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Helados

Helados

Los helados son una de las cosa mas interesantes y gustosas del verano, si aparcamos la ligereza de ropa y los cuerpazos que suelen verse por ahí.
El helado es que es la sublimación de los placeres gustativos. Los sabores, las texturas y encima ¡fresquitos! suponen una satisfacción, efímera, pero instantánea de los deseos mas ¿sublimes? La cultura del helado es ya universal, pero según creo recordar fueron los romanos los que disfrutaron por primera vez de algo parecido al helado. El hielo, traído de las montañas de nieves perpetuas, llegaba a Roma y allí se mezclaba con frutas para dar realce a su sabor. Era un plato sólo al alcance de unos pocos, el Cesar y su corte probablemente.
Ahora por suerte para nosotros, y es que yo soy un ferviente defensor y degustador de helados, los costos son asumibles por nuestros sufridos bolsillos(y eso que cada vez están mas caros -¡un cucurucho tres euros, por favor!
Los helados tienen un grato recuerdo de mi niñez, del calor del verano, de paseos por la playa, de compartir un heladito con la primera novia – de paseo por la playa, fíjense que coincidencias- o de locos experimentos culinarios con helado de limón, cava y sirope de arce.
Recuerdo un heladero que aparecía por el barrio después de la siesta, sobre las cinco y media o seis de la tarde. Iba con su carrito bicicleta y cantaba sus productos.

Decía:
Heladitos, que riquitos son que riquitos son, pon, pon ,pon.
Eso una y otra vez, con un soniquete característico. De vez en cuando se dejaba caer con laguna rima, como la de “heladito, heladote que se toman por debajo del bigote” No eran gran cosa como rima, pero eran divertidas y a los niños nos encantaban. Era como el flautista de Hamelín, a su música bajábamos todos los chavales a comprar un “corte” de tres sabores. Lo había normal y doble. Este último ya era la leche. También tenía unos magníficos polos de dos pesetas, sobre todo de fresa, que en cuanto le dabas el primer chupetón desaparecía cualquier conato de color y de sabor. Quedaba convertido en un magnífico cubito de hielo con palito.

Esos eran mis helados de antaño. Ahora son mas sofisticados. Frutas exóticas, extraños componentes como el chicle- arggg- e incluso casos extraños como el helado de fabada o de vieiras. Les aseguro que no se como estarán, pero por si acaso no pienso probarlos.
Helados, el de limón, tutti fruti o vainilla de Los italianos, una famosa heladería italiana. Los demás, están bien, pero no son lo mismo. Al menos en Cádiz, porque aquí en Huelva también hay heladerías artesanas fantásticas.
Tomen helados. Difrútenlos que, además de estar riquísimos, son un alimento fantástico.
© Alfonso Merelo 2006

1 comentario

Manuel Nicolás -

Déjese de helados, don Alfonso e invíteme a esa pedazo de Leche Merengada que por esos lares se marcan.
O al menos, indíqueme la receta.

Un saludo:
Manuel