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- MEMORANDO -

616. Morirse: que chungo

Altar de los muertos en la Casa Colon de Huelva

Como hoy es el día de los fieles difuntos, en lugares bárbaros lo llaman Halloween, me he preguntado a mi misma mismidad ¿por qué tenemos esa obsesión por la muerte?

 

Ya sabemos todos que tenemos que morirnos algún día, cuanto mas tarde mejor, y que eso es lo único cierto en la vida; todo lo demás entra dentro de las posibilidades o probabilidades. Yo creo que el problema con la muerte es que no la llegamos a asumir de verdad. Tenemos miedo de morirnos cuando en realidad debería ser, lo es, una cosa tan normalita como beber un vaso de agua o ser fan de Star Wars, aunque esto lo mismo no es tan normal. Claro que el que sea una cosa normal no implica que nos tenga que gustar. Desde luego a mi no me gusta nada tener que morirme y pretendo retrasarlo lo mas posible. Pero es curioso pensar que algo a lo que le tenemos tanto miedo forme parte de nuestra vida, tal vez mas de lo que debería. Porque si es una cosa tan chunga, que lo es, lo mismo deberíamos pensar en ella lo menos posible, y sin embargo es todo lo contrario.

 

Comparsa Zombies

Hay un número importante de personar que piensan que vivir es no hacer todo lo que, como dicen Roberto Carlos y  Pata Negra, sea ilegal, inmoral o engorde.  Es decir, vivir mas aburridos que una ostra y sin vivir realmente. Pasan por la vida, pero no la viven. Pero al final pasa lo que pasa y a este respecto el estribillo de la comparsa Zombies, de Antonio Martínez Ares, era clarificador:

 

            Disfrute de esta vida que es muy corta
            que el tiempo se nos va de entre los dedos.
            Disfrute porque a ellos no les importa
            aprietan el botón...y todos muertos.

 

Y ya puestos a hablar de la muerte, ¡lo que cuesta morirse! Es que un entierro de nada se pone en mas de 5000 euros. Y la verdad, un millón de pelas por se pasto de la gusanería me parece exagerado. Que si las flores, que si la ceremonia, el ataúd con forrado de terciopelo, la tumba con su mármol grabado y con epitafio o no, la parcelita en el cementerio mas cercano, por veinte años o por treinta, o indefinida. Eso es un dinero que, la verdad, sólo puede resultar bien invertido para los que se quedan, porque para el muerto. Sinceramente, a mí como si me tiran a una fosa común. Como estaré muerto y no me voy a enterar, pues como que me da lo mismo.

 

Hay mucho negocio en esto de la muerte. En primer lugar está el de todas las religiones que prometen la trascendencia. Un mas allá, o acá, que recompensa a los buenos fieles y condena a los malos. Al menos eso se dice. Porque, mis queridos amigos, las religiones se fundamentan en ese miedo a la muerte que todos tenemos encima. Ese miedo es el que permite a los diferentes chamanes mantener el poder sobre sus seguidores y asé ellos medrar en esta vida. En la otra ya veremos.

 

Y, como ya veíamos antes, el negocio de la muerte está muy relacionado con las funerarias y lugares adyacentes. Es obvio que a los muertos hay que enterrarlos, pero los gastos que estas empresas cobran  a los parientes no se si podrían tildarse de exorbitados. Pero para eso están los seguros que muchos contratan. Seguro de defunción, que ya hay que tener valor para estar pagando algo que nunca podremos disfrutar.

Pero eso es lo que vivimos en nuestra cultura, y supongo que en todas las demás. Nuestra máxima debería de ser vivir lo mejor posible y no pensar demasiado en la amiga que te acecha a la vuelta de la esquina.

 

A vivir, que de verdad que son dos días. Y lo malo es que yo ya eh consumido día y medio.

 (c) Alfonso Merelo 2010

 

2 comentarios

Anónimo -

Es una especie de "auyentador de la muerte". Y si que lleva un látigo y pega latigazos, muy sonoros, en el suelo.

Manuel Nicolás -

Una pequeña aclaración, zombi Firloyo:
¿En la foto de cabecera quien es o a quien representa el sujeto que aparece a la izquierda de la Muerte? Parece Indiana Jones. ¿Lo que lleva en la mano es un látigo?
Que cosas más raras ponéis en la Casa de Colón de Huelva.