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- MEMORANDO -

2013-10 Philip K. Dick. La ciencia ficción paranoica.

 

Artículo publicado en el especial Philip K. Dick de la revista Scifiworld nº 46 (febrero 2012)

 La Realidad es aquello que, incluso aunque dejes

de creer en ello, sigue existiendo y no desaparece.

Philip K. Dick

 

 Introducción

 

Escribir sobre Philip.K. Dick es hablar de un personaje reconocido y conocido por diferentes facetas; principalmente por las puramente literarias pero también por las relacionadas con su personalidad y, sobre todo, con su psique. Los lectores, mas que nada los lectores de ciencia ficción, identifican a Dick como un escritor distinto a lo tradicional, como un narrador al que a veces es muy difícil de entender, pero que casi siempre acertaba en la diana de la sorpresa y de la diferencia. Fue un autor no convencional; un autor que no dejaba indiferente a nadie al que en un relato se podía abominar de él y en el siguiente alabarlo sin recato.

 

¿Qué hizo de Dick un personaje tan singular? Para el público en general la vida de los escritores les suele importar bastante poco. En todo caso estará más interesado en la de los personajes mas mediáticos ya sean actores, a los que adorar, o políticos, a los que odiar. Pero, de vez en cuando, hay autores que sobrepasan su condición y los lectores se acercan a su vida a la vez que a sus obras. Para que esto ocurra el personaje en cuestión ha de ser marcadamente diferente a lo habitual ya que la vida de un escritor, si es anodina, no interesa a casi nadie. Desgraciadamente para Dick, su vida fue de todo menos normal y esta circunstancia debió de marcar de una manera fundamental su acercamiento a la literatura, que constituyó su forma de expresar al mundo su manera de ser, además de proporcionarle un sustento vital. Al menos podemos considerar que vio realizado uno de sus sueños al poder vivir de algo que le producía interés intelectual.

 

Breves notas biográficas sobre Philip K. Dick

 

Antes de adentrarnos en revisar la obra de tan singular personaje, me tomaré la libertad de ofrecer un pequeño resumen, no se asusten, de su biografía, con la intención de encuadrar en estas vivencias sus posteriores acciones literarias. 

 

Dick nació en 1928 en la ciudad norteamericana de Chicago, al mismo tiempo que su hermana gemela, Jane. Ésta murió de manera trágica, por desnutrición concretamente y parece ser que provocado por la desidia de su madre, a las pocas semanas de nacer, y sin duda este suceso le marcó traumáticamente durante el resto de su vida. A los 12 años se traslada con su madre, su padre ha abandonado la casa familiar después del divorcio, a vivir a Berkely. Esta ciudad californiana es famosa por su universidad que, en los años 60, encabezó una rebelión intelectual contra la guerra de Viet Nam y fue también cuna y líder del movimiento de izquierdas en USA. Es aquí donde comenzó a leer ciencia ficción y a escribirla en algunos de los que ahora denominamos fanzines. Se ve influenciado por algunos autores como Van Vogt o un incipiente Heinlein, aunque al terminar la High School deja de leerla a la par que abandona el domicilio materno al cumplir la mayoría de edad. Su salud no es demasiado buena y padece de asma y de crisis de agorafobia, que volverían a presentarse en la edad adulta.

 

No llega a cursar estudios universitarios completos –en realidad  abandona la Universidad casi de inmediato por no querer hacer cursos de entrenamientos para oficiales militares que eran obligatorios en la época- y ejerce diferentes trabajos no especializados como el de dependiente de una tienda de discos. Sin embargo no deja de tener contacto con el entorno intelectual de Berkeley, educándose de manera autodidacta y llegando a tener una gran afición por la lectura de lo más variada entre las que figuraban los textos más académicos.

 

A los 20 años se casa por primera vez, fueron un total de cinco matrimonios, y, según algunos autores, casi se podría afirmar que cada uno de estos períodos marca una trayectoria literaria diferente. Esta teoría no es compartida por todos los estudiosos pero es digna de tener en cuenta para encuadrar las diferentes etapas de sus escritos. Su primer matrimonio no dura más allá de seis meses aunque da la impresión de que no fue un hombre destinado a vivir sólo y de ello dan prueba sus otros cuatro casamientos, unos más prolongados en el tiempo que otros.

