544. Diario de viajes 2009 I Berlin
Si señores, Berlín. La capital de Alemania, la ciudad que estuvo dividida durante 40 años por un muro que cayó den 1989. Ese ha sido el primer destino de mi viaje vacacional de este años.
La llegada fue a través del aeropueto de Tegel, un aeropuerto venido a menos y que dentro de poco será cerrrado para acoger todos los vuelos en uno nuevo. Como nota “cateta” decir que parte de los pasajeros aplaudieron el aterrizaje del piloto. No he visto yo cosas así en muchos sitios la verdad. Antes, en Barajas, ocurrió un suceso digno de ser contado: un pasajero, alemán él, vio desde la puerta de embarque que una de sus maletas caía a la pista al ladito del avión en el que íbamos a subir. El caballero que ve la maniobra, y que dejan su maleta en medio de la pista en el suelo, monta un pollo del cuatro y, a grandes voces, consigue que un responsable de embarque baje con él a la pista y recoja su maleta y la suba al compartimento de carga. Eso si que fueron aplausos por la consecución de una hazaña pocas veces vistas. Habitualmente te pierden el equipaje y es que ni te enteras.
Como iba diciendo, llegada a Berlin Tegel y taxi hasta el hotel, 45 euros de vellón, Y ya estámos preparados para la primera caminata y primera, ligera, decepción: La puerta de Brandemburgo. Como la hemos visto tantas veces en el cine conocemos como es, pero es mas “churri” de lo esperado, aunque evidentemente es un lugar que visitar. Después, según se ve de ffrente la puerta tiramos hacia la izquierda, rumbo al memorial al holocausto judío. Es una explanada inmensa compuesta de bloques de piedra, a diferentes alturas. Un laberinto impresionante que es visitado por todos los guiris que se precien, es decir nosotros. Continuando el camino por la misma calle, cenando en un mejicano que encontramos de camino, esmallaitos que estábamos y los burritos no cabían el el plato (por eso paramos), llegamos a Postdamer Platz. Es para quedarse con la boca abierta lo que han construido allí. La cubierta que la recubre fue pagada por Sony, que trasladó sus cuarteles generales europeos a Berlín. Esta cubierta cubre toda la plaza y cambia de colores por la noche con una espectacular iluminación. La plaza está llena de bares y restaurantes, además del museo del cine y varias salas Imax. Por cierto, hay un restaurante australiano que te ofrece carne de cocodrilo que es muy parecida al pollo. La de canguro la había probado pero esta me ha sorprendido agradablemente.
Al hablar de comidas y restaurantes tengo que hacer un inciso para comentar la absoluta profesionalidad de todos los camareros con los que nos hemos encontrado. De momento todos se defienden en inglés, en muchos casos mucho mejor que el mío. En segundo lugar son extremadamente amables y se desviven por atenderte. Son rápidos y seguros. Desde luego nada que ver con algunos que yo conozco por aquí. Desde el bar mas normal hasta el restaurante mas caro de los que hemos estado el trato ha sido inmejorable. Veremos si en Bremen es igual o no.
El segundo día en la capital alemana fue para ver algunos de los edificios mas emblemáticos. De la Iglesia de St. Hedwig, parecida al Panteón romano, nos trasladamos, vía la Avenida Unter den Linden y nuevamente la Brandemburg Tor (lo escribo en alemán por pura pedantería, llegamos al Reichstag fue sobre las once, y tal como lo vimos nos largamos porque la cola llegaba al sexto pino. Los alrededores del parlamento federal son también impresionantes y estuvimos dando una vuelta por “La Carité”fue un lazareto de caridad en el siglo XIX y ahora forma parte de la universidad de Berlin en las ramas sanitarias.
La nueva estación central de la ciudad es una moderna construcción enorme y un poco caótica. Pero el sacar cualquier billete de tren es algo de lo mas sencillo. En cualquier máquina te permite adquirir pasajes y además están perfectamente explicados en español. Primero te preparan una reserva que se imprime en la terminal y vas a otra máquina al ladito que, pasando el código de barras por un lector, y pagando con cualquier tarjeta de crédito te imprime los billetes y las reservas (conviene reservar los asientos, dos euros mas, porque es bastante caótico después el ir en un asiento u otro.
