585. El hijoputismo
El hijoputismo está de moda. La palabra, porque es una sola, hijoputa -y sus derivadas y entornos, está teniendo un éxito indudable desde que la excelsa emperatriz de Trantor la usara para dirigirse a alguien no identificado (en MEMORANDO sabemos a quién fue dirigida pero nunca diremos que era a Ruiz Gallardón).
Desde que a la dominatrix trantorina se empleara a fondo con la palabreja, hay otros que la han seguido en el gusto por la palabreja. Y es natural porque todos seguimos a nuestros líderes y si ellos lo dicen ¿como no voy a hacerlo yo?
Así el expresidente del gobierno puede hacer “peinetas” (yo no sabía que se llamaba así) a los que le increpaban en un ejercicio de cortesía y buen hacer. Y, si lo hacen dos altos ejecutivos del partido de la oposición ¿como no va a hacerlo un humilde consejero valenciano? Y Juan Cotino, en un alarde de verborrea florida soltó “"Tendría vergüenza, si fuera padre, de tener una hija como usted, pero como probablemente no lo conozca...“ Es llamar “finamente” hijaputa a una diputada en vez de usar el palabro de su lideresa natural. Hay que reconocer que el alumno supera en esto a sus maestros en varios puntos.
Por si fuera poco el hijoputismo se contagia a otros partidos y la fantástica Rosa de España, la de OT no, la otra, decide calificar al presidente del gobierno como “gallego” en el sentido peyorativo de la palabra. Oiga ¿cual es el sentido peyorativo de gallego? Me lo explique porque no lo entiendo. Y por qué no podría ser vasco en el sentido peyorativo o catalán en el sentido peyorativo. ¿Gallego? ¿qué le han hecho los gallegos señora?
Y nadie se disculpa, y siguen insultándose, y siguen dando un bochornoso espectáculo. Y después critican que un patán como el tal Cobra, suelte lindezas en TVE. Con esos ejemplos ¿qué esperan?
© Alfonso Merelo 2010
3 comentarios
Alosno Merelo -
Carlos -
blog.editorialcm.es/2010/02/28/entre-peinetas-y-pesetas/
Saludos.
DIEGO LOPA -