393. Cádiz fantástica, fantástica Cádiz.
Este artículo surgió cuando Sergio Gaut Vel Hartman me propuso escribir algo acerca de los escritores de Cádiz con vistas a su publicación en una revista argentina. Quedé sorprendido porque consideré que era muy extraño que un amigo del otro lado del Atlántico quisiera conocer algo mas sobre Cádiz y sus escritores. Y es que, reflexionando en voz alta, parece que la pequeña ciudad del sur de España tiene un cierto atractivo especial que incluso trasciende el continente. Sergio dejó Axxon, donde iba a ser publicado y el art´ciulo pasó a otra revista, que no tuvo continuidad y nunca se publicó.
Sale ahora a la luz en mi blog, porque creo que puede resultar interesante. Es largo, pero espero me disculpen.
Introducción
En este artículo intentaré exponer que es ese “algo inaprensible” que tiene Cádiz, los gaditanos le decimos “Cadi”, y quienes son sus escritores relacionados con el fantástico. Me disculparán si no soy demasiado objetivo, pero uno es de allí, nacido allí, aunque exiliado aquí, en otro lugar muy americano del sur como es Huelva, y hay cosas que salen mas del corazón que de la razón.
Cádiz
Antes de zambullirnos en ver quienes son y cómo son los escritores gaditanos, sería interesante esbozar siquiera una breve semblanza de la ciudad que los vio nacer. Porque, créanme, el lugar tiene que tener algo que condiciona y que imprime una impronta especial.
Cádiz está situada en el extremo sur-occidental europeo, en la costa del Océano Atlántico. Longitud 06º 17´ Oeste (Greenwich) / Latitud 36º 32´Norte. La ciudad está rodeada de mar por todos lados salvo por uno que le conecta a San Fernando mediante un istmo de unos 15 kilómetros de playa. Esta situación privilegiada ha hecho de Cádiz una ciudad fundamentalmente volcada hacia el mar. En el año 1000 A.C., aproximadamente, la ciudad fue fundada como enclave fenicio más allá del Mediterráneo y fue llamada Gadir. En ese remoto pasado la ciudad hizo de puente entre una Europa inexistente y Africa y Asia. Se dice que comerció con la mítica Tartessos en tiempos del también mítico Argantonio.
En tiempos de la poderosa República Romana pasó a denominarse Gades y se comenta que el propio Julio César lloró en el templo dedicado a Hércules –originalmente a Melkart-, allá en Sancti Petri, al contemplar la belleza de la estatua. Estrabón hablaba en sus crónicas de las pullae gaditanae, bailarinas muy requeridas en la Roma Imperial por su habilidad de mover los brazos y manos asemejándose a serpientes. Del paso de Roma se conserva un espléndido teatro que nada tiene que envidiar a otros. Llegando a la edad contemporánea, Cádiz se perfiló como una de las ciudades puente con América y posteriormente como sede del comercio de Indias, debido a la imposibilidad de navegar hasta Sevilla a lo largo del Guadalquivir. En la iglesia de San Felipe Neri, en pleno centro de Cádiz, se redactó la primera Constitución Española de 1812, y se sentaron las bases para que muchos países sudamericanos conquistaran su independencia, al contagiarse del espíritu liberal de las cortes gaditanas.
En esa tierra se suman influencias de todas las culturas que han pasado por ella, desde los fenicios, romanos, árabes o castellanos hasta italianos y africanos. De todos ellos se ha impregnado la ciudad y sus habitantes. Los carnavales gaditanos son pura influencia veneciana en cuanto a los disfraces y africana en lo tocante a las músicas y coplas que cantan las agrupaciones.
