3-1 con dos... colores
Que el fútbol me da lo mismo es público y notorio. No soy seguidor de ningún equipo y no me irrito si cualquiera de ellos pierde. Por eso creo que puedo mirar con distancia los hechos y sucesos que hacen referencia al equipo de la ciudad donde nací, mi ciudad: Cádiz.
Porque es que lo del Cádiz y, sobre todo, lo de sus seguidores es cosa inusual y, diríase que, trascendente.
El día 21, ayer, el Cádiz FC jugó contra el Real Madrid (mejor dicho, jugó con el Real Madrid) y perdió 3 a 1. Eso no es extraño si tenemos en cuenta que con el presupuesto del equipo madrileño se pueden confeccionar 20 plantillas como la del Cádiz. Tampoco es extraño que casi el equipo gaditano da la campanada y gana al mega-super-fashión y galáctico team capitalino. Parece ser que se jugó de lujo, aunque al final se perdiera.
Lo interesante del evento es lo que supone como hecho sociológico. Porque es un impresionante hecho el que 5.000 personas se desplacen al Bernabeu para ver un partido de liga. Ya no es una cuestión de fanatismo, que lo es, es algo mas que trasciende lo puramente deportivo. Porque los hinchas del Cádiz llevan consigo allá donde van todo lo que significa ser gaditano. Y eso es muy difícil de trasmitir en palabras. Es alegría, es diversión, es una filosofía de vida que se toma la misma como es: un pasarlo lo mejor posible.
¿Cómo se entiende que los gaditanos invadan pacíficamente Madrid, se concentren en una callecita cercana a la Puerta del Sol, de nombre Cádiz, y se dediquen a cantar coplas de carnaval y a animar a su equipo? La mini-erizada madrileña se convirtió en embajada cultural gaditana. Los hinchas solamente han animado a su equipo, no ha habido ni un problema. Cuando el Cádiz perdía ya por 3 a 1 se seguía animando con el grito de este partido lo vamos a ganar -moral que no falte-. Y si no es este, será el siguiente o ninguno.
Da lo mismo.
A mi modesto entender la gente seguidora del Cádiz va a pasarlo bien, y a que los demás se lo pasen bien con ellos. El equipo, con ser importante, es simplemente un acompañante necesario de lo que importa: El cachondeo gaditano.
Ayer la ciudad estaba a la expectativa del partido. El primer gol gaditano se escuchó como un rugido en todo Cádiz. El personal no estaba en su casa, no. Estaba en la calle, esperando la pestiñada (que ya comentaré un día de estos) y enganchada en los bares viendo la hazañas de su equipo. ¿Hubo malas caras? Ni una. Una vez derrotados el personal comenzó a cantar, a pasear y a comer pestiños. Ni una protesta al árbitro. Sólo un pellizquito de orgullo por haberse batido con enemigo tan duro.
Y en la pestiñada de Los dedócratas se vio la pasta gaditana. ¿Derrotados? Tal vez. Pero dio lo mismo, porque en el corazón de la gente lo único que importaba era lo bien que se lo habían pasado. Era el deporte por el deporte. ¿Se perdió? Pues vale, pues muy bien. ¿Pero...? qué nos quiten lo bailao, lo bebío y lo comío.
Hasta la próxima victoria o derrota.
© Alfonso Merelo 2006
5 comentarios
John Trent -
AMS -
V. -
Qué arte, qué arte...
V.
AMS -
V. -
Si es que... XD