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Cine

Ninette

Ninette Este año se cumple el centenario del nacimiento de Miguel Mihura. Sus obras de teatro son una muestra del humor inteligente que, junto con otros autores como Jardiel Poncela, se experimentó en la primera mitad del siglo XX en España. De su pluma son las conocidas obras Maribel y la extraña familia o tres sombreros de copa. Fue asimismo fundador de revistas tan “idolatradas” como La Codorniz.
José Luís Garci homenajea a Mihura con este filme, Ninette, que se basa en las dos obras teatrales Ninette y un señor de Murcia y Ninette, modas de París.
La obra Ninnete y un señor de Murcia fue llevada a la pantalla por Fernando Fernán Gómez en el año 1965 y protagonizada por Alfredo Landa y Rosenda Monteros como Ninette. Tambien se recuerda la adaptación en Estudio 1 de TVE que protagonizara Juanjo Menéndez y Victoria Vera, una mas que interesante Ninette. Además se realizó una miniserie de ocho episodios en 1984 protagonizada por Alfredo Landa y, una vez mas, Victoria Vera
Esta nueva adaptación de Garci presenta a Elsa Pataky en el papel de Ninette y a Carlos Hipólito como Andrés, el señor de Murcia. Completan el reparto un increíble Enrique Villén en el papel del amigo de Andrés, Armando, Beatriz Carvajal, Fernando Delgado, Mar Regueras y Javivi, en un papel que homenajea a Jacques Tatí y su Monsieur Hulot cuando silba por las escaleras la conocida tonadilla de la película Mon oncle, estrenada un año antes de lo que se cuenta en el film.
El director corre muchos riesgos al magnificar la presencia de Elsa Pataky, actriz correcta y guapa indudablemente, pero que no es capaz de llenar la pantalla por sí sola. Un fracaso estrepitoso es su muy deficiente pronunciación francesa, que no se entiende pues el personaje es nacido en Francia y francófona –todo lo contrario de Javivi con un francés mas que correcto y que no tartamudea en ese idioma-. Por suerte, la magnífica historia de Mihura y el arrope de actores como Fernando Delgado, Carlos Hipólito o Beatriz Carvajal, hacen que la película se convierta en una interesante historia muy agradable de ver.
Garci ha planificado la historia como una obra de teatro, de la cual proviene. Todo su metraje está construido en base a decorados y a planos medios en los cuales los personajes interactúan tal y como se verían en una boca escénica. Los primeros planos se muestran casi en exclusiva, en los desnudos, probablemente innecesarios, de Pataki y Regueras. En eso la película chirría puesto que, aparte de lo agradable de ver que suponen esos desnudos indudablemente, parece un exceso en una historia que perfectamente podría prescindir de ellos.
Carlos Hipólito realiza un correcto papel - muy inspirado en las características que le imprimiera Juanjo Menénedez- y Enrique Villén hace el mejor papel de su carrera de actor secundario dando vida a monsieur Armand. Sus expresiones faciales son para recordar.
Pese a que la película es muy interesante en muchos aspectos, se puede decir que fracasa al exagerar la seducción de Ninette hacia Alfredo, que resulta bastante increíble en el contexto de la fecha de la historia 1959. Esa libertad de actuación seria mas propia de nuestro tiempo que de hace 40 años, aún en Francia. Incluso Mar Regueras personifica un personaje extremo, al menos en la época, al intentar seducir a Andrés en una poco creíble, aunque interesante, escena.
Ninette resulta una interesante revisión de las obras originales de Miuhra -un homenaje suficientemente cálido y que respeta el espíritu original- y que puede servir de trampolín a Elsa Pataki en su camino para convertirse en una buena actriz.
© Alfonso Merelo 2005

Libertad para morir

Libertad para morir ¿Quién soy yo para juzgar a los que quieren vivir?
Ramón Sampedro

