Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia
Esta tarde he paseado por Huelva haciendo tiempo para recoger a mi hijo de clase. Huelva a las seis de la tarde era hoy una ciudad extrañamente tranquila. Un viento frío recorría las calles mientras que caminaba pensando en los acontecimientos del día. Me fije en las gentes. Estaban extrañamente serias, silenciosas, sin el bullicio habitual. No había ningun rasgo extraordinario, inusual; sin embargo parecía flotar en el ambiente una sensación de tristeza. Las conversaciones parecían desarrollarse en tonos msa bajos de los habitulaes. Incluso la pareja de adolescentes que me cruce se besaba en silencio, mirándose a los ojos, sin sonreir, como compartiendo algo íntimo sin demasiada alegría.
Los niños jugaban, claro, pero jugaban despacio, tranquilos como no queriendo molestar. Los automóviles circulaban pero tambien sin prisa, sin la urgencia que siempre nos acompañan y extrañamente sin ruido.
Me he sorprendido al observar estos detalles inconexos llegando a la conclusión de que la ciudad entera lloraba, a su manera, a los maridos, esposas, hijos, nietos o amigos desconocidos que nos habían dejado esta mañana.
Nos han dejado a todos y nos han dejado con el corazón sobrecogido. Con la brutalidad de la sorpresa y la ruindad de la incomprensión. Se han ido sin saber por qué, sin merecerlo. Tal vez muchos de ellos gritaron "no a la Guerra". Tal vez muchos de ellos levantaron sus manos blancas al cielo. No lo se. Da lo mismo. Se han perdido para siempre.
Decía Roy Batti al final de Blade Runner:
"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais... Atacar naves más allá del brazo de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhauser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.
Esos momentos se han perdido para doscientas personas esta mañana. Ellos no difrutarán mas con la vida, pero nosostros, nosostros sólo tendremos sus recuerdos.
© Alfonso Merelo 2004
Los niños jugaban, claro, pero jugaban despacio, tranquilos como no queriendo molestar. Los automóviles circulaban pero tambien sin prisa, sin la urgencia que siempre nos acompañan y extrañamente sin ruido.
Me he sorprendido al observar estos detalles inconexos llegando a la conclusión de que la ciudad entera lloraba, a su manera, a los maridos, esposas, hijos, nietos o amigos desconocidos que nos habían dejado esta mañana.
Nos han dejado a todos y nos han dejado con el corazón sobrecogido. Con la brutalidad de la sorpresa y la ruindad de la incomprensión. Se han ido sin saber por qué, sin merecerlo. Tal vez muchos de ellos gritaron "no a la Guerra". Tal vez muchos de ellos levantaron sus manos blancas al cielo. No lo se. Da lo mismo. Se han perdido para siempre.
Decía Roy Batti al final de Blade Runner:
"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais... Atacar naves más allá del brazo de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhauser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.
Esos momentos se han perdido para doscientas personas esta mañana. Ellos no difrutarán mas con la vida, pero nosostros, nosostros sólo tendremos sus recuerdos.
© Alfonso Merelo 2004
4 comentarios
Anónimo -
pokapeski -
Con esos principios y principiantes hay que luchar al terrorismo?
Alfonso -
Que asco.
pokapeski -