de guerra fría, con el rollo de una siniestra URSS siempre neblinosa y llena de sucios militares borrachos y unos EEUU luminosos con militares guapos y libres en sus descapotables. Como la lucha estaba en pleno fragor la lucha de los modelos nos emocionaba. Pasó la guerra fría y el género cayó como cayó la URSS. Los malos han pasado a ser los terroristas islámicos, los traficantes de uranio y los genocidas evadidos. El tema se ha desplazado, pero todavía dará algunos coletazos. En cuanto confirmen que Bin Laden ha muerto se confiramrá la caída editorial de estas novelas.
Por otro lado, la situación social y los cambios del siglo, sobre todo la revolución sexual y la liberación de la mujer, han inducido cientos de nuevos temas hasta combar los estantes de las librerías.
La liberación de las cadenas de la religión también ha hecho girar la imprenta. La represión eclesiástica ha desaparecido y se puede hablar sin reparos de los curas sodomitas en la posguerra, de las mentiras de la Iglesia, del ateísmo... en cierto odo, las novelas de templarios, evangelios ocultos, el santo grial, conspiraciones del opus y el papa y demás tienen éxito porque hasta ahora ha venido siendo un tema morboso y prohibido, sobre todo para los lectores maduros, que todavía fuimos educados en la religión. Si las generaciones modernas no conocen la ortodoxia ¿cómo van a disfrutar de la heterodoxia? Es un tema que no les ha llegado, el Código da Vinci les ha gustado por la persecución, pero no han visto morbo en él. Es otro tenma superado.
En cuanto a la fantasía y el mundo Tolkien voy a ser un poco cruel. Que le guste a los niños es lógico y normal, pero que tenga demasiado éxito en los adultos me parece un poco más extraño. No creo que le prefieran a la ciencia ficción por ser más ligero, es que es más ligero que todo y preferible a cualquier cosa si no se quiere pensar. Ojo, creo que es maravilloso y necesario poder evadirte de la realidad y de esta sociedad y descansar un rato de tanta responsabilidad como ente social. Pero la ciencia ficción te obliga a pensar y eso no le gusta a todo el mundo. Las novelas históricas te hacen plantearte el mundo o la España actual y no tampoco te permiten descansar el alma. A estos efectos la fantasía y la ciencia ficción son dos lenitivos para el dolor excelentes, pero uno exige un esfuerzo y el otro no. La fantasía entre los adultos pasará de moda en breve y, lo siento, pero la ciencia ficción también.
No es sólo problema de los efectos espaciales en el cine. Éstos son como las drogas, cada vez necesitas dosis mayores, llega un punto en que ya no hacen efecto y hay que cambiarse de estupefaciente. También creo que al cine de ficción le quedan dos colacaos.
El problema está en el tema. Ya he visto extraterrestres de todos los colores, formas, capacidades, tamaños, materiales, gaseosos, de luz, sembradores de inteligencia, malos, buenos... Creo que son una proyección de nuestros miedos ancestrales. Son análogos a los demonios de la edad media o incluso a los dioses griegos: seres poderosos que aparecen envueltos en luces y nos violan y nos extraen las vísceras. En grecia los dioses estaban el el Olimpo pero campaban por la tierra y se relacionaban con los humanos. En la edad media los demonios eran seres del infierno. En Grecia y las sociedades primitivas la peocupación era regional y los dioses vivían en la montaña. En la edad media la preocupación era religiosa y venían del infierno. En la época actual, globalizada y atea, vienen de las priofundidades del Cosmos. No sé cuál será el siguiente paso, pero creo que los extraterrestres tienen los días contados.