Las letras gaditanas
Ya he comentado anteriormente que en Cádiz existen unos carnavales. ¡Como en muchos lugares del mundo!, dirán. Pues sí, pero no. Hay notables parecidos con otros, ya he nombrado los venecianos, pero también unas diferencias más que palpables que los hacen únicos. Y es en este punto donde enlazamos la tradición milenaria de la ciudad con la literatura y el gusto por escribir que tienen todos los gaditanos. Porque hay que explicar que durante todo el año cientos de ciudadanos anónimos -pescadores, funcionarios, “chicucos”[1], empleados de banca, mancebos o Catedráticos de Universidad- se dedican a escribir textos que puedan ser cantados, una vez musicados, por las agrupaciones que participan en el concurso y en la calle durante el carnaval. Estos poetas aficionados son cientos, y no les exagero, y cada uno de ellos compone no menos de 15 “letrillas”, o poemas rimados, que proporcionan un repertorio para las agrupaciones. Estas “letrillas” son cantadas por no menos de 2.000 personas todos los años. Por supuesto, además de esas letras, se componen cientos de músicas diferentes cada año. Se ha dicho que el Carnaval de Cádiz es la prensa anual cantada. En él se reflejan todas y cada una de las actividades humanas, desde la política municipal hasta política internacional, pasando por temas más cotidianos, simpáticos o agradables. De las miles de letras que se han cantado en Carnavales sólo voy a dar un pequeño ejemplo de lo actuales que pueden llegar a ser y de lo que dejan traslucir.
En 1992 el carnaval se celebró en febrero, como todos los años, pero esta vez coincidiendo con la 1ª guerra del Golfo. Se habló de suspender los carnavales por ese motivo. Los gaditanos, quizá más sabios y reposados y en forma de una agrupación carnavalesca llamada “Tres notas musicales”, replicaron de la siguiente manera:
Hay que barbaridad,
otra guerra mundial.
La gente no respeta
ni que estamos en Carnaval,
Tran, Tran, Tran
La moraleja de este estribillo era: no suspendemos los Carnavales, suspendan ustedes la guerra que los Carnavales son mejores y más importantes que matar o morir. Como filosofía existencial desde luego me parece muy positiva.
Los escritores de género.
Si presuponemos que el poso cultural gaditano es muy alto, cosa que yo no pongo en duda, no es extraño que surjan muchos escritores y artistas en ese entorno. Por supuesto que todos conocerán a Rafael Alberti un nativo del puerto de Santa María, enfrente justo de Cádiz, pero si nos remontamos muchos siglos antes podríamos encontrar a Lucius Junius Moderatus, de sobrenombre Columella. Mas recientemente no podemos olvidar a Manuel de Falla, Segismundo Moret, Emilio Castelar, José María Pemán, José Caballero Bonald, Ramón Solís y aun más modernos como Camarón, Paco de Lucía, Sara Baras, Los Costus, Fernando Quiñónes, Juan José Tellez, Miguel Ángel García Argüez, José Manuel Benítez Ariza, MEL, Manuel Ruiz Torres, Rafael Ramírez Escoto, Carlos Pacheco o Elvira Lindo. Todos ellos son gaditanos o co-provincianos.
Y dentro de los escritores del “fantástico” tenemos en activo no menos de cinco de ellos. El veterano Ángel Torres Quesada, Rafael Marín, Joaquín Revuelta, Felix J. Palma o Ángel Olivera.
Vamos a hablar un poco de algunos de estos interesantes escritores comenzando por el más veterano.
Angel Torres Quesada nace en 1940, en plena posguerra. Cursa estudios de comercio en la Escuela de Comercio de Cádiz y durante toda su vida se dedicó profesionalmente, hasta su reciente retiro como a él le gusta decir, al sector de la hostelería. Durante muchos años compaginó sus inquietudes literarias con un obrador de confitería llamado Orcha. En esa cafetería-confitería se desarrollaron a lo largo de los años mas de una tertulia literaria a la que acudieron muchos de los escritores españoles que recalaban en Cádiz.
Torres es un escritor autodidacta. Su formación académica no se ajustó en ningún momento a un currículum relacionado con la literatura. Este condicionante es un referente para muchos autores de su generación, que no poseyeron una formación literaria concreta. Esta carencia se compensó al ser un lector empedernido, por lo que resulta evidente que aprendió a escribir, con una calidad literaria más que aceptable, a raíz de sus muchas horas devorando libros ajenos. Según el mismo comenta fue un aficionado a la ciencia ficción desde una edad muy temprana. Primero, como tantos otros, se apasionó por los tebeos; Superman, Flash Gordon, Tarzán o Mandrake el mago, fueron sus inicios en la lectura. Mas tarde continuaría con la colección Luchadores del Espacio o la de Futuro, colecciones de novelas que en España recibían el nombre de “novelas de a duro” por su costo de 5 pesetas, un duro como se le llamaban.
