Otra de sardinas
Rafael Marín en su columna de hoy de la Voz de Cádiz escribe, bien como siempre, sobre lo que ha supuesto para las playas de Cádiz las barbacoas del Trofeo Carranza. Mas de 200.000 personas se han concentrado, fundamentalmente en la Victoria, para jartarse de sardinas, pinchitos, cerveza, cubatas y similares. En mi anterior comentario en esta bitácora incidía en la misma dirección de la columna de Marín: la playa queda destrozada para los restos y no se recuperará para que los gaditanos y veraneantes, fuente de numerosos ingresos en Cádiz, puedan disfrutar de ella lo que queda de verano. Ya veremos si esto afecta a las visitas del año que viene.
Pero ¿cómo se ha llegado a esta monstruosa masificación de gente en un solo día?
Pues sencillamente porque se prohibieron las barbacoas en su día.
Cundo aún estaba Carlos Díaz de alcalde y el paseo marítimo no es como ahora, sino algo mas cutre, se hacían sangrías y barbacoas a lo largo de todo el verano y no pasaba nada.
Las casetas familiares, del Hotel Playa hacia Cortadura, eran cuasi segundas viviendas donde se vivía en la playa. Porque lo del calor, siempre ha hecho calor señores periodistas- y mucho-, en Cádiz se combatía en la playa. En la playa se llegaba temprano, se comía, se merendaba y se cenaba. Y de vez en cuando, por la noche, se hacían sangrías y en algunos casos barbacoas. Éstas estaban dispersas y no molestaban.
Recuerdo las nuestras en una caseta, primero de madera después de obra, justo enfrente de Isecotel. Allí, a partir de 1979, nos juntábamos 30 40 o 50 personas a disfrutar un ratito de la playa, porque el marco era incomparable. Se bebía, se ligaba, se bañaba uno, se compartía un rato de charla con el vigilante incluso había un vigilante mudo que ya nos conocía y que se tomaba su vasito con nosotros. Y después se recogía. La caseta quedaba inmaculada para el día siguiente. Esto se hacía varias veces en el verano y coincidían simultáneamente una veintena de las mismas a lo largo de toda la playa. Espacio más que suficiente para que todos estuviéramos cómodos.
En el año 1981 decidimos hacer una sangría de fin de verano coincidiendo con el sábado del trofeo. Esta sangría servía de despedida para nuestros amigos y amigas de otros sitios que acababan las vacaciones. La tónica de esa noche fue igual que las del resto del verano: unas pocas barbacoas y ya está. Eso lo repetimos varios años hasta que entró la fiebre de prohibir la utilización de la playa para estas cosas. No recuerdo de quien fue la idea, si de sociatas o peperos; da igual. El hecho es que se concentró todas las posibles barbacoas en un solo y multitudinario mogollón veraniego.
Y desde entonces
Esta la playa como una feria
Valgame San Cleto lo que son las cosas populares.
Esto no es lo que habíamos empezado hace muchos años.
Esto es una barbaridad.
Pero bueno:
Si se prefiere destrozar la playa durante un mes por un día de sardinas y borrachera.
Ustedes mismos.
Después no se quejen
© Alfonso Merelo 2005
Por cierto: Dice el ayuntamiento que han sido este año 250.000 personas. Yo me pregunto: Si Cádiz tiene 150.000 habitantes y no todos van a la playa ese día ¿De donde han salido los demás? ¿Nos invaden los foráneos?
Pero ¿cómo se ha llegado a esta monstruosa masificación de gente en un solo día?
Pues sencillamente porque se prohibieron las barbacoas en su día.
Cundo aún estaba Carlos Díaz de alcalde y el paseo marítimo no es como ahora, sino algo mas cutre, se hacían sangrías y barbacoas a lo largo de todo el verano y no pasaba nada.
Las casetas familiares, del Hotel Playa hacia Cortadura, eran cuasi segundas viviendas donde se vivía en la playa. Porque lo del calor, siempre ha hecho calor señores periodistas- y mucho-, en Cádiz se combatía en la playa. En la playa se llegaba temprano, se comía, se merendaba y se cenaba. Y de vez en cuando, por la noche, se hacían sangrías y en algunos casos barbacoas. Éstas estaban dispersas y no molestaban.
Recuerdo las nuestras en una caseta, primero de madera después de obra, justo enfrente de Isecotel. Allí, a partir de 1979, nos juntábamos 30 40 o 50 personas a disfrutar un ratito de la playa, porque el marco era incomparable. Se bebía, se ligaba, se bañaba uno, se compartía un rato de charla con el vigilante incluso había un vigilante mudo que ya nos conocía y que se tomaba su vasito con nosotros. Y después se recogía. La caseta quedaba inmaculada para el día siguiente. Esto se hacía varias veces en el verano y coincidían simultáneamente una veintena de las mismas a lo largo de toda la playa. Espacio más que suficiente para que todos estuviéramos cómodos.
En el año 1981 decidimos hacer una sangría de fin de verano coincidiendo con el sábado del trofeo. Esta sangría servía de despedida para nuestros amigos y amigas de otros sitios que acababan las vacaciones. La tónica de esa noche fue igual que las del resto del verano: unas pocas barbacoas y ya está. Eso lo repetimos varios años hasta que entró la fiebre de prohibir la utilización de la playa para estas cosas. No recuerdo de quien fue la idea, si de sociatas o peperos; da igual. El hecho es que se concentró todas las posibles barbacoas en un solo y multitudinario mogollón veraniego.
Y desde entonces
Esta la playa como una feria
Valgame San Cleto lo que son las cosas populares.
Esto no es lo que habíamos empezado hace muchos años.
Esto es una barbaridad.
Pero bueno:
Si se prefiere destrozar la playa durante un mes por un día de sardinas y borrachera.
Ustedes mismos.
Después no se quejen
© Alfonso Merelo 2005
Por cierto: Dice el ayuntamiento que han sido este año 250.000 personas. Yo me pregunto: Si Cádiz tiene 150.000 habitantes y no todos van a la playa ese día ¿De donde han salido los demás? ¿Nos invaden los foráneos?
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