Hoy día existe una incipiente y algo burda formación científica en todo el mundo. No nos impresiona la tecnología porque convivimos con ella. Como la informática duplica sus posibilidades cada año y la evolución ya no impresiona. No nos dan miedo los extraterrestres porque ya hemos olvidado parte de nuestros miedos ancestrales y somos mucho más racionales. No quiero decir que no nos interesen, pero preferimos leer a Sagan y considerar las posibilidades serias, ver las probabilidades con su grado de incertidumbre... al igual que con el LHC. Preferimos leer opiniones "serias" a especulaciones cualesquiera. Creo que hay un público muy interesado en ciencia, pero al que la ciencia ficción no le atrae. El género tiene que renovarse y buscar nuevos enfoques, no sé cuáles, si lo supiese escribiría un libro, pero, si lo hace, le auguro otro renacimiento.
Un abrazo a todos.
Anónimo -
Anónimo -
Por ejemplo, recomiendo un vistazo a la publicación de "Maat:¿jugamos?" es un buen ejemplo de ello.
Anónimo -
Tal vez falte LA NOVELA de cf española (aunque La Nave o Lágrimas de Luz podrían ser candidatas).
PD. A mi Mercaderes del Espacio si me parece CF prospectiva, y 1984 tambien
Julián Díez -
Cuando Orwell quiso escribir sobre el sistema soviético, a partir de lo que conocía, presentó sus siniestras posibilidades de evolución futuras. Ergo puede considerarse, según esa definición, como una novela prospectiva.
Por otra parte, no creo que la ciencia ficción esté muerta. Personalmente, nunca he dicho algo así.
Lo que ocurre es que ha abandonado temáticas importantes -esto es un hecho cierto: hace décadas que dentro del género no se publica nada así- que quiso hacer suyas en determinado momento, y que hoy son utilizadas sobre todo por escritores de narrativa general.
Mientras, la cf de hoy está dominada por los Stross, McMaster Bujold o Robert Sawyer. Por tanto, aunque no esté muerta, me parece obvio que es cada vez más irrelevante. No sirve para nada más que para distraer a un grupo de lectores.
Lo que es muy respetable, por otra parte, y yo soy el primero que a veces lee ese tipo de textos. Pero ni pretenden predecir, ni extrapolar a partir de nuestra sociedad, sólo presentar aventuras coherentes científicamente.
Las novelas que hoy tienen esa otra pretensión proospectiva pertenecen a un territorio distinto. Mi artículo sólo dice que es el momento de definirlo, y propone una idea al respecto. Seguro que hay otras interesantes que pueden surgir.
Mario Moreno Cortina -
Veamos. Yo creo que la CF está pasando por un momento difícil (noten la zapateril elípsis) y negarlo es negar la evidencia. Pero no se va a acabar, al menos por ahora. La CF ha tenido otros momentos de crisis en los que tuvo que repensarse a sí misma y lo hizo sin el menor problema.
En mi humilde opinión, a la CF la aqueja un grave problema, y es que desde los 80 se ha ido consolidando la costumbre de que informáticos, ingenieros y astrofísicos sin la menor formación humanista y con un estilo de escritura que podríamos denominar "coloquial" siendo muy piadosos, vayan desplazando a los auténticos literatos. Hay una sobreabundancia de novelas como por ejemplo "Tiempos de gloria", de David Brin (científico él), en las que se trata las sociedades y la psicología humanas con una torpeza pasmosa. Ahora mismo estoy leyendo "La estrella de Pandora" y (sin ser mala novela) le ocurre lo mismo.
Escritores clásicos como Poul Anderson o Ursula K. LeGuin (por citar uno de cada) no adolecían de ese problema. Porque para escribir buena CF no hace falta haberse licenciado en Astrofísica en Harvard: sólo hace falta ser buen escritor, y para ser buen escritor hay que tener un conocimiento intuitivo muy profundo del alma humana y de las sociedades humanas. Ese fue un defecto del que adoleció Julio Verne toda su vida y le impidió llegar a ser auténticamente grande.
Otro problema de la CF moderna es la "bestsellerización": novelas de 1.000 páginas de prosa estirada hasta lo indecible, escritas en estilo pedestre y puramente descriptivo.