Su primera publicación fue precisamente en el último número de la colección Luchadores del Espacio. En 1963 le aceptan un original y publica Un mundo llamado Badoom. A partir de ese momento, y durante los cuarenta años que han trascurrido, no ha dejado de publicar, siendo, junto a Domingo Santos, el más veterano de los escritores españoles que siguen en activo.
Bajo el seudónimo de A. Thorkent, y algunos mas como Alex Towers, escribió durante los 70 y 80 mas de 100 novelas de las que antes nombrábamos como “de a duro”. Novelas de aventuras estelares en la más pura tradición del space-opera. Su gran acierto en este campo es la serie denominada genéricamente El Orden Estelar. Hay que destacar que sus historias tenían más profundidad y calidad literaria que la de muchos colegas suyos de la época. Será por eso que estas novelas, editadas por Bruguera, son inencontrables en el mercado de segunda mano, o vendidas a precios exorbitantes.
Ángel Torres ha tenido la habilidad y la calidad para dar el salto a una literatura mas ambiciosa. Sus posteriores relatos, entre los que se destacaría la tetralogía de Las Islas, la serie de Los Dioses, La dama de plata, Las Grietas del tiempo, o La tercera pirámide son obras mucho más maduras y ambiciosas. En su producción mas reciente habría que destacar la interesante y actual Los vientos del olvido que combina hábilmente la ciencia ficción con la investigación histórica, campo en el que Ángel Torres se mueve muy bien al ser un gran aficionado a la misma.
En su palmarés ha obtenido los premios UPC por El círculo de piedra, la beca Pepsi-Semana Negra de Gijón con Sombras en la eternidad y el premio Gabriel 2004 a la labor de toda una vida.
Continúa escribiendo y, desde su retiro hace unos poco años emprendió la reedición de la serie del Orden Estelar finalizada hace dos años aproximadamente. Sus cuentos cortos se siguen publicando asiduamente en las todas las publicaciones periódicas, tanto electrónicas como de papel, y tiene en cartera algunas novelas nuevas por publicar.
Bibliografía básica
Serie “El orden estelar”. 28 volúmenes Editorial Robel 2003-2005.
Trilogía de las Islas. Ediciciones Ultramar 1989 y Timun Mas 2003.
La Dama de plata. Júcar, 1991.
Whyarga. Miraguano. 1993.
Los vientos del olvido. Gadir, 1995.
Las grietas del tiempo. Silente 1998 y 2003.
Trilogía de los dioses. Río Henares 2004.
La tercera pirámide. Forminge, 2004.
Rafael Marín Trechera nacido en 1959 es uno de los escritores de lo que podemos denominar “La generación dorada”. En el entorno de los 40-50 años de edad están muchos de los actuales números uno del fantástico español. Elia Barceló, Rodolfo Martínez, Javier Negrete, Juan Miguel Aguilera o Eduardo Vaquerizo pertenecen a esa generación que han llegado a desarrollar los mejores títulos del panorama fantástico español.
Rafael Marín es, en su vida “civil”, profesor de ingles en un colegio de Cádiz. Su profesión le ha permitido compaginar la escritura literaria con la traducción de textos de autores extranjeros. A él son debidas las traducciones de Orson Scott Card, Connie Willies o Dan Simmons. Tambien ha sido guionista de historietas creando los personajes de Iberia Inc., un trasunto hispano de Los Vengadores, Tríada Vértice y guionizando 24 episodios de “Los 4 Fantásticos” para Marvel, así como una novela gráfica de los Inhumanos. Actualmente colabora en el periódico La voz de Cádiz donde escribe una columna semanal titulada “Mar de leva”.
Marín comenzó leyendo tebeos y lo que se denominaban “novelas de duro” de ciencia ficción, y concretamente las que mas le gustaban eran las escritas por un tal A. Thorkent, que a la postre resultaría ser Ángel Torres del que ya hemos hablado. Parece que los escritores gaditanos se alimentan de ellos mismos.