“Mar adentro” ha conseguido El León de Plata del festival de cine de Venecia, además, uno de su protagonistas, Javier Barden se alzaba con el premio al mejor actor, premio indudablemente merecido.
No soy crítico cinematográfico, ni entendido en la materia, por lo que poco puedo opinar sobre la película, salvo decir que me gustó lo suficiente como para pasar dos horas atento a lo que veía y oía, y, teniendo en cuenta que estaba en la fila 5 de un cine de inmensa pantalla, supone un logro por parte de la película.
De lo que si puedo opinar es de lo que sentí al ver lo que Amenábar tenía que contarnos. En realidad Amenábar sólo ha contado algo que ya sabíamos los que habíamos seguido la trayectoria de Ramón Sanpedro. La lucha de Sanpedro fue una lucha por la libertad. Una lucha por la dignidad y por los derechos que a todos nos asisten. Ramón, que se hace tremendamente cercano gracias al buen hacer del director, luchó los ventiseis años de la prisión de su cuerpo inútil porque se le liberara de tal cárcel. Parece que todos tenemos derecho a la vida pero no a la muerte propia. Sobre todo si esta ha de ser provocada por otros. La decisión de morir de Ramón puede parecer que sea un acto de cobardía, tal y como cuenta el personaje del cura en la película, y sin embargo no es mas que una reivindicación de la libertad y del sagrado derecho a la vida y, por qué no, al no ser.
Nuestra sociedad es tan extraña, no se le puede denominar ni siquiera hipócrita, que tiene un miedo terrible a al muerte, que en realidad es una consecuencia de la vida. Como se cuenta, en boca de Ramón, los hombres nos inventamos una serie de recursos externos para que la muerte, la ausencia de ser, nos parezca mas soportable. Todas las religiones nos dicen que viviremos otra vida y que la muerte es sólo un pasito hacia el futuro. Cuando en realidad nadie tiene la capacidad de saber que pasa cuando desaparecemos. Probablemente porque desaparecemos para siempre jamás. Nadie ha vuelto nunca de la tumba para informarnos, al menos que yo sepa.
La película nos hace reflexionar sobre una de las verdades indiscutibles del universo; la muerte. Y esta reflexión lo es también sobre la vida y sobre la calidad de vida. Este hombre no estaba dispuesto a no sentir, a no tocar, a no poder amar. Su única esperanza era cesar de ser y desaparecer. Para conseguirlo tuvo que servirse de trampas y artimañas, porque sus congéneres, la sociedad miedosa, no le permitieron que tuviera un final digno, controlado médicamente. ¿Es lícito que alguien que desea morir y no puede hacerlo sea ayudado por otra persona? Ese fue el debate que Sampedro estableció, debate que no consiguió llevar a término al morir su instigador y verse nuestro Tribunal Constitucional con una puerta abierta para no sentenciar.
Véanla, será muy interesante.
© Alfonso Merelo 2004

Jesucristo Superstar.