Hace falta una renovación, eso no lo niega ni el tato. Para empezar, hay que empezar a quitar grasa a la prosa y dejarla en puro músculo narrativo. En segundo lugar, hay que empezar a echar mano de las ciencias humanas tanto como de las físicas. Ahí está el futuro de la CF. Estamos viviendo el principio de una segunda guerra fría y los balbuceos de un novísimo orden mundial, nuestras sondas se pasean por Marte como Wall-E, está evolucionando la estructura de la familia, Europa se está convirtiendo en la nueva Vieja Grecia de los romanos, a la que todos toman como referente y nadie respeta, estamos curando enfermedades incurables, estamos reproduciendo el origen del universo, y la Ciencia Ficción sigue preocupándose de la maldita teoría de las jodidas supercuerdas, de las esferas Dyson y sigue rechupeteando el caramelo gastado del cyberpunk. Hay que pegarle una patada a todo eso, hay que abrir las ventanas para que entre aire fresco, y veréis como la CF vivirá para burlarse de los que quieren matarla.
Y que alguien le eche siete cerrojos a la Ucronía, por el amor de Dios, estoy harto de que el Abuelo Cebolleta se reinvente las batallas que perdió.
Saludos.
AMS -
Pero tienes razón en que habrá mas inventos y tal. Lo que es seguro es que, puesto que estaremos -esperemos- en ello no nos causará sensación de "novedad". Irá fluyendo lentamente. Pero estamos tan acostumbrados a las modificaciones y avances tan rápidos que pienso que nuestra capacidad de sorpresa está aletargada y por tanto la cf ya no es atractiva dado que ni siquiera es capaz de sorprendernos, generalmente claro está.
Mario Moreno Cortina -
Dijo el aristócrata inglés en 1913.
Cuidadín. La Humanidad ya vivió esa sensación de "está todo inventado" a finales del XIX y primeros del XX. Y la Historia y la Ciencia les dieron una buena sacudida a aquellos "estúpidos hombres blancos".
Permanezcan atentos a sus pantallas porque, como dice la maldición china "ójala te toque vivir tiempos interesantes".
Salu2.
AMS -
fjsi -
fjsi -
Lo que si es cierto es que la física en la que se basan muchos de esos nuevos inventos está más allá de la comprensión, y no hablemos de la formación, del común de a pie. Los fundamentos de escritura y lectura en los platos de los discos duros de la próxima generación, por decir algo, entra dentro del campo del esoterismo para quien no tenga una formación sólida en física. Eso si es parte del problema de la ciencia-ficción, al menos del hard, mientras las maravillas que se cuentan están dentro de la muy "sentido-comunista" física newtoniana es relativamente fácil llegar al lector, pero a ver como te las apañas para hacer comprensible un hadrón a un tipo que no es capaz de acabar la ESO. Obviamente, y como dices, para eso se lee la Dragonlance.
Lo que si me parece peligroso, además de una falacia, es eso otro que comentas que dice Julián. Es mentira que novelas como 1984 o MERCADERES DEL ESPACIO sean prospectivas (prospectiva es UN MUNDO FELIZ, por decir algo) Hasta el más pasmao sabe que Orwell no estaba intentando hacer una predicción de futuro, lo que pretendía era lanzar una crítica furibunda sobre el régimen estalinista que *ya* se vivía en Europa, de igual modo que Pohl y Kornbluth tampoco pretendía predecir que iba a ser de la sociedad de consumo en veinte años vista, sino dar una visión desaforada de la que *ya* sufrían. A ver si ahora va a resultar que uno de los argumentos con los que siempre se ha defendido la ciencia-ficción, es decir, su capacidad fabuladora para dar una visión exagerada pero a la vez incisiva de la sociedad que le toca vivir, no sirve ya para nada.
Todas las sociedades tienen problemas, y los tendrán dentro de quinientos años. Negar a la ciencia-ficción esa capacidad para aislarlos, magnificarlos y mostrarlos con crudeza es hacerle un flaco favor al género. Pero bueno, teniendo en cuenta que la tendencia es a cargárselo si o si, que se puede esperar.