 

A partir de 1951 decide que su profesión va a ser la de escritor. Anteriormente ha publicado, y lo mas importante vendido, relatos a las revistas pulp de la época. Curiosamente tiene éxito, relativo, con las novelas de ciencia ficción pero nunca con las novelas realistas o mainstream. Este hecho, el no poder colocar en el mercado su creación realista, le causa más de un problema psicológico, traumatizándolo aún más. No es que reniegue de la ciencia ficción, le da de comer bastante bien, no lo olvidemos, pero parece tener la impresión de que se trata de un género bastante inferior en el que no puede expresar del todo su talento.

 

En la década de los 60 experimenta con las drogas habituales de la época hippy, principalmente con el alucinógeno LSD que consumiría en algunas ocasiones. Dick era un adicto a las anfetaminas y al alcohol lo que le produjo un primer episodio psicótico en 1963 en el que cree ver una cara que lo vigila desde el cielo. Esta visión daría forma al personaje de su novela Los tres estigmas de Palmer Eldritch. Sus experiencias con el ácido sólo contribuyen a incrementar los  episodios psicóticos y a que esa cara diabólica lo siga acosando. Se ve incluso como una reencarnación de un personaje romano muerto en el Coliseo. Al parecer, la única experiencia feliz con el LSD se produjo en una visión en la que se veía redimido por el salvador –esta alucinación la incluiría como base de Fluyan mis lágrimas, dijo el policía-. Esta etapa de coqueteo con las drogas provoca su siguiente divorcio, y mientras tanto sigue escribiendo y afianzándose como uno de los mas importantes escritores de ciencia ficción en USA.

 

Ya en los años 70 se vuelve hacia las creencias religiosas, muy particulares eso sí, afirmando haber tenido varias experiencias místicas que le hacen cambiar su discurso de agnóstico a creyente en un poder superior. Si esta trasformación es fruto y consecuencia del uso de drogas es algo que puede sospecharse pero que no se ha podido probar. En 1979 es invitado a dar una conferencia en una convención de ciencia ficción en Metz, Francia. Francia era uno de los países europeos donde su obra era más estimada. La sorpresa de los asistentes fue enorme cuando, hablando de ucronías y de los mundos paralelos en la ponencia titulada Si no les gusta este mundo, por qué no prueban alguno de los otros, llegó a afirmar que él era consciente de haber vivido realmente en otros planos del universo, o en otros universos paralelos,  donde las cosas habían sucedido de diferente manera. Sus novelas, entonces, serían meras trascripciones de esos mundos “reales” que él habría vivido. La conmoción fue grande entre el sector de aficionados al fantástico al interpretar, con cierto certero sentido, que a Dick se le había ido la razón.  

 

A la valoración del estado mental de Dick en los últimos años de su vida, murió en 1982, se han dedicado muchas líneas y análisis por parte de los estudiosos de su obra y vida. Pablo Cappana, en su ensayo Idios Kosmos, hace un recorrido por las posibles alteraciones mentales del autor intentando dilucidar si su estado era esquizofrénico o paranoico. A este respecto, Antonio Ramírez Babiloni, que además de gran aficionado es médico de profesión, afirma lo siguiente:

 

«Algo curioso es que a Dick le gustaba ser un enfermo mental y no le molestaba el que lo clasificasen como a tal. No hay más que leer Los clanes de la Luna Alfana para ver el cariño que le tenía a los enfermos mentales, al mismo tiempo que lo estereotipado que era su conocimiento de la enfermedad en si. Dick abusó mucho de las drogas, sobre todo de pastillas de todo tipo y alucinógenos y tenía un carácter esquizoide, pero personalmente pienso que su diagnóstico, que no hay duda que se lo hicieron, de esquizofrenia paranoide no es del todo ajustado a la realidad»

 

 ¿Dick escribió algunas de sus obras en estados mentales alterados o como él dijo en estado de gracia?, no lo sabemos pero por el análisis de las mismas es posible rastrear, o intuir, lo que le ocurría, aunque siempre estaremos en el terreno de las hipótesis.

