560. José Luis López Vázquez y sus películas de duro
Alex de la Iglesia, el presidente de la academia del cine, comentaba esta tarde que no toleraba que se hablara de películas cutres referidas a algunas de las que había protagonizado José Luis López Vázquez. Esa defensa numantina de los valores de la cutrez me recordó a otras que se han hecho de los valores literarios de las novelas denominadas de “duro”. Éstas, que tuvieron su apogeo en los años 50 y 60, y algo en los 70, eran simplemente literatura de evasión, hecha por trabajadores de la máquina de escribir sin otras pretensiones que, por un lugar ganar dinero para aliviar la penuria, y por otra sencillamente distraer, generalmente a las clases de bajo nivel intelectual.
La reivindicación de lo cutre, de lo hortera y de lo mediocre me parece sencillamente una pérdida de tiempo. Por eso las palabras del cineasta me han resultado muy chirriantes. En el caso del desaparecido actor es indudable que ha participado en películas con valores artísticos destacados que hay que diferenciar a las puramente alimenticias que también rodó sobre todo en los setenta. Si por una parte tuvo una espléndida actuación en “Mi querida señorita”, “Habla mudita”, “Pepermint Frapee”, “El bosque del lobo” o en “El pisito”, hizo lo que pudo en verdaderos bodrios como “Doctor me gustan la mujeres ¿es grave?”, “Como está el servicio”, “El fascista la Beata y su hija desvirgada” o “El cid cabreador”.
Las películas de la época del destape, o inmediatamente anteriores, eran filmes de muy bajo presupuesto y de muy baja calidad media. Enfocadas directamente a un consumo masivo sin mas aspiraciones que el espectador lo pasara bien. No tenían ínfulas de trascendencia, ni de cine de “creación”, ni mensajes que enviar. Eran sencillas y, generalmente, muy malas. Por eso el efectuar defensas de la “calidad” de esos productos, que ni la tenían ni lo pretendían, me resulta tan fuera de lugar como las que se hicieron sobre la llamada novela popular o de duro. Evidentemente dentro de ésta había algunas que se podían rescatar de la mediocridad, pero el 90% de las mismas eran literalmente una bazofia mal escrita o peor plagiada. El respeto máximo a su creadores, que trabajaban en condiciones a veces inhumanas, pero no por estos subproductos de nula creatividad. Y esa comparación se extiende a la mayoría de las películas de este periodo que, salvando algunas de ellas, eran tan deficitarias en imágenes como planas en sus guiones. Por supuesto podíamos ver tetas pero eso era lo único.
Para finalizar desde estas líneas expreso mi máximo respeto y admiración por un actor al que vi sobresaliente en muchas de sus interpretaciones y que me subyugó en la película de Armiñan “Mi querida señorita”, aunque el papel que mas me divirtió fue el de la genial película de Berlanga “La escopeta nacional” en la que interpretaba al pijo y salido Luis José.Y, por descontado, no podemos olvidar los amantes del fantástico su interpretación en "La cabina" de Mercero. Fuera de serie, sin duda.
© Alfonso Merelo 2009
3 comentarios
Anónimo -
Ahora lo corrijo
... -
Carlos -