Jesucristo Superstar. En estos días que nos rondan, la celebración de la Semana Santa católica, es norma, y tan normal que se ha convertido en recurrente, que las diversas televisiones emitan películas de tema sacro, o seudo-sacro, en las que se nos muestra uno o varios de los episodios del Nuevo Testamento dedicados a su figura principal Jesús de Nazareth, o películas de “romanos” que llevan insertas eventos de la cristiandad principiante. Ben Hur, Quo Vadis, Jesucristo Superstar, Los diez mandamientos o Godspell son emitidas por cualquiera de las cadenas que se pueden sintonizar en España.
No hace demasiado tiempo la única televisión que funcionaba prácticamente interrumpía su programación a partir del jueves Santo y se limitaba a ofrecer informativos, misas, oficios y en todo caso alguna película de tema religioso. Afortunadamente han cambiado los tiempos y ésta práctica ya no es habitual y, salvo la inclusión de alguna de las películas de temática religiosa, las cadenas continúan con sus programaciones habituales. Pero el tic o la costumbre de estrenar esos filmes se va a volver a dar este año.
Si no me equivoco, el próximo viernes día 2 de abril se estrena en España La Pasión de Cristo que, dirigida por Mel Gibson, ha levantado gran polémica allá donde se ha estrenado. Por una parte, varias personalidades y grupos judíos la han tachado de antisemita- el New York Times se ha hecho amplio eco de estas opiniones-,y, asimismo, mandatarios de la Iglesia Católica han expresado su beneplácito, al considerar que refleja lo que fueron las últimas horas de la vida de Cristo.
La película muestra las horas finales de la vida de Jesucristo, recreando todos los acontecimientos desde su detención en el Monte de los Olivos a su muerte en el Gólgota. A modo de flash backs se intercalan algunos pasajes relevantes del Nuevo Testamento: La última cena, las bienaventuranzas, la lapidación de la Magdalena; pero la base de la historia es exclusivamente estas horas finales.
Una de las críticas mas extendida que se ha publicado sobre la película es su innecesaria recreación en el sufrimiento de Jesús. En tres escenas concretamente se explicita de manera inequívoca todo el rosario de torturas que se explican en el Nuevo Testamento.
Es evidente que no es igual leer que ver y, aunque todos conocemos la historia, la descripción visual de los latigazos, la corona de espinas o la propia crucifixión, por poner unos ejemplos, son de un verismo espeluznante.
Verdaderamente no es una película para cualquier público, máxime cuando esta muerte se hace muy cercana, para los cristianos por creen en Cristo, y para todos los no cristianos porque puede reflejar de una manera muy veraz las barbaridades de los métodos romanos de ejecución y tortura. En cualquiera de los caso estas escenas dejan al espectador una sensación de desazón muy intensas. ¿Era necesario ese nivel de explicitación? No lo sé; pero desde mi punto de vista se efectúa una innecesaria apología del sadismo o masoquismo, recreándose en los detalles más escabrosos.
Llegados a este punto sería conveniente recordar que las religiones cristianas basan sus iconos en esta apología del sufrimiento. Desde el símbolo de la cruz, hasta las manifestaciones de Semana Santa, o las barbaridades en Filipinas en las que los fieles se crucifican realmente rememorando la pasión, la religión cristiana tiene sus señas de reconocimiento en esa crueldad y en un no declarado componente sádico-masoquista. Sin salir de España podemos encontrar ejemplos clarificadores de estas tendencias: los “empalaos” de Valverde de la Vera o cualquier penitente que, descalzos, arrastrando cruces, cadenas o flagelándose públicamente, se pueden ver en cualquier procesión a lo largo de toda nuestra geografía.
¿Qué pretende Gibson conseguir con estas escenas? ¿Es una película aleccionadora para acercar la figura de Cristo al espectador; siquiera por medio de la compasión? Es posible. Gibson es un reconocido miembro activista de una iglesia cristiana y puede ser que su película pretenda “convertir” o acercar al espectador al Cristo evangélico. Desde luego el guión no se toma ningún tipo de libertades a la hora de reflejar la figura de Cristo, puesto que se sigue paso por paso lo que cuentan los evangelios sin interpretar u opinar nada.
La factura de la película es correcta y las interpretaciones se pueden dar por buenas, destacándose la de Maia Morgenstern –María-, cuya actuación refleja de manera muy convincente el sufrimiento de una madre para con su hijo, o la del cónsul romano con sus todas sus dudas y remordimientos.
Respecto del antisemitismo o no de la película, el director no parece hacer distingos entre la brutalidad de unos u otros. Es cierto que el sanedrín judío denuncia al protagonista y consigue que se condene a muerte al supuesto reo. Esto se refleja con nitidez en el metraje, haciendo tan bárbaros a los dirigentes judíos como a la turba que les acompaña. Como contrapunto tambien hay que decir que muchos de los judíos que aparecen como personajes reflejan su compasión y muestran su desacuerdo con este asesinato. Por otra parte los romanos tampoco salen bien parados, porque si bien a los jerarcas, o mandos del ejército, se les da cierto trato amable (yo no quería, yo hago lo que vosotros me decís qué haga), a los ejecutores se les trata como auténticas bestias sanguinarias que disfrutan de su trabajo sádicamente. La escena de la flagelación, unos terribles e interminables 15 minutos, muestra cómo estos romanos ejecutan fríamente con saña y gusto su “cometido”.
Como cosa curiosa me ha resultado muy agradable escuchar los diálogos en latín (la película esta rodada íntegramente en arameo y latín), idioma que tenía oxidado desde mis años de bachillerato, pero que resulta muy interesante de escuchar.