 

LAS TEMÁTICAS Y LAS OBRAS DE PHILIP K. DICK

 

En este apartado, que no pretende ser exhaustivo, intentaré hacer un recorrido por la obra de Dick, haciendo especial mención a las novelas que, según la mayoría de los críticos y la mía propia, son las más representativas, y mejores, dentro de su extensa producción.

 

Dick comienza su andadura  literaria a finales de la década de 1940 y, como ya se ha dicho, a principios de los 50 se dedica profesionalmente y exclusivamente a ser escritor, y, dado su inexistente éxito como escritor realista, a escribir ciencia ficción.

Para describir sus etapas en la literatura voy a seguir la clasificación que efectuó Gregg Rickman, uno de los exégetas más fieles de Dick, y que fue apoyada por el propio autor.  Estas etapas son las siguientes: Etapa Política, entre 1951 y1960, Etapa Metafísica de 1961 a 1974 y finalmente Etapa Mesiánica que abarca desde 1974 hasta los últimos escritos en 1981.

 

Siguiendo a Pablo Cappana en su ya comentada obra Idios Kosmos[1],  tendríamos que concluir que la primera etapa comienza con el cuento Roog, su primer cuento vendido y  publicado en 1951 a la que siguen Aquí yace el Wub[2], La máquina  preservadora, Colonia, La nave de Ganímedes, El Gran C –que serviría para algunas partes de Deus Irae- Coto de caza, Los simulacros, Segunda variedad, Impostor, o la excepcional El padre cosa. En esta etapa predominan los cuentos cortos que sirve a Dick para ser usados con posterioridad como ideas y situaciones para posteriores novelas. Entre las novelas de esta época, que se publicaron en la editorial ACE –en un formato barato-  destacan Lotería Solar, Ojo en el cielo  o El martillo de Vulcano. Los temas son sociales y políticos en muchos de los casos lo que le lleva a ser considerado como un escritor de izquierdas o a que Thomas Dish llegara a aseverar de él que era «el único escritor marxista de la ciencia ficción», afirmación del todo exagerada pues nunca lo fue ni tan siquiera existe la posibilidad de deducirlo por sus obras.

 

Lotería Solar es la primera novela publicada por el autor y naturalmente se nota que lo es. Se nota en la forma de construir los personajes y en el planteamiento general además de en su manera de escribir que irá mejorando con el tiempo. Es una relativa space opera bastante alejada de los temas que desarrollará a posteriori.

 

Ojo en el cielo es una de las novelas más representativas e interesante de este periodo. Ahí ya se encuentran las semillas de los temas que serían soporte de su literatura posterior. Mundos dentro de mundos y personajes que se ven envueltos en experiencias cuasi-oníricas son la base de esta novela. Los protagonistas se ven atrapados, por causa de un experimento fallido en un laboratorio nuclear, en unos extraños universos que nos son los reales, o al menos lo que ellos recuerdan. Conseguirán averiguar que están dentro del sueño de uno de los accidentados -¿Les suena Inception?-. Por tanto Dick se plantea si existe una realidad inmutable o esta depende del punto de vista del observador. Este tema aparecerá recurrentemente en la obra del autor y no le abandonará hasta su muerte. De hecho, yo diría que se trata de su único tema a partir de los años 60.

 

Esta primera etapa finaliza en la novela realista Confesiones de un artista de mierda, que pese a no tener nada que ver con el género de la ciencia ficción, aporta muchas de las claves del universo dickiano.

