494. Vampiros mariconas
Aunque sea políticamente incorrecto, el título refleja lo que está pasando en el mundo de los vampiros tanto en la literatura como en lo audiovisual.
Acabo de ver dos episodios de Moonligth, una serie de televisión protagonizada por un vampiro que no quiere hacer caño a los humanos. Es, además, detective privado y se dedica a ayudar a la gente. En uno de los episodios persigue a otro vampiro que se ha vuelto loco y va asesinando por ahí a los humanos porque, como él dice “soy un depredador y estoy por encima en la cadena alimenticia”. Y es que los vampiros modernos están “amariconaos” y se me permita la licencia.
Drácula o Carmilla tanto da eran vampiros de verdad. Asesinos de la noche que pretendían satisfacer sus mas bajos instintos: el sobrevivir a costa de los demás. Eran creaciones diabólicas, encarnaciones del mal en definitiva. Pero ahora se han convertido en meras especies diferentes que necesitan sangre para sobrevivir y que recurren al banco de sangre mas cercano para ello.
Los vampiros clásicos, y a Drácula me remito, hacían de su alimentación un rito sensual y sexual. El hecho de “chupar” sangre tenía unas connotaciones singularmente coitales que establecía una comunión sexual entre la “víctima” y el agresor. Por supuesto el vampiro era el amo y señor de su “harén” y mandaba sobre sus vampiresas. Esto se ha acabado y ahora todos los vampiros modernos se plantean dudas existenciales sobre lo que son o no son y su convivencia con los humanos. Se han establecido una serie de hermandades de vampiros que siguen reglas y se avienen a convenciones sobre dañar o no dañar a seres “inocentes” Excepciones las hay, pero esa regla del vampiro blandito y suavecito se viene dando de unos años a esta parte.
Tal vez la cosa empezó cuado Anne Rice publicó su “fantástica” novela “Entrevista con el vampiro”. Su adaptación cinematográfica, con Tom Cruise y Brad Pitt, fue un revulsivo importante que influenció a otras obras posteriores. Esos vampiros con remordimientos y con mucha duda existencial hicieron mucho daño al universo vampírico. Sin duda la influencia se hace patente en el personaje de Ángel, atormentado vampiro con alma en la serie Buffy Cazavampiros, aunque en su descargo habría que decir que el tormento de ser “bueno” está condicionado por un hechizo gitano. El caso de Spike, otro vampiro que tenía por seudónimo el de William el Sanguinario, es completamente diferente ya que el elige por amor a Buffy recuperar su alma. En este universo, el creado por Joss Whedom, los vampiros son seres sin alma y sin ningún tipo de remordimientos. Son depredadores que no se preocupan por sus víctimas, imitando a sus mas clásicos antecedentes. Sólo estos dos casos ya nombrados se salen de la normalidad. En descargo de ellos habría que decir que los guiones están muy bien desarrollados y su grado de “blandéz” se ve compensado con unas excelentes tramas que les obligan a hacer lo que hemos descrito.
Tomemos ahora el caso de Crepúsculo, película de reciente estreno que procede de la serie de libros escritos por Stephenie Meyer. Es el caso de unos vampiros “jóvenes” al menos con ese aspecto que aún van al instituto, suponemos que para disimular su condición de jóvenes eternos. El protagonista, Edgar Cullen, se enamorará de una teenager, Isabella Swan. Edgar pertenece a una feliz “familia de vampiros” que viven todos juntos y se ayudan. El componente romántico es el que predomina en toda la historia creando un vampiro que como personaje, el y los demás, son una anomalía que no se parece en nada a la sexualidad que desprende el goticismo de la novela de Stoker. La película es una tremenda sucesión de majaderías de instituto que no tienen mucho sentido si presuponemos que el protagonista tiene muchos años más de los que aparenta dada su relativa inmortalidad.
Y así, del mito cristiano del renacimiento a través de la sangre (el vampiro no es mas que un comulgante algo especial) pasamos a ver cómo estos seres se nos descarrían y tienen sentimientos de piedad y de camaradería con sus presas.
Es una lástima pero en esas estamos.
Quiero volver al vampiro clásico que muerda bien a sus víctimas, femeninas por supuesto, y a poder ser que éstas estén en desahabillee.
© Alfonso Merelo 2009
12 comentarios
Josema -
Pensaba escribir más, pero me he quedado pillado con lo de Van Zandt.
Que eso, que ni los mafiosos son ya lo que eran: unos tíos sin remordimientos.
Todo pasa: ¡Joder, Little Steven en los Soprano! ¿Y tu no quieres que los sarasas sean también vampiros?
V. -
Pero lo de crepùsculo...
Anónimo -
Mario Moreno Cortina -
La cosa va de que un barco encalla infestado de vampiros cerca de un pueblo de Alaska. Claro, en toda historia de Vampiros la salvación llega cuando llega la luz. Pero ¿qué pasa en un pueblo donde no sale el sol en 30 días?
La peli empieza el día que anochece y narra los 30 días en que el pueblo intenta sobrevivir a la plaga. Nada de vampiros "aristócra decadente": son bestias sin alma sedientas de sangre.
Una recopilación de escenas que ha hecho alguien:
http://es.youtube.com/watch?v=hQH129cNElA
En serio, es buena. Ya me lo agradeceréis.
Mario.
AMS -
V. -
Pero en lo que se refiere al mito vampírico, esta peli es un auténtico sacrilegio. Vampíros eternamente jóvenes sí hemos visto, pero ¿a quién coño le apetece pasar la eternidad de instituto en instituto cuando tienes ya los cien cumplidos? Por dios, un alma de cien años dentro de una cáscara de diecisiete jamás en la vida pasaría por un instituto a menos que fuera para quemarlo y verlo arder por pura diversión. Y ¿qué tipo de cien años con afición por la sangre se metería en una relación romántica con una niña de dieciséis que, además, huele de vicio...? ¿Pa qué? Sólo la enredaría así si luego fuera a comérsela. Joder, ¡cómetela!
Y luego dicen, es que nos gusta vernos como vampiros vegetarianos.
Yo mismo los estacaría a todos. A los vampiros y a los humanos.
Sobre todo a la niña.
A esa la que más.
Anónimo -
¿Sólo las de treinta?
Yo diría que ya son todas, todas. Son los gustos actuales: blanditos y suavecitos, pero muy dispuestos, eso sí.
Anónimo -
Los casos descritos son muchísimo peores
AMS -
Mario Moreno Cortina -
Sobre lo del título ya te tiraré de las orejas en persona. Entre otras cosas porque la culpa de que (como dijo hace poco un director de terror) los vampiros modernos tengan más de rojo carmín que de rojo sangre la tienen las treintañeras heterosexuales y no los hombres homosexuales.
Saludos.
Manuel Nicolás -
En los libros sacados del juego de rol "La Mascarada", aunque hacía de las numerosas castas de vampiros un número de miembros imposible, lo cierto es que recuperaron un poco su "monstruosidad".
A nivel televisivo, fue Buffy Cazavampiros la que empezó a cagarla a fondo, con unos vampiros buenos, sensibles y enamoradizos.
Y ya lo de Crepúsculo, ha sido la "mariconanización" absoluta de los vampiros. Hibrizar la novela romántica con la de terror tiene también sus "monstruos" pero lo cierto es que ha arrasado en ventas, sobre todo del género adolescente-femenino.
Es lo que hay, hermanos.
Si el Conde Vlad levantara la cabeza los empalaría a todos.
Mario Moreno Cortina -
Salu2.