Su primera publicación fue en la revista Nueva Dimensión en 1978 con la novela corta Nunca digas buenas noches a un extraño una especie de cyberpunk con ribetes a lo Blade Runner (publicado años antes del estreno de la película, claro). A partir de ese momento su producción ha sido mas que notable. Su primera novela de género fue Lágrimas de Luz que es considerada por muchos la mejor novela de ciencia ficción española. En esta primera novela, con un entorno de space ópera, Marín se destaca como un gran desarrollador de personajes y sentimientos que continuará en sus otras producciones.
Sin anclarse en un género determinado toca otros palos tan dispares como la novela negra o la novela histórica, aunque siempre se observa en él el gusto por el fantástico. Incluso en sus obras realistas, Detective sin licencia que es puro costumbrismo “Larriano”, los acontecimientos siempre son “fantásticos”.
Es uno de los escritores con un estilo más característico y reconocible. El estilo “marín” se puede detectar muy claramente. Se maneja como pez en el agua narrando en primera persona, incluso cuando experimenta narrativamente – Detective sin licencia es un fantástico muestrario de novela sin un solo diálogo, esa primera persona se impone. En la novela que hemos citado el propio autor dice que “aunque no está narrada en primera persona sí lo está en determinado modo, pues parece que fuera la propia ciudad de Cádiz la que estuviera contando la historia”.
Su última obra, Juglar, que quedó finalista del Premio Minotauro 2006, es una excelente prueba de la mezcla de géneros que es capaz de producir. Mezcla de novela histórica y fantasía pura, Juglar es un interesante y fascinante fresco de la España del siglo XI, pasado por el tamiz de la “magia”.
Entre sus cuentos no puedo dejar de destacar el maravilloso La canica en la palmera que se corresponde a su producción con mas elementos de Cádiz que, genéricamente, se voy a llamar Cádiz fantasmagórico. Este cuento es un relato de fantasmas, nada clásico, escrito con una sensibilidad y gusto exquisito. Probablemente sea su mejor cuento publicado hasta ahora. A este ciclo de relatos pertenece también la novela corta La piel que te hice en el aire, fresco no sólo gaditano sino también de la movida madrileña de los años 80.
Rafael Marín ha obtenido, a lo largo de su carrera, los premios UPC, Ignotus, Pablo Rido, Castillo-Puche y Albacete de Novela Negra y en la Eurocon 2003 obtuvo el premio al mejor traductor europeo de ciencia ficción. Como puede verse una dilatada trayectoria que aún no ha acabado ya que, por ejemplo, su mejor novela está escrita y aún sin publicar.
Bibliografía básica
Lágrimas de luz. Fénix, 1984, Orbis, 1986, Gigamesh, 2004
Unicornios sin cabeza. Miraguano, 1991
La Leyenda del Navegante 1992. Miraguano, 1992, Minotauro, 2006
El muchacho inca. Miraguano. 1993
Ozymandias. La calle de la costa. 1996
Mundo de dioses. Ediciones B, 1998
Detective sin licencia. 2004
Elemental, querido Chaplin. Minotauro, 2005
Juglar. Minotauro, 2006
Felix J. Palma
Nacido en 1968 en Sanlucar de Barrameda al otro lado de la bahía de Cádiz, es el mas joven de los autores que aquí estamos comentando; ha afirmado que comenzó a escribir relato fantástico a partir de haber leído a Rafael Marín, por lo que en cierto modo lo considera su maestro. Volvemos, pues, a las fuentes e influencias autóctonas de los gaditanos.
Palma ganó el premio Aznar en el lejano 1992 por el relato Muerte por catálogo que resultaría ser su presentación en sociedad. Después de eso, ha escrito en prácticamente todos las publicaciones de género. Es un excelente gestor de cuentos con una imaginación desbordante y desbordada.
Entre sus obras se encuentra El amante de vidirio escrita con un gran estilo y que habla de la vida de un grupo de poetas en un futuro casi mitológico donde el neón convive con las musas, los sacrificios de becerros y las drogas de diseño. Por otra parte La hormiga que quiso ser astronauta es una especie de fix-up con una hilo común. En esta novela, y según sus palabras “vuelco mis principales obsesiones: la mano negra del azar, el fracaso amoroso, la épica de lo trivial, la soledad o lo absurdo". Escrito con ironía y humor es una muestra muy representativa del estilo en el que se desenvuelve palma.