 

Nos adentramos en el segundo período denominado Metafísico. Su comienzo lo marca su novela quizás mas reconocido como es El hombre en el castillo. Con ella llegó a la fama al obtener el reconocimiento de los lectores que le premiaron con el premio Hugo a la mejor novela de 1962. Se trata de una ucronía, o de una ficción que trascurre en un mundo paralelo, en la que la Alemania nazi ha conquistado el mundo, aniquilando en África a la población negra y en el que Estados Unidos está divido en tres territorios, El Atlántico –gobernado por Alemania-, El Pacífico –con influencia japonesa- y un tercer estado central independiente denominado de Las Montañas Rocosas, pero tutelado por los dos vencedores. En esta ucronía, un escritor publica un libro titulado, La langosta se ha posado, en el que el eje pierde la guerra. Asistimos a un ejercicio de falsedad dentro de la falsedad, de manera que los valores quedan invertidos al convertir lo que es ficción en una nueva ficción que tampoco se parece excesivamente a nuestra propia realidad –son los ingleses los que han dominado el mundo en lugar de USA-. La irrealidad se retoma en la argumentación de Dick, cuando sus personajes, algunos, toman conciencia de que es probable que vivan en un mundo equivocad y que realmente el universo correcto es aquel en el que el eje ha perdido la guerra. Esta sería la primera vez en que expondría esta idea que podría enlazarse con el argumentario de su conferencia en Metz.

 

Tiempo de Marte y Los tres estigmas de Palmer Eldritch datan de 1965. La primera incide en una ciencia ficción más clásica al situarnos en un Marte que se está colonizando. Los conflictos entre los colonos y su relación con la metrópoli son los principales argumentos esgrimidos en la trama, pero que en realidad solo camuflan su deseo de expresar su interés por las enfermedades mentales y el autismo. Es una obra que podríamos calificar de menor. Por otra parte Los Tres Estigmas… nos vuelve a situar en el escenario marciano de la colonización, parece ser que ese año estuvo de moda para Dick situar sus escenarios en Marte. La percepción de la realidad se ve alterada esta vez por el uso de las drogas que los mineros emplean profusamente –un antecedente remoto de Atmósfera cero, por cierto-. Y, para rematar, el personaje de Palmer es una especie de enviado mesiánico que enlazará con el tercer periodo, el mesiánico.   

 

1968 es el año de publicación de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que es la famosa obra en la que se basó la no menos famosa película Blade Runner. Desde mi punto de vista, esta novela es bastante floja dentro de la producción de estos años. Sin embargo trata algunos temas que son interesantes en si mismos, como los límites de la vida, la inteligencia artificial o las sociedades gobernadas por las multinacionales y las tecnologías, una novela que es claramente cyberpunk, aunque este término se acuñará una década mas tarde.

 

Ubik se publica en 1969 y es otra de las novelas mas destacadas de nuestro autor. Un universo paranoico está ya muy presente en sus páginas. Los protagonistas ya están convencidos de que el lugar en el que viven es falso, que la realidad no existe como tal. La filosofía platónica, el mundo ideal de las ideas, se presenta como una insólita muestra de lo que piensa realmente nuestro autor que se muestra aquí como un adalid del solipsismo. Imprescindible para el que quiera acercarse al autor y para comprobar cómo ha influenciado la literatura dickiana en el mundo de la ciencia ficción y del cine.

 

Finalizaría este periodo con la novela Fluyan mis lágrimas dijo el policía publicada en 1974. En esta novela el leiv motiv no es otro que los mundos distópicos, y ominosos sin duda, que Dick había usado en anteriores ocasiones como ya hemos visto. El protagonista se ve arrastrado a un mundo paralelo en el que las cosa van muy mal. En ese estado policial, Jason Taverner, una estrella de la televisión, tiene que sobrevivir sin identidad y sin ningún tipo de recurso, salvo los 25.000 dólares que aparecen en su bolsillo cuando despierta en ese extraño mundo. La novela tuvo diferentes criticas encontradas, desde las que abominaron de ella hasta las que la clasificaron de obra maestra. En una crítica de Juan José Plans aparecida en el diario El País en 1976 se hacía un interesante resumen de la novela basada en la propias palabras de uno de los personajes, el policía Buckinan: «Mientras vayas a tu tumba, aún tendrás la boca abierta para preguntar: ¿Qué es lo que he hecho? Y serás enterrado así: con la boca abierta. Y nunca podré explicártelo. Sólo podré decirte una cosa: no llames jamás la atención de las autoridades. No nos intereses nunca. No hagas que deseemos saber cosas acerca de ti [...] Algún día quizá haya una investigación post mortem y entonces se sepa que, de hecho, tú no hiciste ningún daño, que, en realidad, no hiciste otra cosa más que conseguir que nos fijásemos en ti». Desde luego un interesante panorama del que nos avisa. La novela fue ganadora del premio John W. Campbel y finalista de los Hugo y Nébula.