Por la tarde nos dirigimos a otro de los centros de actividad de la ciudad: la Alexander Platz. Pero antes es visita obligada la Catedral y el Ayuntamiento Rojo así como la iglesia mas antigua que se conserva intacta, la iglesia de Marie justo enfrente del ayuntamiento. La plaza en si es un poco decepcionante pues prácticamente es solo una fuente, una estación de metro y tren y poco mas. Mucha gente joven y centro de transbordos de pasajeros, allí comienza la Karl Marx alle y sus edificios datan de la época comunista del Berlín oriental. Muchos pisos de apartamentos todos cortados pro el mismo patrón. Así que volvimos viendo desde lejos la isla de los museos y cenamos en un restaurante de la palza de la Academia llamado Luttee&Wegner, que fue fundado en 1811 (ahora es una cadena con varios locales en Berlín). Es caro pero el trato es exquisito y la comida muy buena. Tomamos un vino blanco del Rhinn un Silvaner Trocken, de bodegas 100 Hüger que se dejaba beber, pero desde luego no valía los 25 euros del ala de la botella. La comida muy buena y los postres mejores (una especialidad de la casa es un hojaldre templado con canela y pasas acompañado de helado). Para finalizar un coktail oyendo jazz en un sitio cercano. A 10 euritos la copa, pero el manhatann que me pedí estaba muy bien hecho.
Al día siguiente intentamos visitar el museo egipcio (los alemanes también han expoliado todo lo que han querido a principios del siglo XX) que se encuentra en Charlottebourg, cerca del palacio imperial. Pues, después de equivocarnos de estación, cuando llegamos nos comentaron que la colección se había trasladado a la isla de los museos, pero que no estaría abierta hasta octubre de 2010. Sólo algunas piezas se exponen en el Alle Museum como el busto de Nefertiti. Pues gran desilusión y vuelta al centro de Berlín a través la Europ Plaze otro de los centros de comercio berlinés con el centro comercial europa. Después de tanta caminata era hora de cervecear y nos pusieron una cerveza Berliner Pilsen, que se puede tomar aunque no es gran cosa. Por la noche de nuevo a Postdamer Platz a cenar y a tomar helados y chupitos.
El ultimo día de estancia ha sido muy cansado pero con mucho jugo. De momento pudimos ver el parlamento, llegamos a las 9 y entramos a las 10. te proporcionan audioguías gratuitas y la entrada es también gratuita. La cúpula creada por Sir Norman foster es sencillamente una pasada. Sobre todo la estructura cónica invertida que proporciona luz natural a la sala del parlamento. Desde la cúpula se ve todo Berlín y sinceramente no se puede uno perder esta visita. De allí nos traladamos a la exposición sobre la escuela Bahaus de pricipios del siglo XX y que tanto a aportado al arte mundial, entre otras cosas la creación del Museo de arte contemporáneo de Nueva York. En el mismo museo está también una exposición dedicada a Le Corbusier tan interesante o mas que la anterior. Después de pasar por el Chekpoint Charlie (una casamata es lo que queda, desde donde se pasaba a la zona oriental.) nos tomamos la consabida cervecita mañanera, esta vez Rothaus Pils, y a ver el muso judío que, arquitectonicamente hablando, es muy recomendable. Los contenidos no tanto pues se hace una espectacular presentación de todo lo que es judío tal vez demasiado dirigido a la propaganda y un poco mas tarde vistamos la isla de los museos donde se encuentra el busto de Nerfetiti. El museo no es demasiado recomendable tal y como está ahora. Supongo que con la restauración pasará a ser una gran colección.
Y por la noche la fiesta de la cerveza en lo que llaman “la milla de la cerveza”. Casi dos kilómetros de puestos de cerveza y de comidas de todos el mundo: japonesas, tailandesas, chinas, belgas, alemanas sobre todo y San Miguel como representante de España. Para evitar que el personal se lleve las copas y jarras en cada puesto te las cobran. Cuando terminas la cerveza, devuelves las jarras y te devuelven el dinero. Las dos primeras me costaron 11 euros y pensé que era carísmo, pero como la cerveza era muy buena, una cerveza de abadía excelente, no me asusté demasiado. En degustarla estábamos cuando vi que un parroquiano dejaba un vaso igualito al mío en la barra y le daban dinero. Como no somos demasiado tontos dijimos: tate esto es que te cobran la copa por si acaso. Y efectivamente me devolvieron 6 euritos, 6, por la copas, con lo que la cerveza salió a 2,50. A partir de ahí ya no nos pareció la cosa cara.
Para terminar Berlín hay que destacar la arquitectura moderna que ha venido desarrollándose desde la reunificación. Ha habido dinero, mucho, y el nuevo Berlín es impresionante y característico. Ahora mismo debe ser el paraíso para un arquitecto y para cualquiera al que le guste la estética de los edificios. Eso si, el gusto por los edifico con ángulos imposibles es mas que notable.
Para la próxima entrega hablaremos de Bremen.
© Alfonso Merelo 2009
4 comentarios
AMS (Alfonso Merelo) -
Manuel Nicolás -
AMS (Alfonso Merelo) -
yatulosabespillin -
;-)