Es una película que indudablemente no resulta agradable de ver y no aporta nada nuevo al mito, o historia, de Jesucristo. Como decía el comentarista de cine de Canal + “gustará a cualquiera que disfrute con La matanza de Texas.”
© Alfonso Merelo 2004

Los montajes del director (o como se lo monta el director)

Los montajes del director (o como se lo monta el director) José Manuel Caballero Bonald, poeta jerezano nacido en 1926, acaba de reunir toda su composición poética en un libro titulado “Somos el tiempo que nos queda”. En ese libro el poeta ha decidido revisar muchos de sus poemas en lo que ha denominado “ejercicio de humildad”. Es claro que el autor no estaba satisfecho con los resultados finales de algunos de sus poemas y por ese motivo decidió las modificaciones que suponemos para mejor. El autor está en su derecho de hacer lo que le venga en gana con su obra, puesto que él es el único que puede hacerlo ya que es suya. Pero ¿es esto ético? ¿Se puede cambiar lo que es una obra de arte a capricho del autor? Imaginemos que un pintor no está satisfecho con un cuadro y se presenta en la casa del propietario y le pega dos pinceladas de color azul. Lo que para el pintor es totalmente válido para el propietario del cuadro puede ser una suerte de desastre y enviar al pintor a galeras por el resto de su vida.
Esto me lleva a considerar si es lícito, amen de ético, el reformar algo que ya se ha convertido en patrimonio de todos. Novelas, esculturas, cuadros, edificios que han sido concebidos en tiempo y forma son modificados por la caprichosa (in)capacidad de sus legítimos creadores o lo que es peor por otros ajenos a los mismos.
El caso mas flagrante del mundo del arte es el cine. Últimamente el cine se ha convertido en el mayor productor de dobles y triples versiones de lo que debiera haber sido una sola composición;. los famosos director’s cut. Ya no existe prácticamente película que no cuente con un montaje o adición posterior de escenas por parte del director, productor o el que lleva el catering si se tercia. El timo al espectador es patente. No estamos viendo en el cine lo que es realmente el producto, si acaso se nos da un avance de lo que veremos cuando el producto salga en formato DVD. Y no estamos hablando de extras como podrían ser cuadernos de rodajes, trailers etc, sino de verdaderos remontajes de la película e inclusión de escenas que al parecer los espectadores cinematográficos no tienen el derecho de disfrutar de ellas.
Casos flagrantes como El señor de los anillos –cuya tercera parte, según algunos entendidos, resulta poco menos que incomprensible si no se ha visto el DVD de la segunda- hace que el espectador cada vez entienda menos la industria cinematográfica. Bueno entenderse si que se entiende, ya que es evidente que la pretensión de esta industria es generar cuantos mas beneficios mejor, a costa del incauto que paga dos o tres veces por el mismo producto con modificaciones matizadas.
¿Qué diríamos los lectores si cada dos años nos vendieran una versión diferente de nuestra novela favorita a la que se le hubieran añadido dos capítulos? Es seguro que pondríamos el grito en el cielo, insultaríamos al autor por pesetero, o eurero que es mas parecido a usurero, y no compraríamos esa revisión. Sin embargo en el mercado del cine no ocurre lo mismo, compramos una y otra vez lo mismo con el añadido de director´s cut y nos quedamos tan anchos.
Somos muy raritos
© Alfonso Merelo 2004