 

La tercera etapa comienza con su experiencia mística que tuvo lugar el 20 de febrero de 1974. Después de visitar al dentista, y se supone que bajo los efectos del anestésico –en la época era pentotal sódico, conocido también como suero de la verdad-, creyó ver los símbolos cristianos del pez en multitud de objetos y personas. Durante unos días tuvo visiones en las que aparecía Jesucristo y se veía trasportado a la antigua Roma. Decía: «experimentaba una invasión de mi mente por una mente transcendentalmente racional, como si yo hubiese estado loco toda mi vida y de repente me hubiese vuelto cuerdo»[3].

 

 

A raíz de estas revelaciones, sus obras posteriores se vuelven extrañamente religiosas y con contenidos que pueden describirse como filosofía-metafísica particularizada. Dick retoma muchísimos principios filosóficos de diferentes procedencias, para crear un cóctel de pensamiento particularizado. En 1977 se publica Una mirada en la oscuridad con un tema tan querido para él como la identidad de la personalidad, en este caso doble identidad de un policía de narcóticos y un traficante que establece una relación esquizofrénica entre las dos personalidades. Este policía, que posee un monotraje mezclador –y aquí tenemos un pequeño toque de ciencia ficción- se infiltra en una pandilla de narcotraficantes, pero se da el caso de que uno de los yonkis a los sigue es él mismo. Esta disociación lo llevará a una locura progresiva en la que no comprenderá quien es realmente ¿el polícia, el yonki delator?

 

Sus tres últimas obras se sostienen precisamente en estos esquemas mesiánicos y religosos, son Valis, La invasión divina y La Trasmigración de Tomothy Archer. Su narrativa es casi autobiográfica en estos tres libros. Su creencia de que había sido tocado por la mano de Dios, o algo que el llamaba VALIS –Vasto sistema de inteligencia viva extraterrestre (en el original Vast Active Living Intelligence System), le lleva a relatar sus experiencias en una serie de notas, La Exégesis, y en VALIS. En esta novela tenemos un doble protagonista, Amacaballo Fat y Philip K. Dick, y un enfrentamiento entre los dos en el que se rebaten las teorías uno a otro, otro rasgo de de esquizofrenia en los personajes. En palabras de Sergio Mars «En “VALIS”, Dick se interroga sobre su propia cordura (y sobre la cordura del mundo), sobre la esencia de la realidad, sobre el impulso religioso, sobre la espiritualidad, sobre Dios y sobre los hombres (como dioses), sobre la validez de las experiencias, sobre el conocimiento oculto y sobre su origen, sobre la fe y el cinismo… y no llega a una sola respuesta que pueda mantener por más de unas pocas páginas (salvo quizás la confirmación de su locura y de la irracionalidad del mundo). Si algo define la obra es el conflicto entre la necesidad de creer (en algo, en lo que sea) y la incapacidad para aceptar de forma acrítica la creencia».

 

Sus dos últimas obras son La Invasión Divina y Radio Libre Albemuth esta última publicada de forma póstuma. Junto con la comentada VALIS componen su trilogía mística en las que dio rienda suelta a todas sus creencias religiosas o filosóficas, conformando sus escritos más extraños y “locos”.

 

CONCLUSIONES

 

Estanislaw Lem escribió un  artículo sobre Dick titulado Philip K. Dick, un visionario entre charlatanes. En él se hacía una glosa del autor norteamericano al que consideraba uno de los pocos escritores de ciencia ficción originales del panorama de los Estados Unidos. La apuesta de Lem[4] da una idea de la repercusión que la obra de Dick ha tenido entre los autores y lectores de todo el mundo. Se puede hablar de las irregularidades de su obra, de sus altibajos, de sus extrañas construcciones en algunos libros o de sus fobias y filias reflejadas una y otra vez, pero desde luego no se puede decir que deje indiferente.