Su última novela no pertenece al género fantástico, pero aún así no es capaz de deslindarse del todo del mismo. Aunque es una novela realista, recurre a tramas y técnicas pertenecientes al género. Con ella, Las corrientes oceánicas, ha ganado el XV Premio Internacional de Novela Luis Berenguer. En 2008 ha ganado el premio Ateneo de Sevilla con una novela de temática fantástica titulada El mapa del tiempo
Su estilo narrativo es muy sólido, primando la claridad sobre otros condicionantes. Para poder comprobar las posibilidades de este autor, basta leer Los desprendidos, cuento publicado en 2001. Un tema tan extravagante se convierte por medio de su pluma, o word en este caso, en un fresco costumbrista y absolutamente onírico. La fértil imaginación de Palma llega a su cenit con este relato. Felix J. Palma es asimismo colaborador de Diario de Cádiz donde mantiene una columna semanal.
Bibliografía básica
El Amante de Vidrio. Artifex, 1998
El vigilante de la Salamandra. Pre-textos, 1998
Métodos de supervivencia. Ayuntamiento de Cádiz, 2000
La Hormiga que quiso ser astronauta. Quórum, 2001.
Los Arácnidos. Algaida, 2004
Las corrientes oceánicas. Algaida, 2006
El mapa del tiempo. 2008
Joaquín Revuelta Candón nacido en 1965 es Licenciado en Filología Anglogermánica y Semíticas. Ejerce como profesor de instituto en Jerez de la Frontera y ha sido, y es, escritor y traductor de género fantástico. Él se ha definindo como Carnavalero y Caballero gaditano, y en ambas apreciaciones coincido.
Es un principiante dentro del mundillo del fantástico y sin embargo ya ha despuntado muy alto, ganando dos veces el premio Domingo Santos (tiene el honor estadístico de haber ganado el primer premio convocado y ser el único autor que ha conseguido ganar dos, de momento), el premio Alberto Magno, el Ignotus y la Mención de Honor en el Premio UPC de novela fantástica en 1999.
Revuelta tiene un estilo inclasificable que es capaz de mezclar el cyberpunk con una lírica a veces bordeando lo inabarcable. Estilísticamente cuida mucho su producto. Difícilmente se encontrará en él fallos que estropeen el disfrute de la lectura.
Es un autor, como ya decía anteriormente, con una escasa producción literaria. Apenas una docena de cuentos y una novela jalonan toda su actividad en el campo de las letras.
Entre su producción es difícil destacar una obra sobre otra. Sinceramente creo que todos sus relatos mantienen una unicidad en cuanto a calidad se refiere. Es posible destacar algunos sobre otros en cuestión de ideas, de sentido de la maravilla. Pero Revuelta es garantía de buen hacer en toda su producción. Entre sus influencias tendríamos que reconocer que tiene una fijación o predilección por un subgénero dentro de la ciencia-ficción que es el denominado cyberpunk. Como cuenta el propio autor en su ranking de escritores está primero, y con bastante ventaja, William Gibson, seguido de Neal Stephenson, y mucho más bajo que ellos Bruce Sterling, y en sus cuentos casi siempre ha usado esos universos que mezclan la cibernética con los seres humanos para crear el adecuado ambiente.
Recientemente ha publicado su primera novela, Esperando la Marea que, aunque está relacionada con el cyberpunk, también lo está con el mas clásico de los ambientes o temas de la ciencia-ficción: la exploración del espacio.
Joaquín Revuelta ha colaborado en muchas de las revistas y antologías editadas en España referidas al fantástico. Sus relatos han pasado por Artifex o Isaac Asimov. Ha organizado también dos HispaCones y sigue escribiendo sólo o en colaboración con otros en. Ahora prepara su segunda novela cuyo protagonista será José Cadalso.
Bibliografía básica.
Sangre, lágrimas y Alicia. BEM 2002
Si pudieras ver Niágara. Artifex, 2004
Deshacer el Mundo. Traducida al japonés y al francés.
