Volar o no volar, esa es la cuestión
Hoy ha sido mi último día de la temporada en mi despacho. Los últimos minutos todo ha sido un ir y venir; todo el mundo despidiéndose hasta septiembre. Ahora estoy de vacaciones.
Y ¿qué se hace en vacaciones? Pues no se ustedes, pero yo voy a intentar desconectar un poquito de todo. Intentaré hacer un poquito de deporte, una poquita de playa, un mucho de lectura ¿quién me mandará a mí aceptar según que cosas?, un poco de escritura preparando cosas para septiembre y también un poco de turismo por esa Europa de nuestras entretelas.
Esto último me está poniendo los pelos, los de los brazos, como auténticas escarpias de las que se usan para subir un 9000. ¿Han visto ustedes el cipostio del aeropuerto del Prat? Llevan los pobres viajeros atrapados en una agujero desde hace tres días. Las escenas son de película de Irwin Allen, el de las catástrofes. Miles de personas hacinadas esperando que a unos trabajadores les salga del alma dejar una huelga que ni siquiera convocaron. Lo de mantener rehenes parece que se les da muy bien a los de Iberia. Como siempre: si gano, gano yo, pero si pierdo que pierdan todos. Pues hay que tener morro. Ni servicios mínimos ni nada de nada. A meterse en las pistas y a sabotear a compañeros que van de vacaciones, como ellos querrán hacer cuando les correspondan. ¿Les gustaría que les pagáramos igual? Imaginemos que, en mi caso, el 5 de septiembre acude alguno de sus hijos a matricularse en cualquier carrera den mi Universidad y, todos los funcionarios deciden a las 9 de la mañana que no matriculan a nadie porque no. ¿Lo aceptarían? Seguro que no. Pues eso es lo que han hecho.
Miedo me da volver a Barajas a final de mes y coger un vuelo de Iberia rumbo a Sevilla. Por suerte a la ida voy en un vuelo regular de otra compañía europea y vuelvo en Air Europa. Aunque ahora que lo pienso ¡con lo bien que se viaja en tren! ¿Para qué demonios voy a subir a un roplano de esos? Con lo bien que se está entierra firme.
Bueno. Que ustedes lo pasen bien y ya nos leeremos en septiembre.
Felices vacaciones a todos
©Alfonso Merelo 2006
3 comentarios
Pily B. -
Lo dicho, felices vacaciones, que descanses, que leas mucho (ejem...), y tal. ;-)
AMS -
Tengo que convenir que el aeropuerto de Vigo es un tanto peculiar. Cunado llegas parece que te vas a comer una montaña. Y cuando despegas parece que estás subido en un viper de la galactica: todo el avión acelerando a tope y de pronto sueltan los frenso y te vas para alante. Espectacular el despegue, si señor.
Que usted lo pase bien en Galicia. Cuidado con el marisco que tiene mucho colesterol :)
Un abrazo
Manuel Micolás -
Por mi parte me voy a terras galegas, en autobús.
El año pasado me pilló la huelga de pilotos y un tiempo sospechosamente nefasto solo en el aeropuerto de peinador en Vigo (en el resto de galicia lucía el sol) con lo que nos desviaron a Santiago y después en autobús. Total viaje: 7 horas.
Moraleja: este año viajo en autobús y poque no había plazas en el talgo.
Un saludo:
Manuel