490. De seguridades sociales variadas
Por motivos que no vienen al caso, he estado estos últimos días visitando hospitales y consultorios de la Seguridad Social Andaluza. No, no voy a despotricar de la misma porque la atención ha sido la debida y no ha habido excesivos problemas, y si buen trato y buenas maneras.
El caso es que en esas esperas, antes de que los médicos te atiendan, se oyen muchas cosas porque la gente no para de hablar. Hablan los enfermos y hablan los familiares de los enfermos. Y es curioso porque allí la gente, que no se conoce, se sincera de una manera espectacular. Probablemente a nadie de los allí presentes nos interese que es lo que les pasa a los demás, demasiado tenemos con compadecernos de lo nuestro. Pero, no se por qué aunque lo sospecho, entre los esperantes se explayan conversaciones que a veces son muy jugosas.
Hay varios modelos de comportamiento entre los asistentes a estos aquelarres médicos (a fin de cuentas el común de los mortales no saben lo que les van a hacer ni lo entiende y los médicos modernos no son mas que los chamanes de la tribu que en vez de plumas usan bata blanca, o verde según):
1º El “A mi ya me lo han hecho”. Este modelo de paciente que ya ha disfrutado de pruebas y/o tratamientos se divide a su vez en dos a) el desaborido “ Se pasa fatal” b) el animoso “no se preocupe que no pasa nada”
2º El protestón compulsivo. Da por saco a todos y por todo: Que tardan, que que poco tardan, que frío hace, que calor, en la privada si que te atienden (pero está allí), es que hay mucha gente (vete a la privada ya que es tan buena)
3º El “yo mas”. Es aquel que cuenta cómo le ha ido con la medicina. Si usted ha tenido la gripe, él más y más fuerte. Si le han operado de vesícula a él se la han quitado tres veces, porque no quedó contento la primera vez. Ha visitado todos los hospitales y le han diagnosticado de todo. Es candidato directo a ser tratado por el Dr. House.
4º Los contendientes. Como si de rivales se tratara, dos o mas “esperantes” se enzarzan en una conversación en la que cada uno cuenta como le ha ido, aumentando los síntomas y los remedios cada vez que el otro dice que le han hecho algo. Realmente es la unión de varios “yo mas”.
5º El “callao”, que se calla porque está asustado de lo que le van a hacer.
6º El nervioso. Habla por los codos para olvidar que le van a diagnosticar algo que lo mismo no es bueno.
7º El pasota. Está hecho polvo y no le da importancia.
8º El “listillo”. Diagnostica a simple vista lo que le pasa a cualquiera nada mas mirarlo. “Usted va a tener retención de líquidos. A mi vecina le ocurría lo mismito que a usted. Con dos patillas se le curó”. Y la versión pesimista: mi cuñado tenía lo mismo que usted y duró dos meses.
9º El acompañante ignorante. No sabe de nada y todo lo pregunta aunque no lo entiende. Si tiene que entrar en la consulta 3, convence al paciente que es en la cuatro y la lía.
10º El campeón orgulloso. Está rebosante de felicidad porque se va a operar pero el nunca ha tenido de nada, hasta que lo tiene, claro.
11º El jeta: llega el último y quiere entrar el primero.
12º El que vive allí. Es la persona que siempre está en el ambulatorio porque va a por medicinas o por vete tú a saber qué quiere.
Esos son algunos de los principales fenotipos que encontramos a lo largo de las horas que pasamos en las consultas ambulatorias y hospitalarias. Esperemos que no tengan que usarlas, pero si lo hacen fíjense en estos tipos. Seguro que alguno de ellos se manifiesta
© Alfonso Merelo 2008
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