Babel
En estas fechas del año el cine norteamericano nos invade con películas de ambiente navideño. Papa Noeles de diferente pelaje y condición, niños perdidos en aeropuertos, casas, hoteles o burdeles si se tercia y toda clase de dibujos animados, generalmente menores, para que los sufridos papás, y mamás no nos olvidemos que si no me llamarán machista, puedan aparcara a sus deliciosos, e irritantes, retoños de vacaciones durante tres horitas en un cine, en el que gracias a crom- no pueden incordiar demasiado.
Ese suele ser el panorama, poco atractivo, de las pantallas navideñas de medio mundo y de España en particular. De vez en cuando algún filme sobresale de al atonía festiva y se descuelga como salvación para los aficionados. En cartelera tenemos ahora tres películas, norteamericanas eso si, de gran interés: Babel -Alejandro González Iñárritu-, Banderas de nuestros padres -Clint Eastwood- y María Antonieta Sofia Coppola-.
Babel ha sido la primera en estrenarse y lleva ya un par de semanas en cartelera. A la espera de poder ver la obra de Eastwood, y su segunda parte Cartas desde Iwo Jima, es de obligado cumplimiento ver la creación de Alejandro González Iñárritu.
El autor de la fascinante 21 gramos se descuelga con cuatro historias, que se convertirán en tres, en dos y finalmente en una sola, que fundamentalmente narran lo que significa la incomunicación. Con escenas sumamente, duras la película trascurre en tres escenarios del mundo, Marruecos, Japón y México. En estos tres escenarios y con el vínculo de un rifle de caza los tres escenarios se verán entrelazados de manera magistral y en forma distemporal.
Actuaciones mas que sobradas dan vida a unos personajes que se hacen reales y próximos, desde los niños marroquíes, pasando por las adolescentes japonesas y las actuaciones individuales de Brad Pitt, Cate Blanchet, Adriana Barraza o Gael García Bernal, completan un excelente reparto que hay que agradecer al director de casting.
La película destroza el concepto de globalización. Y lo destroza de manera brutal cuando el director muestra cómo la insolidaridad, la incomprensión y la estupidez se produce en nuestro hipertecnificado primer mundo. Si Marruecos los lugareños se desviven por ayudar a los protagonistas, son los norteamericanos los que abandonan a sus compatriotas a sus suerte sin sentir el mas mínimo remordimiento. La historia japonesa es tambien brutal al mostrar la imposibilidad de comunicar sentimientos y pasiones por parte de Chieko. Haciendo un inciso hay que notar que la fotografía de este episodio recuerda mucho a la estética de Blade Runner, ¿o será al revés? ¿Ridley Scott se inspiraría en el Tokio moderno para su película? Es mas que probable.
Incomunicación, soledad y aislamiento es el mensaje de la película. Y es un mensaje que cala muy profundo porque, desgraciadamente, todos vivimos ese aislamiento, que por otra parte es connatural en los seres humanos.
Altamente recomendable
© Alfonso Merelo 2007
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