 

Dick creó relatos muy diferentes a los de sus contemporáneos y exploró temas sociales cuando éstos no eran moneda común en la época. Inventó, o redescubrió y popularizó, unos conceptos relativos a la realidad y al yo, a la identidad propia, que fueron como faros guías para posteriores autores tanto literarios como cinematográficos. Estas dudas, estas concepciones cuasi-filosóficas de la existencia han creado escuela entre muchos autores. No es raro oír a los aficionados calificar una obra como dickiana, dando un reconocimiento como icono a Dick de ciertas características intrínsecas: paranoia, locura, estados alterados o mundos oníricos. Incluso hay autores que se acercan a él sin, aparentemente, haber oído nunca hablar de Dick o haber leído sus obras, caso de Alejandro Amenabar que realizó su Abre los Ojos, claramente dickiana, que afirmó que nunca había leído nada de él. Pero la influencia está ahí, aunque se ignore.

 

Acercarse a este autor  clásico de la literatura de ciencia ficción es penetrar en un universo de sorpresas, nada fáciles eso es cierto, que propone materias para reflexionar en profundidad. Sin duda es una lectura gratificante para la inteligencia.

 

Para terminar esta breve aproximación a la vida y obras de Philip K. Dick, nada mejor que dejarles con unas palabras de Pablo Capanna que cierran su ensayo Idios Kosmos:

 

«Ahora que lo conocemos mejor, no solamente amamos sus obras, sino que también hemos aprendido a respetar su drama, con todos sus errores y contradicciones. Como todos nosotros, hizo sólo lo que pudo, pero no dejó de intentarlo».

 

 

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA PUBLICADA EN CASTELLANO

 

Lotería Solar 1955

Ojo en el cielo 957

Tiempo desarticulado 1959

El Hombre en el Castillo1962

Tiempo De Marte1965

Los Clanes de la Luna Alfana 1965

Los Tres Estigmas de Palmer Eldritch1965

El Doctor Moneda Sangrienta 1965

¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas? 1968

Ubik 1969

Fluyan mis Lágrimas, Dijo el Policía 1974

Una mirada en la oscuridad 1977

VALIS 1981

La Invasión Divina1981

La Transmigración de Timothy Archer 1982

Radio Libre Albemuth 1985



[1] Cappana, P. Idios Kosmos. Claves para Philip K. Dick. AJEC. Granada 2005

[2] De este relato Dick comenta: «Mi primera historia publicada, en la más deleznable de las revistas baratas que se vendían en aquel tiempo, Planet Stories. Cuando llevé cuatro ejemplares a la tienda de discos en la que trabajaba, un cliente me miró y, con ciertos reparos, me preguntó: “Phil, ¿tú lees esta clase de basura?”. Tuve que admitir que no sólo la leía, sino que también la escribía».

[3] En Star Trek, La película sucede algo similar cuando Spock entra en contacto con V´ger. ¿Los guionistas, entre ellos, y como asesor, Isaac Asimov, tuvieron en cuenta este episodio de Dick como fuente u homenaje?

[4] A raíz del impago de su traducción al polaco de la obra Ubik, que fue gestionada por Lem, Dick desarrolló una paranoica teoría en la que el autor polaco no era otra cosa que un agente del KGB. Éste mantenía una red de críticos y escritores, Darko Suvin, Rottensteiner o Fitting entre otros que tenían como meta “obtener monopólicas posiciones de poder desde las cuales pudieran controlar la opinión a través de ensayos crítico y pedagógicos, convirtiéndose en una amenaza a todo el campo de la ciencia ficción y su libre intercambio de ideas”.  Llegó a afirmar que su vida estaba en peligro y Lem y sus conspiradores tenían la intención de secuestrarlo y lavarle el cerebro.

(c) Alfonso Merelo 2012-2013

1 comentario

Juanma Escribano -

Alfonso, nos ha dejado Jess Franco. http://www.elmundo.es/elmundo/2013/04/02/cultura/1364897840.html Imagino que le dedicarás una entrada. (Te sigo leyendo. Un saludo.)