La Traición de Judas. Bibliópilis, 2005
Esperando la Marea. Parnaso, 2005
Ángel Olivera Almorza, nace en 1958 y, en el ámbito literario, fue fundador del grupo gaditano Pársec –junto con Ángel Torres, Juán Andrés Mateos, Paco Gallardo, Rodrigo Romero Bernal, José Miguel Martínez Ponce, Luis Miguel Marín, Vicente Sosa, y Rafael Marín entre otros- , dibujante y editor de historietas como Hyperión Comics y co-organizador de la HispaCon´92 en Cádiz. Mas inclinado hacia el terror con tintes costumbristas, su producción se ha basado casi exclusivamente en el relato corto.
Entre sus mas interesantes obras se encuentra La casa de las dos escaleras un relato de terror urbano. He de confesar que es uno de los relatos mas desasosegantes que he tenido la oportunidad de leer. Desde luego, Olivera, no tiene nada que envidiar a ninguno de los “maestros” del terror contemporáneo anglosajones.
Su única novela corta hasta ahora es El rostro en la pared que según el autor “queda en un terreno fronterizo entre el terror y la CF. Hay viajes por el espacio, planetas raros, y extraterrestres; lo de menos es que la cosa empiece en un convento y se utilice un tablero de ouija, con brujos de por medio y todo lo demás".
Hay que lamentar su escasa producción ya que habría que considerar que su excelente calidad en general debería prodigarse mas para solaz de los aficionados. Ángel Olivera pertenece por derecho propio a esa escuela que he denominado Cádiz fantasmagórica.
Bibliografía básica.
El rostro en la pared. Juan José Aroz, 1996.
Los que acechan desde el abismo. Artifex, 1998
El fin del milenio. Juan José Aroz, 1999
La casa de las dos escaleras. Bibliópolis, 2004
En el cubil de la bestia. Robel, 2004
Conclusión.
¿Podemos llegar a alguna conclusión sobre Cádiz en el plano literario general y en el fantástico en particular? ¿Es Cádiz una fuente creativa especial?
Por los datos que se han aportado parecería que en los escasos 11 kilómetros cuadrados que ocupa la ciudad es una fértil cuna de literatos mas o menos prolíficos. Ya digo que la ciudad bulle durante todo el año de actividad en cuanto a la creación musical y literaria. Este poso, estas cenizas culturales son indudablemente un terreno que abona la imaginación y la producción de ingeniosas composiciones. Si el Carnaval es la máxima expresión de la idiosincrasia gaditana, éste tiene que exportar a otros terrenos esa explosión creativa. Y lo hace en diversas formas incluyendo las literarias. Muchos autores foráneos encuentran fuentes de inspiración en la ciudad sin ir mas lejos Arturo Perez Reverte, Almudena Grandes o Manuel Pimentel. Todo eso parece suponer que la ciudad contagia algo intangible. Será su luz, su gente, su aire o su viento de levante tan persistente que nos vuelve locos en verano y en invierno.
Sea lo que sea, la Gadir trimilenaria posee suficiente historia como para pensar que tienen que haber pasado en sus calles y casas miles de sucesos dignos de ser contados. Esos relatos están esperando a ser descubiertos. Ojalá que nuestros autores los rescaten del olvido y nos lo ofrezcan para poder degustarlos.
Y desde aquí les invito a todos a venir alguna vez a visitar mi ciudad. Entre comidas, luz, alegría y viento, les aseguro que no se arrepentirán.
© Alfonso Merelo 2006-2008
[1] Los chicucos eran los aprendices en las tiendas de ultramarinos que regentaban los “montañeses” santanderinos. En su dialecto, al joven en vez de chico se le llamaba chicuco. Por extensión una tienda de “chicucos” es un ultramarinos o tienda de comestibles.
5 comentarios
José Ángel -
AMS -
Y pensar que fui(mos) los primeros, y en lo que se ha convertido.
Saludetes
Carlos -
Magnífico artículo. Enhorabuena.
AMS -
RM -
Juan Andrés Mateos, Paco Gallardo, Rodrigo Romero Bernal, José Miguel Martínez Ponce, Pepe-no-recuerdo-el apellido, Luis Miguel Marín y Vicente Sosa, sí.