535. Moonraker
Desde siempre he sido un modesto seguidor de los filmes de James Bond. La mezcla de impunidad violenta, viajes, exóticos lugares, artefactos fantásticos, buenos hoteles, buenos vinos, casinos y mujeres mas que apetecibles son el cóctel que los filmes de la franquicia Bond han ofrecido al espectador. Diversión sin demasiados complejos es lo que se ofrece en la pantalla con grandes alardes de efectos visuales que trasforman al agente británico en casi un superhéroe con smoking en lugar de los consabidos gallumbos por encima del pantalón.
De todos los actores que han interpretado al personaje sin duda el que ha calado mas hondo en el inconsciente cinematográfico ha sido Sean Connery con unas interpretaciones del personaje mas que resaltables. Pero en el campo de la ciencia ficción, la etapa protagonizada por Roger Moore ha sido la más fructífera. Desde la fallida “El hombre de la pistola de oro”, que contenía algunos elementos fanta-científicos, la siguiente película “La espía que me amó” llevaba a Bond a aliarse, en los últimos años de la guerra fría, con los rusos representados por la impresionante mayor Anya Amasova, interpretado por la actriz Barbara Bach, para desbaratar un plan para destruir el mundo mediante una guerra nuclear. En esta película los elementos de ciencia ficción están mucho mas explicitados tomando para sí escenarios clásicos del género como la ciudad submarina de Atlantis, producto del egomaníaco Karl Stromberg.
Anya Amasova- Barbara Bach
Similar argumento plantea la siguiente película del ciclo titulada “Moonraker”. Realmente esta película es un remake encubierto de "La espía que me amó" ya que incluso mantiene escenas exactamente iguales, como la final sin ir mas lejos en las que Bond comparte capsula de salvamento y lecho amatorio. "James, llévame a otra vez al cielo"es la frase qeu cierra el filme. La novela original, del mismo título, fue publicada en 1955 y su parecido con el film es meramente coincidente en el nombre y en el protagonista “malvado” llamados en ambas producciones Hugo Drax. Si en la novela el enemigo de Bond trata de destruir Londres con el misil nuclear experimental “Moonraker”, en la película esta obsesión se magnifica y Drax pretende destruir toda la vida humana en La Tierra.
El undécimo film de la saga se estrena en 1979 y es la primera vez que Bond viaja al espacio. Anteriormente se había tratado el tema del vuelo espacial en el título “Sólo se vive dos veces”, pero el agente 007 no tripulaba ninguna nave.
Este film es el único, que conozca, que se salta la continuidad de la serie ya que en los títulos finales de la anterior película, “La espía que me amó”, aparece la leyenda “James Bond volverá en Sólo para sus ojos”. Sin embargo ese film sería abandonado para rodar “Moonraker” y sólo después del estreno, ésta, se rodaría y se exhibiría. La razón de este cambio no es otra que la aparición en 1977 de “La guerra de las galaxias”. Ese film de space opera relanza la ciencia ficción visual y hace que los productores se planteen películas de este género. Albert R. Broccoli, productor de los diversos títulos de la serie, se lanza a rodar un film que en su tercio final es pura space ópera, si se quiere mas cercana, pero con todos los tics de la misma.
La historia, como ya hemos contado, es muy similar al guión de “La espía que me amó”. Si en el primer caso el “visionario” de turno tenía una base submarina, en esta ocasión posee un base espacial en orbita terrestre. Drax es el constructor de los trasbordadores espaciales Moonraker que la NASA usa en su vuelos orbitales. Bond ha de investigar la desaparición de una de las naves que era trasladada al Reino Unido. En su intento de averiguar lo que ha ocurrido llegará a la conclusión de que se trata de un complot dirigido por Drax para acabar con la vida humana.
La película se estrena sólo dos años después de la anterior para aprovechar el tirón de las películas de “espacio”. La publicidad de la misma se encarga de remarcar que es la primera película de “James Bond en el espacio”, y así se vende al espectador.
Indudablemente el film no tiene ni pies ni cabeza y es mas paródico que otra cosa. Ni siquiera los efectos visuales logran salvar una ramplona interpretación y dirección que ninguno de los participantes se creen. La elección de la partenaire de Bond, Lois Child, es también de dudable acierto ya que no parece que esté cómoda en su papel de competidora y posterior amante del agente. El intento de Michael Lonsdale de darle empaque a su personaje, Hugo Drax, no parece recoger frutos cuando el actor, inolvidable en “El nombre de la rosa”, se ve compelido a mantener un rictus hierático y pomposo en todas las escenas, incluso en la de su estúpido asesinato a manos de Bond.
Hugo Drax
La película, como casi todas las del personaje, nos lleva a recorrer el mundo desde Europa a Estados Unidos y Brasil. Espectaculares paisajes pueden ser disfrutados por los espectadores. El lujo y el glamour están también presentes en las localizaciones elegidas: Londres, Venecia, Estados Unidos, Río de Janeiro y el Amazonas. El agente del MI6 dispone en esta cinta de diversos gadgets al uso: un reloj con rayos láser, una góndola hovercraft con la que pasea por la Piazza San Marco, una lancha con diversos dispositivos incluyendo un ala delta y algunas cosas mas que son proporcionadas por el equipo del ingeniero Q.
Es en el último tercio de la película, como ya hemos dicho anteriormente, cuando se desata la mayor parte de la acción. La estación espacial de Drax es abordada por su tripulación para desencadenar el armaggedon, enviando a la atmósfera un compuesto químico que matará a todos los seres humanos. Bond y los refuerzos americanos en forma de marines astronautas de guardia acabarán con la locura y vida de Drax.
A Moonraker hay que reprocharle que no se toma en serio nada de lo que se ve en pantalla (aunque hay que tener en cuenta que la etapa Moore es la más auto paródica y cómica de todas). Los guiños al espectador, y al aficionado, son múltiples: el código de apertura de un laboratorio son las cinco notas de “Encuentros en la tercera fase”, al matar a una boa dice Bond “tenía tendencia a enrollarse”, las moonrakers son copias de la lanzadera espacial norteamericana y por fin la estación espacial tiene unos ambientes similares a la estética de 2001, con sus colores brillantes y sus diferentes niveles en altura.
Divertida, intrascendente y, en ocasiones, espectacular (la escena del Pan de Azúcar es inolvidable aunque falsa), Moonraker es uno de los mas destacables ejemplos de la vacuidad del contenido y la fastuosidad del envoltorio.
© Alfonso Merelo 2009
11 comentarios
Manuel Nicolás -
Hilario -
AMS (Alfonso Merelo) -
RSMCoca -
Slurp, slurp...
La impaciencia me corroe... :-)
AMS (Alfonso Merelo) -
Barbara Bach es la mujer de Ringo Starr, que lo sepais. Y es preciosa, o lo era.
AMS (Alfonso Merelo) -
V. -
Manuel Nicolás -
Mario Moreno Cortina -
AMS (Alfonso Merelo) -
V. -
Con dos cohones, oiga.