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- MEMORANDO -

Libertad para morir

Libertad para morir ¿Quién soy yo para juzgar a los que quieren vivir?
Ramón Sampedro

“Mar adentro” ha conseguido El León de Plata del festival de cine de Venecia, además, uno de su protagonistas, Javier Barden se alzaba con el premio al mejor actor, premio indudablemente merecido.
No soy crítico cinematográfico, ni entendido en la materia, por lo que poco puedo opinar sobre la película, salvo decir que me gustó lo suficiente como para pasar dos horas atento a lo que veía y oía, y, teniendo en cuenta que estaba en la fila 5 de un cine de inmensa pantalla, supone un logro por parte de la película.
De lo que si puedo opinar es de lo que sentí al ver lo que Amenábar tenía que contarnos. En realidad Amenábar sólo ha contado algo que ya sabíamos los que habíamos seguido la trayectoria de Ramón Sanpedro. La lucha de Sanpedro fue una lucha por la libertad. Una lucha por la dignidad y por los derechos que a todos nos asisten. Ramón, que se hace tremendamente cercano gracias al buen hacer del director, luchó los ventiseis años de la prisión de su cuerpo inútil porque se le liberara de tal cárcel. Parece que todos tenemos derecho a la vida pero no a la muerte propia. Sobre todo si esta ha de ser provocada por otros. La decisión de morir de Ramón puede parecer que sea un acto de cobardía, tal y como cuenta el personaje del cura en la película, y sin embargo no es mas que una reivindicación de la libertad y del sagrado derecho a la vida y, por qué no, al no ser.
Nuestra sociedad es tan extraña, no se le puede denominar ni siquiera hipócrita, que tiene un miedo terrible a al muerte, que en realidad es una consecuencia de la vida. Como se cuenta, en boca de Ramón, los hombres nos inventamos una serie de recursos externos para que la muerte, la ausencia de ser, nos parezca mas soportable. Todas las religiones nos dicen que viviremos otra vida y que la muerte es sólo un pasito hacia el futuro. Cuando en realidad nadie tiene la capacidad de saber que pasa cuando desaparecemos. Probablemente porque desaparecemos para siempre jamás. Nadie ha vuelto nunca de la tumba para informarnos, al menos que yo sepa.
La película nos hace reflexionar sobre una de las verdades indiscutibles del universo; la muerte. Y esta reflexión lo es también sobre la vida y sobre la calidad de vida. Este hombre no estaba dispuesto a no sentir, a no tocar, a no poder amar. Su única esperanza era cesar de ser y desaparecer. Para conseguirlo tuvo que servirse de trampas y artimañas, porque sus congéneres, la sociedad miedosa, no le permitieron que tuviera un final digno, controlado médicamente. ¿Es lícito que alguien que desea morir y no puede hacerlo sea ayudado por otra persona? Ese fue el debate que Sampedro estableció, debate que no consiguió llevar a término al morir su instigador y verse nuestro Tribunal Constitucional con una puerta abierta para no sentenciar.
Véanla, será muy interesante.
© Alfonso Merelo 2004

5 comentarios

Joana -

Solo se que siempre he estado a favor de la eutanasia, controlada, eso si, y esta pelicula, emotiva y tierna, muy realista, me ha decidido a firmar mi testamento vital. He llorado de emoción y de ternura al verla.

carlos navarro -

Ramón, hoy vi tu película y me pareció buenísima, la vida es un derecho, no una obligación.

mapi -

Decir que es en peliculon,que a mas de uno le hace recapacitar, pensar sentir y mirar quien es el que esta mas vivo ramon ahora o ramon antes.ahora si es libre, y yo me pregunto, quien somos para cuestionar la libertad de cada uno, cuando lo unico malo que hizo, fue querer vivir dignamente o morir en libertad, un beso a su familia.ahora el es feliz.

Chica -

Ay, perdón, le he dado al enter sin querer.
No, sólo quería decir que sí, que es un peliculón. Es un ejemplo de lucha por la libertad, como dices. Ramón a su manera fue un revolucionario, porque sentó debate, abrió puertas para que otros después pudieran tenerlo mejor que él. Yo tb recomiendo verla, por supuesto.
Un saludo.

Chica -