6. Matrix regrabada, recreada, recopiada y revolucionada
Ya ha terminado la trilogía de Matrix. Pues vale, pues bueno, pues me alegro.
Y me alegro porque las tomaduras de pelo ya me resultan muy caras de tragar, entre otras cosas porque cada vez me queda menos pelo que me puedan tomar, y el escaso que tengo lo reservo para tiempos mejores.
¿Es Matrix una tomadura de pelo?
¿Es Matrix (el “jodío” corrector de estilo de Word me la cambia continuamente por Matriz) la mejor trilogía de ciencia ficción de todos los tiempos?
“Mas” quisiera ella.
Disfruté con la primera película, porque he de reconocer que hacía años que no veía una película de “kun-fú” tan espectacular, sin embargo me aburrí con Matrix recargada, porque realmente estaba recargada de barroquismo insensato, y por último la Matrix revolucionaria me dejó así como con la boca abierta y cara de lelo preguntándome: ¿será posible?
Y me pregunto: ¿por qué rayos no disfruto de una(s) película(s) que tiene una estética visual impecable, unos FX de lujo, y unas actrices de toma pan y moja (los actores también, pero de momento no me van)? Pues va a ser por eso.
Los bombones me encantan y las bonitas cajas y envoltorios son estéticamente impecables y te entran por los ojos. El problema está cuando abres el envoltorio y te rompes un diente al morder una piedra.
Ese es el dilema, que diría aquel, que todo es envoltorio, oropel y preciosismo, porque cuando abres la caja lo que te encuentras es un ladrillo.
Estamos viajando, y me temo que sin vuelta atrás, hacia el mundo “fashion” de lo bonito de la muerte. Todo es estética: los cuerpos de gimnasio y pastillas, los muebles de diseño vanguardista, las casas con balcones orientados al suroeste, los electrodomésticos con colores preciosos que hacen juego con las cortinas, los programas de televisión con unas azafatas que seguro que son androides o los políticos que cuidan sobre todo las formas.
Opino que las formas son importantes, que duda cabe, pero ¿de que vale un cuerpo 10, si eres un cabrón, o cabrona? Si no te puedes sentar en una silla cómodamente ¿para que compras la misma por mucho diseño que tenga? ¿De que sirve una casa muy bonita, pero mal hecha y sin accesos decentes? Y tu cocina rosa ¿puedes cocinar en ella? Cuando comes en un burguer multinacional ¿por qué te envuelven la hamburguesa en una caja de colorines y te dan las figuritas de Disney? Es de suponer que para que no degustes la bazofia que te ofrecen. Por no hablar de los políticos que si que cuidan la estética, no todos porque hay algunos que ni eso, pero olvidan la ética.
Creo sinceramente que la estética está acabando con el contenido, y en el caso de la ciencia ficción es una vieja polémica entre los estudiosos y fans – la forma contra fondo-, de casi todo lo que nos rodea. Anuncios, películas, objetos, todo se vende o se promociona en función de su preciosismo y no por su función o interés real. Recuerdo el anuncio patético de un cretino que deja sonar su estúpido móvil en un ascensor hasta que la pasajera que va al lado lo mira. Entonces, y sólo entonces, lo descuelga. En este caso no se está vendiendo un móvil por lo que es, un trasto para hablar, sino por lo bonito que suena la polifónica melodía, con lo que estamos tergiversando el mensaje.
Y la verdad no lo entiendo.
Pero volviendo a Matriz (esta vez le doy gusto al Word), sólo apuntar que como producto de consumo funciona perfectamente, y así como la primera tenía ciertas ideas interesantes, aunque no originales, sus continuaciones divagan en el limbo del comercialismo mas salvaje.
De momento dudo en ver el señor de los anillos, por lo que pueda pasar, aunque aquí partamos de una historia ya escrita y cerrada. Pero… dudo, dudo.
© Alfonso Merelo
4 comentarios
severino -
Alfonso -
Seguro que picaré, mas que nada para poner verde al director y los actores.
Salud
mp -
Juaki -
Salú, niño.